La llegada de Antonio Garamendi a la presidencia de la CEOE ha insuflado ilusión en el seno de la organización. Su nombramiento por aclamación, los aplausos continuados durante su discurso de toma de posesión, apasionado como a él mismo se le describe, todo hacía pensar que la llegada de este viejo activo de la casa se interpreta como aire fresco.
Sin embargo, esta armonía se pondrá a prueba dentro de poco. Garamendi, el gran defensor de las pequeñas y medianas empresas, con ojos y cara como suele decir, tiene por delante una tarea delicada que, más que corazón, le exigirá mano templada: gestionar la ya inevitable entrada de empresas con nombre propio en los órganos de gobierno de la Confederación.
Es una cuestión que levanta ampollas en buenas parte de las organizaciones sectoriales, que entienden que estas empresas ya están representadas en sus correspondientes patronales, como ya reconocía el propio Juan Rosell a los periodistas en un reciente encuentro de despedida.
Eso y que el proceso se llevará a cabo, pese a quien pese, de forma inminente. Aunque, de momento, algunas de las grandes compañías consultadas aseguran que no tienen especial intención a priori de entrar en la Junta Directiva al margen de su patronal.
Sea como fuere, para algunos es la herencia envenenada que deja Rosell, al que se ha tildado de 'lobbista', característica para muchos impropia del presidente de una Confederación que aúna los intereses, no tanto de empresas, como de organizaciones empresariales.
Y es que el hasta este miércoles patrón de patronos no solo impulsó durante su mandato un importante incremento de las empresas asociadas a CEOE, sino que además, en la última Junta Directiva que presidió, dejó incluso abierto el proceso para dar entrada a estas compañías en los órganos de gobierno de la confederación.
Los ingresos por cuotas de empresas van a más
En poco tiempo, la presencia de empresas en la CEOE ronda las 150, frente a más de 3.000 que se encuentran representadas a través de las organizaciones territoriales y sectoriales. Entre ellas, la gran banca --BBVA, Santander, Bankia, Sabadell, Popular o Caixabank--, o gigantes como Coca-Cola, Aena, Carrefour, El Corte Inglés, Repsol o Endesa.
Y las cuentas señalan el camino. Los presupuestos de CEOE para 2018 reflejaba, sin ir más lejos, un incremento de los ingresos por aportaciones de las empresas asociadas del 6% respecto al cierre de 2017, hasta los algo más de cinco millones de euros, frente a una caída de las cuotas de las organizaciones del 1%, hasta los 5,8 millones. En total, un aumento de los ingresos propios del 2% que se explica por el mayor empuje de las entidades a título individual.
Así es que estas importantes y emblemáticas empresas serían, según un importante miembro de la ejecutiva, algunas de las candidatas naturales a estar alrededor del presidente.
Las pistas de Garamendi
Pero nada de eso se comentaba abiertamente durante en la Asamblea General en la que Garamendi fue aclamado como nuevo presidente. En todo caso, miembros destacados de la patronal admitían en las distancias cortas que es un potro que el empresario vasco tendrá que domar.
Algo de ello dejó entre ver en su discurso. "¿Qué es la CEOE? Casi 3.000 organizaciones empresariales, cientos de miles de empresas; soy de Bilbao pero estoy diciendo las cosas como son. Empresas, grandes, medianas y pequeñas. La mayoría pequeñas, de las que me siento orgulloso de representar, empresas con cara y ojos", relataba.
Hasta ahí se trataba del discurso habitual del quien ha sido presidente de la patronal de la pequeña y mediana empresa Cepyme durante los últimos cuatro año. Pero entonces, se refirió a las grandes empresas, con las que ahora, más que nunca (Garamendi también ha ocupado sillones como consejero en alguna empresa cotizada como Tubos Reunidos) se tendrá que relacionar: "Nosotros representamos a los que pisan las alfombras rojas y a los que no, que son la mayoría...tenemos el honor de pisar la alfombra roja para representar bien a esa gente".
¿Era este un mensaje para frenar las aspiraciones de las grandes empresas? Entre los asistentes, responsables de algunas de estas compañías aseguraban que Garamendi es muy pragmático y que "sabe lo que se cocina", con lo que afrontará un proceso para ordenar esta transición de las empresas asociadas a los órganos de dirección con inteligencia.
El punto de partida de Rosell
Antes de marcharse, Rosell dejó por escrito su propia propuesta. Contando con que la Junta Directiva estará compuesta por el Presidente y un número de vocales no inferior a 200 ni superior a 250 de representantes de organizaciones confederadas en la Asamblea General, establecía cuatro criterios para la conformación de la Junta Directiva, de los que el más polémico era el tercero.
Planteaba reservar hasta 31 representantes, del máximo permitido de la Junta Directiva (250), para que pudieran ser ocupados a lo largo de los cuatro años de mandato por futuras incorporaciones de organizaciones empresariales con cumplan que con el primer criterio, o de aumento de vocalías que pudieran producirse, "o de representantes de empresas asociadas a propuesta del Presidente".
Pero esto es solo un planteamiento más. Las opciones que se barajan a nivel interno son diversas. Desde los que creen que las empresas que accedan a los órganos de Gobierno lo sean como una suerte de consejo asesor, hasta los que se decantan más por que de momento sean meros miembros de la Junta Directiva, pero con un peso menor que las organizaciones.
El delicado asunto del dinero
La voces más críticas temen que la Junta Directiva de la CEOE acabe convirtiéndose en un órgano en el que más presencia tenga quien más paga. Y, en efecto, un significativo representante de la Confederación admitía que a la hora de ordenar todo este proceso, habrá que responder a tres preguntas: ¿Qué empresas entrarán? ¿qué nivel de representatividad tendrán? y ¿cuánto pagarán por ello?
Sin embargo, hay una cuestión espinosa que tiene que ver con el dinero y las cuotas y que también han expresado algunas fuentes consultadas. Y es qué ocurrirá con las patronales cuando cierta empresas, con un importante peso en términos de actividad y empleo en su sector, entren en los órganos de dirección de la patronal. ¿Pagarán la cuota correspondiente a la de la patronal y la de CEOE también? ¿Solo la de CEOE?
Las respuestas puede que ya las tenga en la cabeza Garamendi, quien de momento tiene un mes para dar forma a la ejecutiva de su nueva CEOE.
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