El Gobierno trata de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019. De momento sólo cuenta con el respaldo de Unidos Podemos para aprobar las cuentas, un apoyo insuficiente y al que se tendrían que sumar más fuerzas parlamentarias para garantizar la continuidad de la legislatura.
Con el PP y Ciudadanos fuera de la ecuación, y con los nacionalistas catalanes asegurando que no darán su respaldo a los presupuestos, el Ejecutivo de Pedro Sánchez puede acabar viéndose forzado a prorrogar las cuentas de este año –ya heredadas del Gobierno de Rajoy- para seguir gobernando.
Una opción, la de prorrogar presupuestos y no contar con otros nuevos, que puede acabar poniendo en peligro algunas de las medidas que el Gobierno socialista cuenta con poder desarrollar el próximo ejercicio, ya que se quedarían sin los fondos necesarios para ejecutarlas. Es el caso del nuevo programa de ayudas para la calefacción para hogares pobres que en principio está previsto desarrollar desde este mismo invierno.
El plan de choque impulsado por el Ministerio para la Transición Ecológica para frenar la subida de la luz y para paliar los efectos del encarecimiento en colectivos vulnerables contemplaba la creación de un nuevo bono social térmico. Un programa de ayudas directas (una suerte de cheque) destinadas a financiar el gasto en energía para calefacción, agua caliente y cocina de hogares pobres.
Según consta en el propio real decreto con el que se aprobó el nuevo bono social, el reparto de las ayudas y su cuantía depende de que haya cada año una partida en los PGE reservada para ello. “El otorgamiento de las ayudas estará condicionado a la existencia de disponibilidad presupuestaria y, en todo caso, sujeto al límite de disponibilidad presupuestaria fijado en cada año en la Ley de Presupuestos Generales del Estado para este concepto”, se establece en la memoria económica de la norma.
Si no hay nuevos presupuestos para 2019, en principio, el programa de ayudas quedaría en el aire al estar condicionado a la disponibilidad presupuestaria para financiarlo. Sin embargo, el Gobierno busca fórmulas presupuestarias alternativas para poder lanzar un programa de ayuda a colectivos vulnerables que considera necesario, incluso sin nuevas cuentas para el próximo año.
En principio, la opción más sencilla para salvar el programa e iniciar el reparto de ayudas pasaría por financiarlo con partidas ociosas o no ejecutadas del actual presupuesto. El nuevo bono social térmico no cuenta con un previsión de gasto cerrada, pero previsiblemente se situará en el entorno de los 100 millones de euros anuales. El importe final está condicionado al número de beneficiarios que lo soliciten, que tienen que estar recibiendo también el bono social de electricidad a fecha de 31 de diciembre.
La cuantía de la ayuda para calefacción que recibirán cada uno de los hogares dependerá de su grado de vulnerabilidad, de la zona climática es que esté situada la vivienda y del número total de beneficiarios apuntados. La ayuda mínima será de 25 euros para un hogar vulnerable situado en una zona con un clima suave, y el máximo para un hogar con vulnerabilidad severa y ubicado en la peor de la zonas climáticas puede oscilar entre los 130 y los 320 euros en función del número total de consumidores que perciban el cheque.
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