Airbnb se ha convertido gigante del alquiler turístico mundial. En España es, con mucho, la mayor plataforma de intermediación online entre dueños de pisos y turistas (a ambos les cobra una comisión) durante los años del boom del turismo. Sin embargo, de cara a la Agencia Tributaria española Airbnb no es más que una empresa mediana.
Con más de 200.000 alojamientos en España y con más de 5,5 millones de huéspedes alojados anualmente en ellos, el gran negocio de Airbnb es el cobro de comisiones por el alquiler de esas viviendas. La compañía cobra al propietario del piso turístico una comisión del 3% del importe del alquiler y a los inquilinos les aplica otra comisión de entre el 6% y el 15% en función de la duración de la estancia.
La compañía sólo declara un beneficio de 213.970 euros en un año de récord del turismo
Pero la Hacienda de España no ve nada del enorme negocio, porque la compañía traslada esos ingresos a su matriz central para Europa, con sede en Irlanda, donde se beneficia de las ventajas fiscales que el país ofrece a las multinacionales. Airbnb sólo tiene en España una filial que se encarga de realizar labores de marketing y publicidad para la matriz irlandesa y para la corporación global. Airbnb Marketing Services SL, con sede en Barcelona, no tiene a efectos fiscales ninguna actividad relacionada con el alquiler turístico.
Según las cuentas correspondientes a 2017 que la filial española ha depositado en el Registro Mercantil, Airbnb obtuvo un beneficio neto el pasado año de 213.969 euros, un 56% más que en el año anterior. La compañía declaró unos ingresos de 4,59 millones de euros, también un 56% más tras la absorción y la consolidación de los ingresos de Trip4real. La gran mayoría de esa facturación, no obstante, procede de los servicios de marketing prestados a su matriz irlandesa Airbnb Holding LLC.
La aportación directa de la filial local de Airbnb a las arcas públicas españolas se limita, según la memoria de resultados, al pago de 72.152 euros en concepto de Impuesto de Sociedades en el ejercicio 2017. Una discreta factura fiscal fruto de una estructura societaria que le permite trasladar el grueso de los ingresos reales del grupo a otro país. Una estrategia de optimización fiscal que una de las razones que esgrime el propio Ministerio de Hacienda para crear ya la denominada tasa Google para gravar determinados servicios digitales y hacer que los gigantes tecnológicos tributen allá dónde operan.
La 'tasa Google', contra los trucos fiscales
El nuevo impuesto que pretende crear al Gobierno –sin esperar a que haya consenso para implantarlo en toda la Unión Europea- tendrán que pagarlo las empresas con ingresos anuales totales mundiales de al menos 750 millones de euros y con ingresos en España que superen los 3 millones de euros.
El objetivo del Ministerio de Hacienda precisamente es sortear los trucos de las grandes compañías para concentrar en países con ventajas fiscales la mayor parte de sus ingresos. Así que dará igual que los ingresos que declare la filial española de un gigante tecnológico sean inferiores a 3 millones de euros: si el importe real de los ingresos por intermediación online supera esos 3 millones, tendrá que pagar la tasa, según aclaran fuentes ministeriales.
El impuesto gravará al tipo del 3% los servicios de publicidad e intermediación online y la venta de datos generados a partir de información proporcionada por el usuario. La previsión del Gobierno es que la recaudación de la conocida popularmente como tasa Google se eleve hasta los 1.200 millones de euros el próximo año.
Airbnb, agencia de publicidad
Según las cuentas anuales de la compañía española, su objeto social “se limita a prestar servicios de marketing y de objetivos de mercado”. De hecho, para dejar claro que la labor de la filial española es puramente la de ayudar en labores publicitarias, en enero de 2015 el grupo cambió la denominación de la empresa para dejar claro su labor.
Desde que Airbnb se instaló en España hace seis años ha pagado 366.650 euros por impuesto de sociedades
La redenominación social se hizo “para evitar generar confusión en el mercado en relación con el objeto social y actividad de la compañía, que no está relacionada con la gestión de plataformas ni con la prestación de servicios online, sino, única y exclusivamente, con la prestación de servicios de marketing y análisis de mercados”, subraya el grupo en su memoria.
Con esta estructura societaria, la compañía ha conseguido trasladar los ingresos millonarios obtenidos por las comisiones del alquiler de viviendas durante los años del boom del turismo en España. Desde que en 2012 Airbnb constituyó su filial en España y hasta el pasado año, la compañía sólo ha declarado beneficios netos por 733.300 euros acumulados durante seis años y el importe abonado a la Agencia Tributaria por impuesto de sociedades durante este sexenio fue de 366.650 euros.
"Airbnb cumple con la regulación y paga todos los impuestos correspondientes en los lugares donde opera. La oficina en España ofrece servicios de marketing y paga todos los impuestos aplicables, incluido el IVA", sostiene un portavoz oficial de la plataforma. "El modelo de Airbnb es único, ya que facilita que la mayor parte de los ingresos vayan a parar a las personas y comunidades locales, que ya están sujetas a impuestos locales y tributan localmente. Este modelo hace que Airbnb sea fundamentalmente diferente de las compañías que extraen grandes sumas de dinero de los lugares donde hacen operan”.
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