Pepsi, 76; Coca-Cola, 26. Este dispar tanteo, que hace referencia a la subida en puntos porcentuales de los dos gigantes internacionales de los refrescos en los cinco años que separan el inicio de 2013 y el cierre de 2017, muestra de forma elocuente la visión más favorable que ha tenido el mercado durante años del negocio de Pepsi. Este mejor desempeño le ha permitido, incluso, albergar la esperanza de destronar a su rival como la empresa más valiosa del sector. Sin embargo, parece que el sorpasso tendrá que esperar.
Coca-Cola ha logrado agrandar en los últimos meses la distancia que mantiene con Pepsi, que ronda ya los 40.000 millones de dólares (algo más de 35.000 millones de euros). Lo ha hecho, eso sí, sin grandes alardes. Con unas ganancias en lo que va de año que apenas superan el 3%, pero que mejoran de forma notoria el 6% de pérdidas que registra su rival.
Lo cierto es que ni uno ni otro ha logrado en los últimos tiempos hacerlo mejor que la media del mercado -desde el cierre de 2012, el S&P acumula ganancias superiores al 86%-, demostrando que el negocio de las bebidas gaseosas no se encuentra hoy por hoy entre los más prometedores a ojos de los inversores. Las nuevas tendencias de consumo están alejando cada vez más a los consumidores de unos productos considerados poco saludables por sus elevadas cantidades de azúcar.
En un entorno difícil para las bebidas azucaradas, Pepsi se ha beneficiado durante años de su mayor diversificación
En esa tesitura, ambas compañías se han visto forzadas a buscar alternativas para diversificar su negocio, incrementando su cartera de bebidas hacia productos más acordes a los gustos actuales e incluso reforzando áreas ajenas al negocio de las bebidas. Y en esta carrera, Pepsico ha llevado durante años la delantera a Coca-Cola: no en vano, el grupo controla desde la década de 1960 la marca Frito-Lay (dueña de productos populares como los Fritos, los Cheetos, los Doritos o las Lay's) y, a inicios, del presente siglo selló la adquisición de la compañía de alimentación Quaker Oats, que además de proporcionar una división de cereales y aperitivos permitía al fabricante de refrescos introducirse en el mundillo de las bebidas isotónicas a través de Gatorade.
Mientras tanto, Coca-Cola también ha ido dando pasos hacia la diversificación de su negocio, pero durante mucho tiempo se ha mostrado menos ágil que su rival y muy apegado a sus emblemáticas marcas de refrescos Coca-Cola, Fanta o Sprite, no en vano siguen siendo la parte esencial de su negocio.
Pero la realidad del mercado, con el paulatino descenso del negocio de los refrescos azucarados, ha hecho inevitable un rediseño de estrategias y desde la llegada de su consejero delegado James Quincey la compañía ha acelerado su transformación, añadiendo a su cartera de productos un creciente número de bebidas bajas en azúcares, dietéticas, aguas vitaminadas y hasta cafés, lo que se plasmó, por ejemplo, el pasado agosto en la compra por 5.000 millones de dólares de la cadena de cafeterías Costa o su entrada poco después en el capital de la empresa de bebidas deportivas BodyArmor.
El interés por la diversificación del negocio ha llevado incluso a especular con la posibilidad de que Coca-Cola se introduzca a corto plazo en el negocio de las bebidas elaboradas a base de marihuana, aunque por el momento Quincey ha desechado esta posibilidad.
En cualquier caso, los números empiezan a plasmar que lo hecho hasta el momento ha insuflado un nuevo impulso al negocio del grupo. Así parece reflejarse en los resultados que Coca-Cola ha hecho públicos este jueves. La compañía registró en el tercer trimestre del año un crecimiento de sus ventas del 6%, favorecidas tanto por el crecimiento de los volúmenes (4%) como de los precios (2%).
El negocio de bebidas de agua y las versiones de Coca-Cola bajas en azúcar han impulsado los resultados del grupo
Estas cifras, que representan el mayor crecimiento orgánico de la compañía en un tercer trimestre desde, al menos, 2011, han estado conducidas por la buena evolución de las ventas de las bebidas de agua vitaminada y los refrescos bajos en azúcar como sus marcas Coca-Cola Zero y Diet Coke, de las que recientemente ha lanzado diferentes formatos y bebidas (jengibre o limón, por ejemplo) y que han registrado en el trimestre avances de doble dígito. Las cifras superan con creces el crecimiento del 4,9% que registró Pepsi en este mismo periodo.
"Estamos impresionados con la capacidad de Coca-Cola para ofrecer una línea superior de la cuenta de resultados sólida y equilibrada, lo que sugiere que su reorganización y transformación de la cartera" está dando sus frutos, señalaba Bonnie Herzog, analista de Wells Fargo, en declaraciones citadas por CNBC.
Los inversores también daban su veredicto a favor de las cifras presentadas por el gigante de las bebidas refrescantes, que sumaba a media sesión cerca de 1,5%. De este modo, el grupo con sede en Atlanta estira una buena racha reciente que le ha llevado a rozar nuevamente los 200.000 millones de dólares de capitalización (unos 176.000 millones de euros), una cifra casi equivalente al valor de las tres mayores compañías de la bolsa española -Inditex, Santander e Iberdrola- juntas.
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