La deuda española se enciende. El interés del bono español a 10 años ha superado este viernes la cota del 1,8%, alcanzando sus niveles más elevados desde marzo de 2017.
Las turbulencias políticas en Italia azuzan desde hace días el nerviosismo en los mercados de deuda, contagiando la inquietud de los inversores a otros mercados periféricos, como el griego, el portugués y el español.
La advertencia realizada este jueves por la Comisión Europea de que las cuentas del Gobierno trasalpino plantean "un desvío fiscal sin precedentes" y deben ser corregidas han confirmado el elevado riesgo de enfrentamiento entre ambos poderes que puede acabar suponiendo una amenaza para la estabilidad de la Eurozona.
El elevado riesgo de enfrentamiento entre Italia y Bruselas azuza los nervios de los inversores
En ese contexto, la prima de riesgo italiana se ha elevado cerca de 35 puntos en los últimos tres días y ya ronda los 330 enteros, unas cifras que empiezan a plasmar la desconfianza de los inversores hacia el país.
Pero si hasta hace apenas unos días las tensiones generadas por estas crisis parecían reducir su impacto a la deuda italiana, ahora sus repercusiones se dejan notar en los países de su entorno y, entre ellos, España muestra el peor desempeño en la última semana.
Desde el inicio de octubre, el interés del bono español a 10 años ha escalado 30 puntos básicos y la prima de riesgo se ha elevado desde el entorno de los 100 puntos hasta rozar los 140 puntos básicos, en un movimiento que parece traslucir una inquietud que va más allá de Italia.
La prima de riesgo española ha escalado 40 puntos en octubre, mientras el mercado muestra dudas sobre los presupuestos
Es cierto que buena parte del repunte del diferencial, y más en concreto el de este viernes, es considerado "básicamente contagio por la subida en Italia después de la carta de la Comisión, más que nada porque estamos viendo pequeñas subidas en otros países también", según observa Ángel Talavera, analista de Oxford Economics.
Pero son varios los analistas que sugieren que no es casualidad que el empeoramiento de la deuda española en los mercados se haya producido en paralelo a la presentación del nuevo plan presupuestario del Gobierno. No en vano, firmas como Alantra consideran que la aprobación de los presupuestos elaborados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez "sería una mala noticia para la economía y los activos financieros españoles".
Esta visión se sustenta en la consideración de que "la combinación de mayores impuestos y gasto social en este punto del ciclo económico podría tener un impacto negativo en el PIB" y que "es poco probable que el entorno general de impuestos más altos y cambios en el marco regulatorio para diferentes sectores incentive a las empresas a intensificar los planes de inversión de capital y la creación de empleo, mientras que, en nuestra opinión, la batería de impuestos en diferentes sectores daña la seguridad jurídica, y esto es una mala noticia".
Malas noticias que llegan en un momento delicado, cuando el Banco Central Europeo (BCE) ya ha iniciado la retirada de sus medidas de apoyo a la economía y los síntomas de desaceleración de la economía española resultan cada vez más evidentes.
¿Una nueva Italia?
Precisamente esta es la cuestión que más inquieta a los analistas. A falta de que se conozca la valoración que hace Bruselas del proyecto presupuestario español, desde Bank of America Merrill Lynch aseguran haber recibido en las últimas semanas constantes llamadas de clientes preguntando si España podría llegar a representan una amenaza a la estabilidad de la Eurozona equiparable a la de Italia.
Desde el banco estadounidense son tajantes al señalar que no. "Aunque algunas de las cifras del proyecto de presupuesto español son dudosas, existe un claro intento de maximizar la flexibilidad dentro de las normas existentes, no es el caso en Italia. Es cierto que la Comisión Europea puede cuestionar algunos de los números, pero cualquier diferencia entre la evaluación de la CE y el actual proyecto de presupuesto estaría dentro de los márgenes de magnitudes limitadas, lo que implica espacio para un compromiso razonable", explican.
Para los analistas de Bank of America, en cambio, el giro en las políticas económicas del Gobierno español resiste mejor la comparación con el que tuvo lugar en Portugal cuando se formó la alianza de izquierdas a finales de 2015 y cuyos resultados son hoy considerados un éxito. Sin embargo, desde la entidad estadounidense advierten de diferencias notables que hacen difícil que los resultados se repitan.
Bank of America advierte de que la desaceleración hace más evidente la debilidad de las finanzas públicas
En cualquier caso, la entidad estadounidense considera que el mayor problema de la economía española se vislumbra en el medio plazo, ante la falta de una consolidación estructural de las finanzas públicas que empieza a hacerse evidente con la incipiente desaceleración.
Por eso, afirman, "es poco probable que una imagen de medio plazo todavía preocupante, junto con un posible fracaso de las reformas estructurales anteriores, haga felices a las agencias de calificación. Como tal, aún mantenemos nuestra opinión de que las calificaciones del soberano han alcanzado su punto máximo durante un tiempo".
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