Los ministros de Economía de la Unión Europea (UE) fueron incapaces de alcanzar hoy la unanimidad necesaria para aprobar una tasa a las grandes empresas digitales que debaten desde hace meses y a la que se oponen países como Irlanda y Suecia, incluso con una nueva propuesta menos ambiciosa en la mesa.
En un primer momento, la Comisión Europea (CE) había planteado un impuesto temporal del 3 % sobre la facturación por ciertos servicios digitales de las compañías de Internet que facturen más de 750 millones de euros en todo el mundo y más de 50 millones en la UE.
El objetivo era paliar la disparidad que existe entre lo que pagan en concepto de impuesto de sociedades estas plataformas digitales (9,5 %) y las empresas tradicionales (23,2 %), mientras se busca una solución global definitiva para gravar estos nuevos modelos económicos en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
El plan de París y Berlín
Sin embargo, ante las dificultades para alcanzar un consenso en diciembre, Francia y Alemania plantearon en la noche del lunes al martes reducir el alcance de la propuesta inicial para que sólo grave la facturación por servicios publicitarios. Se dejan así fuera los servicios de intermediación entre usuarios y la venta de datos de usuarios, informa Efe
En cuanto a la adopción del gravamen, París y Berlín instan a adoptar la directiva "sin retraso y en cualquier caso antes de marzo de 2019 como muy tarde", pero apuntan que ésta sólo entraría en vigor el 1 de enero de 2021 si para entonces no se ha acordado una solución global en la OCDE.
Esta nueva iniciativa francoalemana es la que los Estados miembros debatirán a partir de ahora. "Habrá una adaptación de la propuesta actual y ahora se tomará como base la iniciativa francoalemana. Hubo un apoyo muy amplio de todos los países para trabajar en esa dirección ahora", comentó el ministro austriaco de Finanzas, Hartwig Löger, cuyo país ostenta la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, el organismo que reúne a los Estados miembros.
Durante la rueda de prensa posterior a la reunión de titulares económicos de los Veintiocho celebrada este martes en Bruselas, Löger agregó que espera que en febrero o marzo "como muy tarde" se tome una decisión sobre el impuesto.
Por su parte, el vicepresidente de la Comisión para el Euro, Valdis Dombrovskis, aseguró que desde el Ejecutivo comunitario entienden la iniciativa de París y Berlín como "un esfuerzo para lograr un enfoque común que todos los Estados miembros puedan apoyar." Pese a la reducción del alcance del impuesto, países como Irlanda, Suecia y Finlandia mantuvieron hoy sus reservas ante la tasa, y también Estonia rechazó la propuesta francoalemana.
España, con más "ambición"
Durante una rueda de prensa, la ministra española de Economía, Nadia Calviño, indicó que "la mayoría de los Estados miembros ha pedido tiempo para estudiar" el nuevo proyecto. En el debate público entre los ministros, afirmó que el plan francoalemán no tiene la "ambición" prevista por el Ejecutivo español.
"En cualquier caso, es positivo que estemos debatiendo una armonización mínima y que, por tanto, los países pueden ser más ambiciosos con sus impuestos nacionales, pero tendremos que analizar con cuidado si esta propuesta cumple de forma suficiente los objetivos de garantizar un sistema fiscal justo y eficiente para la economía digital", declaró.
España tiene la intención de aprobar su propio impuesto digital, inspirado en la propuesta inicial del Ejecutivo comunitario, con independencia de que la tasa se apruebe finalmente o no a nivel comunitario. "Claramente, en la reunión he expuesto que el Gobierno de España tiene intención de seguir adelante y de proponer una tasa sobre determinados servicios digitales que tiene un ámbito más amplio que el que se ha planteado esta mañana", dijo la ministra ante la prensa.
Francia y Alemania habían sido los principales impulsores de la medida en la UE, pero durante las últimas semanas Berlín había adoptado una posición más ambigua. El titular galo de Finanzas, Bruno Le Maire, reconoció durante la reunión con sus socios comunitarios que "como con todas las propuestas europeas de compromiso, algunos estarán decepcionados y van a decir que no es suficiente".
"Puedo comprenderlo, puesto que si solo hubiera dependido de mí, por supuesto, habría ido más lejos", comentó sobre la nueva propuesta. También advirtió de que "una suma" de impuestos nacionales "podría enviar una señal desastrosa de la unidad europea frente a uno de los mayores desafíos del siglo XXI".
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