El actual escenario de ayudas a la contratación de jóvenes y discapacitados y para la protección a los desempleados podría estar a punto de cambiar, y en pocos días se podría dar también el primer paso en el desmantelamiento de la reforma laboral de 2012.
La desactivación de estos programas no implicará en ningún caso la suspensión de las ayudas concedidas hasta la fecha, pero sí el cierre del grifo para el reconocimiento de nuevos derechos.
Esto se debe a que algunas de las ayudas vigentes para estos colectivos y el contrato de apoyo a emprendedores, la medida 'estrella' de la reforma del mercado de trabajo del PP, contemplan bonificaciones y reducciones en las cuotas sociales que pagan las empresas por contratar a personas, sobre todo jóvenes, en desempleo, supeditadas a que el nivel de paro se mantenga por encima del 15%.
Sin embargo, la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre refleja que la tasa de desempleo cayó en verano hasta el 14,55%.
Así es que, según la normativa vigente, debería producirse una desactivación inminente de hasta seis ayudas públicas, entre incentivos para el empleo joven y de los discapacitados y la protección a parados de larga duración sin recursos. De no ser así, será cuestión de tiempo.
Además, por la misma mecánica se pondrá fin también al contrato de apoyo a emprendedores, lo que de facto supondrá el principio del desmantelamiento de la reforma laboral a la espera de que el Gobierno avance, como se ha propuesto, en la revisión de las modalidades de contratación, la elevación del coste del despido en los contratos temporales, el reempoderamiento del convenio sectorial o el refuerzo de la ultraactividad de los convenios colectivos.
¿Qué hará Trabajo?
No obstante, aunque la Ley dicta que todas estas ayudas decaerán si el paro baja del 15%, el Ministerio de Trabajo tiene la última palabra. ¿Y qué hará? El departamento que dirige Magdalena Valerio ya ha venido preparando el terreno para una eventual bajada de la tasa de paro por debajo de dicho umbral.
Fuentes de Trabajo admiten que ahora se abre un escenario de incertidumbre. De momento, el plan es evaluar las ayudas que decaerían y, en el caso de que fuera "pertinente" mantenerlas activas, se habilitarán "mecanismos" alternativos para hacerlo.
En lo que se refiere al contrato de apoyo a emprendedores, las mismas fuentes dan por hecho a día de hoy que esta figura "decaerá de forma automática" --el Gobierno ya avanzó en julio su intención de derogarlo--, aunque no se cierra la puerta completamente a extender un poco más su vigencia.
No obstante, esta posibilidad es muy limitada, ya que una decisión así entraría en aparente contradicción con el ánimo del Gobierno socialista de derogar la reforma laboral y porque, a la vista de los resultados, el contrato de apoyo a emprendedores no ha resultando especialmente atractivo para las empresas en los últimos años de recuperación económica.
¿Fin del SED?
Uno de programas en liza es el subsidio extraordinario de desempleo (SED), puesto en marcha por el actual Gobierno, para cubrir el ‘agujero’ dejado por el fin de la vigencia del Plan Prepara y del Programa de Activación para el Empleo (PAE) mientras se pacta con los agentes sociales y las comunidades autónomas un nuevo sistema de protección para parados de larga duración sin rentas suficientes llamado a unificar los ahora existentes.
El Gobierno estableció una vigencia de seis meses prorrogables mientras la tasa de paro se mantuviera, una vez más, por encima del 15%. Posteriormente, pactó con Podemos mantenerlo en los Presupuestos para el próximo año. Sin embargo, de momento el cierre de las negociaciones para reordenar las ayudas a desempleados de larga duración no parece inminente, y sí lo parece la reducción de la tasa de paro por debajo del nivel de referencia.
Más aún, todavía no está claro que vaya a haber nuevos Presupuesto para 2019. En principio ese no sería un problema para el SED, que se vería prolongado a caballo de una prórroga de los Presupuestos. Sin embargo, esta prórroga entraría en conflicto, de nuevo, con la disposición que lo supedita a un nivel de desempleo determinado.
Al respecto, Trabajo insiste en que, como ha ocurrido hasta ahora, el Estado cuenta con mecanismos suficientes para que no decaiga la protección de los desempleados de larga duración sin ingresos.
Las ayudas que desaparecerán
Junto a este gran paraguas asistencial se encuentran hasta cinco ayudas de fomento del empleo que podrían tener sus días contados en su actual formulación. Una de ellas es la bonificación en cuota durante un máximo de tres años por la contratación de empleados procedentes de empresas de trabajo temporal empleados a través de la modalidad eventual del primer empleo joven. En este caso, las empresas tienen derecho a una bonificación de 500 euros mensuales en el caso de empleados hombres y de 700 euros en el de mujeres.
El Ministerio de Trabajo también cuenta con reducciones en las cuotas de hasta el 100% que pagan las empresas por emplear a menores de 35 años discapacitados y ayudas asociadas a contratos a tiempo parcial con vinculación formativa.
Puede consultar aquí una guía de ayudas
Fin del contrato de apoyo a emprendedores
Por otro lado, la reforma laboral incluyó el contrato de apoyo a emprendedores para promover el empleo estable en pequeños negocios, que constituyen más del 95% del tejido productivo español. Sin embargo, incluso la patronal CEOE ha criticado su diseño y su eficacia, y eso pese a que beneficia a las empresas que suscriben este tipo de contratos con bonificaciones en las cuotas a la Seguridad Social y con reducciones en la factura fiscal a través del Impuesto de Sociedades.
Ello tuvo un reflejo claro en los Presupuestos de 2018: la reserva económica destinada a sufragar los beneficios fiscales a los que tienen derecho compañías que hacen uso de este contrato quedó reducida para este año a 5,6 millones de euros, una tercera parte de lo previsto en 2017 y una cifra muy inferior a la presupuestada en 2014, de 40,2 millones de euros.
Esto no quiere decir que el uso del contrato de apoyo a emprendedores sea completamente residual, sino que el interés por los beneficios económicos que reporta se limita a menos del 6% de estos contratos. En paralelo, y aunque su uso ha ido en aumento, la incidencia de esta modalidad sobre los contratos indefinidos iniciales ha rondado en el último año el 11%.
Consecuencias económicas
En términos económicos la supresión de todos estos incentivos supondrá un cierto alivio para las cuentas de la Seguridad Social y para Hacienda, que implícitamente pierden una porción de recaudación en cada contrato bonificado y cada reducción en cuota.
Cabe la duda de si, pese a que la tasa de paro se sitúa por debajo del 15%, es pronto para desmantelar ayudas al empleo a la vista de que tanto la economía como el mercado de trabajo se están desacelerando.
No obstante, ese nivel de desempleo se estableció como el Rubicón que separaba la crisis de la recuperación del empleo y, en ese sentido, el Gobierno sostiene que la actual desaceleración es un reflejo de que el ciclo expansivo está llegando a su punto máximo de madurez y España se adentra en otro de normalización y estabilidad.
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