El Gobierno de Pedro Sánchez aún no ha dado el paso, pero prevé hacerlo si los tiempos políticos le acompañan: pretende introducir mayor flexibilidad en la jubilación para conjugar los objetivos aparentemente contrapuestos de rejuvenecer plantillas y alargar en la medida de lo posible las carreras laborales de los actuales trabajadores.
En la hoja de ruta del Ministerio de Trabajo tienen cabida al mismo tiempo. Y es que, por un lado, el Gobierno pretende extender el contrato de relevo unido a jubilaciones parciales en sectores como el del automóvil, en el que las empresas demandan savia nueva en las fábricas sin perder conocimiento por el camino; y, a nivel general, retrasar la jubilación y el reconocimiento de nuevas pensiones, manteniendo a trabajadores en sus puestos y reteniendo así el talento y un importante capital en cotizaciones procedentes de salarios normalmente altos.
¿Pero eso es lo que demanda la sociedad o es lo que más le conviene a la Seguridad Social? Según una encuesta del Instituto Santa Lucía la mitad de los españoles estarían dispuestos a acogerse tanto a una jubilación progresiva mediante un contrato a tiempo parcial como a trabajar tantos años como su salud le permita.
Hasta un 54,1% de los encuestados quisiera seguir en activo el tiempo que considere oportuno, mientras que el 51,4% se jubilaría de forma progresiva.
Sin embargo, no se trata de opiniones generalizadas, sino que están más extendidas entre los jóvenes, las rentas más bajas y aquellos con menores niveles de estudio, lógicamente aquellas personas que necesitarán trabajar más tiempo ante la posibilidad de que sus pensiones sean exiguas.
Por ejemplo, mientras que un 71,3% de los jóvenes hasta 24 años no considera necesario establecer una edad de jubilación de referencia, los que piensan de la misma manera entre los 55 y los 65 años apenas superan el 47%. De mismo modo, entre las clases altas, el 53,2% de los encuestados no le pone fecha de caducidad a su carrera laboral, frente al 58,9% de las clases bajas.
Esto, llevado al terreno de las rentas, tiene una réplica: un 57,1% de opiniones favorables entre aquellos con rentas totales en el hogar de hasta 1.800 euros al mes, y un 53% entre los que ingresan más de 3.000 euros.
Por nivel de formación, los que no tienen más que los estudios básicos opinan en un 56,7% de los casos que no querrán retirarse mientras puedan hacerlo. Y, como ya ocurre, los autónomos son los que más difícil tienen la jubilación: un 71,9% ni siquiera piensa en ella.
La opción de la jubilación parcial
Por otro lado, el Gobierno se encuentra estudiando la reforma del contrato de relevo con jubilación parcial para evitar que suponga un alto coste para la Seguridad Social y lograr que se convierta en una herramienta útil de rejuvenecimiento de plantillas en determinados sectores.
Al respecto, la encuesta del Instituto Santa Lucía refleja que el 51,4% de los españoles considera una buena opción trabajar más años y jubilarse de forma progresiva mediante un contrato a tiempo parcial.
De nuevo, son los jóvenes los que ven con mejores ojos esta posibilidad, con un 54,4% de los casos, aunque en este caso las diferencias por edades no son tan amplias. Como tampoco lo son por clase social o rentas. Ahora bien, entre los encuestados con estudios superiores, un 54,6% se jubilaría parcialmente, frente a un 48,7% de los encuestados con estudios básicos.
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