Un total de 23.845 personas mayores de 65 años vendieron una vivienda u otro elemento patrimonial como fondos de inversión o fondos en una renta vitalicia asegurada hasta el pasado mes de septiembre, según datos de la patronal de las aseguradoras Unespa. Esto es lo mismo que decir que se deshicieron de parte de su patrimonio para fabricarse una pensión al margen del sistema público de la Seguridad Social.
Y, aunque la cifra total puede parecer reducida en comparación con los datos estratosféricos que presentan otro tipo de productos de seguro, su evolución no pasa desapercibida: los mayores que han decidido dar el paso han aumentado un 70,5% en el último año después de haberse duplicado en el año 2017.
La patronal no cuenta con un desglose por el tipo de patrimonio enajenado para asegurarse una renta de por vida. Sin embargo, todos aquellos que se han decantado por una de estas rentas se han podido beneficiar de las ventajas fiscales que introdujo el Gobierno de Mariano Rajoy en 2015 para incentivar el ahorro privado.
Consciente de la ingente cantidad de recursos que hay invertidos en ‘ladrillo’ y otros elementos patrimoniales, el anterior ejecutivo optó por hacerlos líquidos cuando ya se atisbaba el creciente problema de las pensiones públicas. Sin embargo, no para recomponer las cuentas de la Seguridad Social, sino para que los ciudadanos pudieran complementar sus pensiones con productos de ahorro privados.
Un ahorro acumulado de 2.127 millones
En la práctica, las personas mayores de 65 años que destinen el dinero logrado con la venta de cualquier elemento patrimonial a una renta vitalicia asegurada tienen como beneficio fiscal la exención de las ganancias patrimoniales obtenidas, con un límite de reinversión de 240.000 euros.
Como consecuencia de la creciente transformación de patrimonio en rentas vitalicias, el volumen de ahorro acumulado que gestionan a día de hoy las aseguradoras alcanza ya los 2.127 millones de euros, un 64,5% más que hace un año.
Con todo, estas rentas se enmarcan en las estadísticas de Unespa junto al resto de lo que se conoce como productos de seguros de ahorro jubilación. El conjunto de todos ellos suman 187.671 millones en ahorros (provisiones técnicas), con lo que la incidencia de estas rentas, aunque creciente, aún es residual.
El filón inmobiliario
Lo relevante de los datos sería entonces que cada vez más personas optan por vender, por ejemplo su casa, para garantizarse una pensión y que el margen de crecimiento es enorme.
Según la VI Encuesta del Instituto BBVA de Pensiones publicada este martes, la mitad de las personas mayores de 60 años que cuenta con una vivienda en España estaría dispuesta a vender, hipotecar o alquilar su inmueble para obtener unos ingresos adicionales durante su jubilación.
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