El propio sector turístico niega gravedad a su actual situación. Tras años de boom de llegadas internacionales, tras más de un lustro marcando máximos históricos de manera consecutiva, 2018 será el año en que el sector toque techo y en el que se registre la primera caída de la cifra de visitantes extranjeros en una década.
Pero las grandes empresas de la industria turística y también el Gobierno hablan de “normalización” tras un crecimiento acelerado. La ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, ha confirmado este martes que la previsión oficial pasa por cerrar el año con 81,2 millones de turistas internacionales, un 0,8% menos que el récord histórico de casi 82 millones registrado el pasado ejercicio. La anterior caída de llegadas se produjo en 2009.
Según la ministra, los datos del informe trimestral Coyuntur simplemente reflejan "una tendencia de normalización y estabilización de los flujos turísticos" tras años de crecimiento desatado y después de un 2017 “excepcional”, en que los flujos de turistas se dispararon casi un 9%. "Estos son unos datos positivos que mantienen a España en un país receptor de turistas internacionales. Son buenos niveles teniendo en cuenta que el año pasado fue un año excepcional”, ha subrayado Maroto.
La esperada recuperación del Mediterráneo
El descenso de las visitas de viajeros procedentes de las potencias europeas está, según los grandes grupos turísticos continentales, directamente vinculado con la recuperación de destinos rivales como Turquía y Egipto, a los que los turoperadores internacionales han empezado a desviar viajeros europeos tras años de caída por la inestabilidad y la inseguridad.
2017 fue el quinto año consecutivo de España con récord de llegadas de turistas internacionales. El nuevo máximo histórico rozaba los 82 millones de visitantes, lo que colocó a España como segunda mayor potencia turística mundial. Una cota –no sólo, pero también- alimentada durante años por el desvío de millones de turistas por la inestabilidad en algunos destinos rivales del Mediterráneo.
Los problemas de otros fueron en beneficio propio. La inestabilidad política en Egipto y Túnez y los atentados terroristas y la intentona golpista en Turquía provocaron un parón de turismo en países que son rivales directos de España en el negocio del sol y playa.
El boom del turismo español arrancó ya en 2011. El estallido de las revueltas de la Primavera árabe en varios países del norte de África, destinos rivales naturales de España en el negocio del sol y playa, provocó el cambio de destino para centenares de miles de turistas extranjeros que huían de la inestabilidad de la zona.
En 2010 España superaba los 52 millones de turistas extranjeros, saltó hasta los 56,6 millones al año siguiente, a los 57,7 millones en 2012, se superaron los 60 millones por primera vez los 60 millones en 2013, se rozaron los 65 millones en 2014, los 68 millones en 2015, los 75,6 millones en 2016… y así hasta la cota, hasta hace poco impensable, de los 82 millones del pasado año. Este año se superarán los 81 millones, según la previsión del Ejecutivo, lo que colocará 2018 como el segundo mejor año de la historia.
Que los que vengan gasten más
Según los datos del informe Coyuntur, los turistas que vendrán este año serán menos, pero realizarán más gasto. Los visitantes acumularán gastos por 89.440 millones de euros este año, lo que supone un aumento del 2,8%. "Lo más importante a destacar es el incremento de la calidad del turismo teniendo en cuenta en el aumento del gasto de los turistas que visitan nuestro país", ha sentenciado la ministra.
En cualquier caso, ese gasto previsto por el Gobierno no refleja exactamente el dinero que se quedará en España. El Ejecutivo realiza su proyección con la misma metodología que el INE realiza cada mes la Encuesta de Gasto Turístico (Egatur), en la que los turistas encuestados responden cuánto se han gastado en el conjunto del viaje.
En todo el viaje: sin diferenciar el gasto ejecutado en la preparación del mismo en su país de origen o el realizado durante la estancia en España. Si el turista compra un paquete turístico a una agencia de viajes de su país de origen o viaja con una aerolínea extranjera, estos gastos que no revierten directamente en la economía española también quedan incluidos en las cuentas del INE y en la previsión desvelada este martes por la ministra Maroto.
La Encuesta de Gasto Turístico no está diseñada para cuantificar el impacto económico que los viajeros internacionales generan en España. Sirve fundamentalmente para registrar la evolución del gasto de los viajeros, elaborar perfiles de turistas que más gastan, detectar tendencias de cambio en estos perfiles… Nada más.
La diferencia entre lo que gastan y lo que España ingresa
Es la balanza de pagos del Banco de España la única estadística que sirve para cuantificar los ingresos reales que el turismo internacional deja en el país. Es la única que mide las divisas que percibe la economía española por el gasto que realizan los viajeros extranjeros durante su estancia en el país. Una suerte de ingresos de exportaciones por turismo a efectos contables.
Los ingresos reales por turismo, los que efectivamente revierten en la economía de España, siguen creciendo a pesar de la caída de las llegadas. Según los últimos datos del Banco de España, hasta el mes de julio los turistas realizaron gastos en el país por 34.300 millones, un 3,3% más que en el mismo periodo del año anterior.
El año pasado los ingresos por turismo de España ascendieron a 60.156 millones de euros, un 10,1% más que en el año anterior y un nuevo récord histórico. Una cifra que, en principio, desde el sector se confía en que volverá a marcar récord al cierre de 2018.
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