El presidente de la CEOE saliente, Juan Rosell, se ha despedido este miércoles ante la Asamblea de la Confederación con un discurso conciliador antes de que la Asamblea General de la organización haya nombrado como sustituto a Antonio Garamendi por aclamación.
En su intervención, Rosell no ha perdido la oportunidad, con todo, para deslizar una serie de mensajes para defender su gestión y su papel como cabeza visible de la patronal, un rol ocasiones muy criticado a nivel interno con motivo, por ejemplo, de su posicionamiento ante el desafío catalanista.
Tras recordar sus inicios, de la mano del ex presidente de la CEOE Carlos Ferrer Salat, Rosell ha asegurado que le ha tocado ejercer de patrón de patronos en unos años difíciles, en los que la organización "venía de un grave deterioro reputacional", tras la gestión de Gerardo Díaz Ferrán.
Según Rosell, en ese tránsito se ha introducido mayor transparencia, frente a las "ridículas auditorías" de otros tiempos, y se ha llevado a cabo un reestructuración de la CEOE en la que se han invertido 12 millones de euros, que dejan a la organización con un capital de 21 millones de euros.
Sin embargo, el climax de su discurso se ha producido cuando se ha defendido de los "ataques" sufridos. "He tratado, a veces lo he conseguido y otras no, de ser prudente pero rotundo, sumar al máximo y restar poco; no me gusta improvisar más cuando represento a una organización y no hablo en mi nombre; no he querido ser víctima de mis palabras, pero incluso cuando no las he dicho han empezado los ataques", ha dicho, para añadir que "cuando se habla en nombre de todos hay que extremar la prudencia".
Todas esas palabras parecían hacer referencia a las criticas que le arreciaron cuando, en opinión de ciertos sectores de la patronal, mantuvo una cierta tibieza en su posición ante el desafío catalanista.
No así Garamendi, el primer vasco en presidir la patronal, que se ha mostrado más rotundo estos meses desde su posición como máximo representante de Cepyme.
La necesaria reforma de la administración
Por otro lado, en lo que tiene que ver con el papel de la CEOE en el diálogo social, Rosell ha asegurado que su papel negociador ha llegado hasta donde las contrapartes le han dejado; y acto seguido ha asegurado que se ha encontrado con "administraciones muy cerradas en sí mismas".
Por ello, ha dicho que la reforma de las administraciones es "el gran tema pendiente", aunque ha admitido que "no es un mal español, sino europeo".
Finalmente, Rosell ha tenido palabras de amistad para con Garamendi al que ha deseado muchos éxitos y "que no le pongan trabas por el camino".
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