La clase media se está convirtiendo en una especie de animal mitológico del que todo el mundo habla pero que nadie sabe definir con exactitud. El empeño del Gobierno para defender las subidas de impuestos de sus Presupuestos de 2019 basándose en que estas no afectarán a las clases medias ha reabierto el debate de qué es, y qué no, la clase media.
El concepto empieza a desarrollarse después de la Segunda Guerra Mundial para clasificar "al grupo social con un nivel de renta que le da una seguridad respecto al futuro, con necesidades cubiertas y una capacidad de gasto y de ahorro que le permite, por ejemplo, irse de vacaciones con toda la familia al menos una vez al año", explica Pedro Aznar, profesor de Economía de ESADE.
La subida de impuestos prevista por el Gobierno en los Presupuestos pendientes de aprobación afectarían directamente a las rentas superiores a los 130.000 euros al año, cifra que, según el INE, solo cobra el 0,5% de los contribuyentes españoles (al menos según su declaración). El 96% de españoles ingresa menos de 60.000 euros y el 85%, menos de 30.000.
Hay un cierto consenso en que la clase media, entendida como los tramos centrales de renta, es la que se encuentran entre el 60% y el 150% de la renta mediana española, que representa todavía el 49,4% del total de población. Siendo la renta mediana de unos 14.200 euros en España, todo lo que esté un 40% por debajo de eso o un 150% por encima no sería clase media.
Sin embargo, a la mayoría de los economistas no les gusta reducir el concepto simplemente a la cuantía de la nómina porque hay otros muchos factores que determinan el nivel adquisitivo de una familia media. Para empezar, lo importante no es la renta de un individuo sino los ingresos medios como unidad familiar. Y no es lo mismo un hogar con dos sueldos de 30.000 euros al año que no tienen niños, que una pareja con tres hijos en la que solo hay una nómina de 50.000.
“Depende además de dónde vivas: con los mismos ingresos se puede vivir muy bien Cádiz y con estrecheces en Madrid”, dice Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. “Lo óptimo sería ajustar los ingresos fiscales en función al nivel de vida. El salario mínimo sería óptimo que fuera diferente por región. No es lo mismo ganar 900 euros en un pueblo de Cádiz, que te puede permitir vivir muy bien, que ingresarlos en Madrid donde no te puedes casi ni pagar el alquiler. Pero esperar una reforma así es poco realista”, reconoce.
Tampoco es igual vivir con 25.000 euros en Soria que en Barcelona, por lo que cada vez la distribución por tramos de renta está más cuestionada. Ceñirse solo a los ingresos, además, excluye el patrimonio de la unidad familiar.
Según Rafael Doménech, responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA Research y profesor de Economía en la Universidad de Valencia, "lo verdaderamente útil no es fijarse en un grupo en concreto, sino en toda la distribución de la renta de una sociedad comparando todos los deciles. Con toda la información podemos entender mejor la distribución de riqueza en la sociedad. Si nos preocupamos solo lo que pasa en una parte, perdemos referencia de lo que le pasa al resto".
La renta media en España, según el INE, estaría en torno a los 20.000 euros al año, por lo que otros estudios sitúan la clase media tendría unos ingresos de entre 15.000 y 45.000 euros.
Sin embargo, la cifra redonda tampoco convence a muchos sociólogos. “El umbral es totalmente arbitrario”, afirma Rafael Feito, profesor de Sociología Aplicada de la Universidad Complutense. “Con 40.000 euros puedes pertenecer al 20% de gente con más ingresos, pero los ingresos no explican todo. No es lo mismo ser funcionario que un autónomo. El bedel de mi facultad tiene ingresos más estables que muchos abogados y periodistas. Hay valores más allá de la nómina. El tipo que tiene un bar puede ganar más dinero, pero trabaja 15 horas al día y vive en una autoexplotación. El médico gana lo mismo pero se puede sentir más realizado que el conductor del autobús, la vocación es un elemento fundamental aunque ganas menos y vives mejor”.
Del Seat 600 a la clase aspiracional
En los años 60 y 70 del siglo pasado, por clase media se entendían las familias que podían permitirse comprar una casa, tener un 600, un televisor y veranear en la playa. La clase obrera, sin embargo, no podía permitirse semejantes lujos.
En el siglo XXI, el concepto está cambiando. "La clase media se asociaba al concepto de seguridad, pero en una sociedad tan cambiante cada vez menos familias pueden tener seguridad sobre cuál será su nivel adquisitivo a medio plazo", afirma Aznar.
A medida que avanza la revolución digital de la economía y muchas profesiones corren el riesgo de desaparecer con la robotización, se ha difuminado cada vez más el concepto de seguridad. También ha ido desapareciendo el componente ideológico que asociaba la clase media a una ideología conservadora, frente a la clase obrera tradicionalmente de izquierdas y más contestataria.
“La clase media actualmente es un invento más político que científico”, afirma Feito. “Todo el mundo que no vive bajo un puente y no tiene un avión privado se identifica con esa etiqueta. Cabe el médico y el reponedor de supermercado. Tiene más que ver con el electorado que con criterios reales. ¿Dónde metes pensionistas, amas de casa, jubilados y parados? Hay categorías que carecen de etiquetas mediáticas que se quedan huérfanas de grupo si lo englobamos todo en clase media”.
El concepto clase media tiene una derivada económica y otra sociológica. Incluso psicológica. Y más en una sociedad cambiante. “Al final, la clase media tiene un componente aspiracional”, afirma Pablo Simón, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Carlos III. “Los políticos hablan a la clase media porque es hablar al conjunto de la población, todo el mundo se identifica con ella. Uno sabe cuánto ingresa su hogar, pero no sabe cómo se distribuye la riqueza en la sociedad. La clase media es extremadamente transversal”.
En el imaginario colectivo la clase obrera se imagina con casco, con mono y un botellín de cerveza en la mano. Y las clases pudientes, como en Monopoly, con el puro y la chistera. La clase media no solo sería todo lo demás, sino también el obrero y el banquero que, cuando se les pregunta si se consideran clase media, suelen responder que sí.
“La noción de clase media ya no es informativa porque de tanto usarla se desgastó”, afirma Simón. “Más que enfocar el debate, lo desenfoca. Se insiste mucho en que los más golpeados han sido la clase media, pero no es cierto. La desigualdad aumenta porque se han empobrecido más las clases bajas que perdieron empleo. En la clase media mucho funcionario que ha conservado el empleo”.
Cómo saber quién es clase media sin echar mano de la calculadora
En USA hay una definición que incluye vehículo privado, seguro medico y mandar a los hijos a la universidad. Para Feito, en España este es el tipo de perfil que resulta útil trazar. "Clase media es la gente que pone la calefacción cuando hace frío, se va de vacaciones y tiene nivel educativo medio o medio alto. Maestros, enfermeros, técnicos... También los autónomos serían clase media tradicional".
Desde el punto de vista sociológico, Feito no incluiría a trabajadores manuales como clase media. "Son clase obrera. El trabajador de fábrica, reponedores, el obrero, el vigilante jurado... Nadie se considera clase baja, pero si les preguntas si se autodenominarían clase trabajadora muchos dicen que sí. Depende de cómo se pregunte".
Siguiendo este retrato robot más social, más allá de las rentas, el umbral a partir del cual entraría la clase alta Feito consideraría que son los directivos, los catedráticos, y los profesionales liberales con conocimiento especializado y dificilmente sustituible. El 5% de declarantes que tienen más de 120.000 euros (renta, no propiedades)."El dueño de un bar puede cobrar más que un catedrático pero vivir peor, eso hay que tenerlo en cuenta", apunta.
El indicador de renta, aunque reconoce su utilidad para fijar impuestos, tampoco es el criterio que Aznar defiende para definir clase media: "Si de verdad se trata de hacer un análisis de bienestar de los ciudadanos hay que hacerse preguntas de la vida real: ¿Puedes permitirte que tu hijo haga una extra escolar? ¿Irse a un campamento en verano? Si no puedes, difícilmente serás clase media".
La educación es otro de los factores que tradicionalmente tienen en cuenta los sociólogos pero cuya relevancia ha cambiado a las hora de definir qué es y qué no es la clase media. La educación superior todavía sigue suponiendo un diferencial de bienestar. La tasa de paro es mucho menor en gente con estudios universitarios. Sin embargo, paradójicamente nunca había habido tanto titulado universitario en riesgo de pobreza en España. "Sigue siendo bueno ir a la universidad, porque reduce riesgo de paro, pero no es una garantía. Ir a la universidad no es garantía de acceder a clase media".
En España, hay más de un millón de titulados universitarios están en riesgo de pobreza, según la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES). Son 300.000 personas menos que en 2016, pero sigue siendo una cifra altamente preocupante, según el estudio que . El mismo estudio calcula que 10 millones de personas están en riesgo de pobreza el año pasado en España, el 21,6% de la población.
Los expertos advierten contra la tentación de simplificar los datos. La educación superior todavía sigue suponiendo un diferencial. Ir a la universidad no es garantía de acceder a clase media, pero la tasa de paro es mucho menor en gente con estudios universitarios. “¿El universitario en España tiene más probabilidad de ser pobre? ¿O es que los pobres tienen ahora acceso a la universidad?”, se pregunta Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. “La Universidad no te saca de la pobreza, pero tienes menos probabilidad de ser pobre si tienes una titulación”.
Las clases mutantes
En el informe antes mencionado sobre la pobreza en España, uno de los indicadores incluía la pregunta: ¿Tiene usted otro par de zapatos? "No puede ser clase media quien no lo tenga. Hay que repensar el concepto", afirma Aznar. "Ideas tradicionales asociadas a la clase media como la capacidad e ahorro o de irse de vacaciones siguen siendo útiles, pero hace falta completar el perfil".
Las nuevas dinámicas de desigualdad son más difíciles de definir porque las clases se están difuminando. “Está más en riesgo de pobreza un periodista que trabaja como falso autónomo que tiene estudios universitarios y no llega a los 800 euros el mes que le va bien, que un obrero industrial de la Seat que está sindicado y cobra 1800 al mes”, advierte Simón.
El Estado de bienestar construido en modelos de posguerra se está desmoronando y, con él, las categorías para definir sus grupos de población. "Era muy fácil que mis padres mejoraran su posición de clase porque mis abuelos eran pastores. ¿Voy yo a mejorar la posición relativa de mis padres?", dice este profesor de la Carlos III de 33 años. "Es cuestionable, porque la estructura productiva no ha cambiado lo suficiente para generar ese salto y hay una aparente incapacidad para generar movilidad social".
“La clase media se ha mantenido bastante bien durante la crisis con respecto al 40% de la parte baja de la distribución, que ha sido la más perjudicada con la crisis”, añade Domenech. “Esto en los estudios se ve cuando se analiza cómo ha evolucionado el 50% de la población, han sufrido en la crisis pero han aguantado bastante bien si lo comparamos con las rentas más bajas”.
La clase media, en aumento (global)
Auque la clase media en los países occidentales se siente amenazada, la foto global es diferente. En realidad, en el mundo hay más clase media que nunca. Más de la mitad de la población mundial vive por primera vez en hogares con ingresos suficientes para ser considerada de clase media o alta, según un informe de World Data Lab.
Los hogares que pueden pagar bienes de consumo duraderos como motocicletas, lavadoras y frigoríficos, sin temor a caer en la pobreza (que es uno de los indicadores contemplados por este estudio) revelan que cinco personas en algún lugar del mundo se unen a las filas de la clase media mundial cada segundo. El 90 por ciento de ellos se encuentre en Asia.
El rápido crecimiento de la clase media, tendrá efectos económicos y políticos significativos, a medida que las personas se vuelvan más exigentes con los negocios y los gobiernos. Según explicaba al Financial Times Kristofer Hamel, director de operaciones de World Data Lab, "la clase media es el motor de las economías modernas".
“El gran reto para la clase media en Europa es cómo competir en un mundo cada vez más globalizado y más automatizado, cómo tener habilidades para competir en este mundo nuevo en el que hay más cambios y más incertidumbre”, afirma Miguel Otero Iglesias, investigador principal del Real Instituto Elcano y profesor del IE University. “Necesitas más educación y más formación. Como en toda revolución, en la revolución digital habrá ganadores y perdedores. Y la formación, aunque no es garantía de éxito, sigue siendo la herramienta fundamental para luchar contra la desigualdad y tener más oportunidades".
La mayoría de expertos consultados coinciden en que haría falta actualizar la nomenclatura porque clase media es un cajón de sastre en el que cabe todo y, por tanto, ha dejado de significar nada. Pertenecer a una clase social u otra tiene consecuencias fiscales, pero también sociales. "Las clases manuales tienen una esperanza de vida menor que directivos y sus hijos menos posibilidades de llegar a la universidad", recuerda Feito. "Pertenecer a una clase social influye hasta en la esperanza de vida”.
La clase media, además del nivel de vida, tiene que ver con las aspiraciones que una familia tiene para sus hijos. Si la percepción es que la nueva generación lo tiene más difícil para mantener nivel adquisitivo de los padres de la clase media tradicional, aunque en términos relativos no esté sufriendo tanto como la clase más baja, las familias con ingresos medios se sienten decepcionadas.
¿Entonces va a subirle o no los impuestos el Gobierno a la clase media?
“Una familia de 120.000 euros de ingresos al año de cinco personas no la calificaría de rica. Por ganar 120.000 euros no se es rico automáticamente”, afirma Hidalgo. “En cualquier caso, en términos fiscales es absurdo afirmar que unos Presupuestos Generales no van a repercutir en la clase media, porque si lo que quieres es ingresar vas a tener que necesariamente que pedir dinero a la clase que representa el 80% de ingresos de las arcas públicas". Y añade: "El impuesto al diésel lo va a pagar la clase media porque es la que más coge el coche. La potencia recaudatoria del gobierno solo es factible cuando grave a la clase media, otra cosa es que sea justo o no hacerlo para garantizar una mayor igualdad de oportunidades. Pero a la gente hay que decirle a la gente las cosas como son”.
“La clase media es sinónimo de democracia”, advierte Hidalgo. “Si esta se estrecha puede afectar al sistema, porque es la que lo sostiene. Hasta que no hay una clase media potente un país no desarrolla instituciones democráticas fuertes y si deja de haberla, estas sufren”.
Así que una cosa es la clase media que existe en las estadísticas y otra la que corresponde al imaginario colectivo. Como todo animal mitológico que se precie, hay un interés para quienes viven de él si su identidad se mantenga difusa.
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