Economía

Análisis

Por qué el programa económico de Vox no tiene sentido

Programa económico de VOX

Vox está logrando adeptos a su causa prometiendo una bajada de impuestos radical. Pero su programa económico sigue siendo un gran enigma. ¿Es liberal el nuevo partido que ha sacado 12 escaños en las elecciones de Andalucía? No lo parece, desde luego, si atendemos a su intención de “proteger el producto español”, como proponía su líder Santi Abascal en una entrevista de OK Diario. ¿Es entonces proteccionista a lo Trump  su ideario tipo España primero? También.

En las 100 Medidas para la España Viva Vox hay varias propuestas económicas tan dispares que la única etiqueta en la que se ponen de acuerdo los economistas de diferentes ideologías consultados es que juntas son “irrealizables”.

La varita mágica de la bajada de impuestos

El plato fuerte de Vox es su promesa de bajar los impuestos. Según su programa, propone para los españoles “un tipo único fijo del 20%” hasta los 60.000 euros anuales, y que los que sobrepasen esa cantidad tributen al 30%. Además, propone reducir el tipo general del Impuesto sobre Sociedades al 20%.

“La filosofía que a priori propone Vox en apariencia aspira a reducir el peso del Estado en la economía e introducir mecanismos de aumento de la libertad económica”, analiza Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente y socio de la consultora de Freemarket.

A Bernaldo de Quirós, que también es académico del Cato Institute, una institución de investigación en políticas públicas y director de la Fundación Internacional para la Libertad, no le salen las cuentas cuando analiza las 100 medidas de Vox: “En este país tenemos la manía de creer que las bajadas de impuestos se autofinancian. Como si la curva de Laffer fuera el bálsamo de fierabrás, pero si no acompañas esa bajada de impuestos con una importante reducción del gasto lo único que logras es disparar el déficit. Y en el programa de Vox ese recorte no aparece”.

Según este economista, autor entre otros del ensayo Por una derecha liberal (Deusto, 2015), una cosa son las bajadas tributarias sobre renta de capital, que sí se autofinancian porque aumenta la actividad, “pero la reducción de impuesto de renta y sociedades no se autofinancian. En el mejor de los casos, solo se autofinancian en un tercio”.

Solo por IRPF España recauda unos 77.000 millones de euros y del impuesto de sociedades más de 23.000, según los datos de la Agencia Tributaria de 2017. Si a eso se le suma la caída de financiación que supondría la eliminación total del impuesto de sucesiones, la caída en la recaudación de las cuentas públicas mermaría las cuentas públicas en decenas de miles de euros. “Podrían aumentar el déficit más de 50.000 millones de euros. ¿Y quién te financia eso? ¿Cómo pagas las pensiones y los sueldos de los funcionarios?”, advierte José Carlos Díez, profesor de la Universidad de Alcalá, que fue asesor del PSOE en materia económica.

Que la bajada de impuestos que propone Vox supondría un recorte de recaudación incompatible con mantener el estado de bienestar también lo afirma Manuel Hidalgo, profesor de Economía Aplicada de la universidad Pablo de Olavide de Sevilla:  “Es un programa económico sencillamente irrealizable”. Y se explica: “Es un collage de ideas económicas muy vagas que a priori pueden sonar bien, si se miran una a una hay algunas que hasta aceptaba yo, pero no puede haber debate económico sobre ellas porque son imposibles de compaginar entre sí. Hay guiños a empresarios, como la bajada de impuestos de sociedades y guiños a las clases más humildes, como la bajada del IVA a los productos infantiles”, añade Hidalgo. “Esa rebaja de IVA también la llevaban Podemos y el PSOE en su programa”.

Díez es más tajante en su crítica: “Sin duda, lo más grave de lo que propone Vox es prometer esos miles de millones de euros en bajadas de cotización a la Seguridad Social que ya tiene un agujero de 18.000 millones”, asegura en su análisis. “Eso pondría en riesgo de quiebra al sistema público de pensiones”.

En efecto, el programa de Vox no explica cómo se seguiría pagando el Estad de Bienestar con semejante recorte de ingresos. Solo hay una vaga referencia a la supresión de duplicidades en la administración y eliminación de las autonomías y la eliminación de algunas prestaciones para inmigrantes. Pero tampoco así salen las cuentas. “Si uno dibuja una figura global de lo que plantean es un programa imposible”, sostiene Hidalgo. “No es que sea ni liberal ni proteccionista, es simplemente un programa que no se sostiene”.

Eliminación de las autonomías

El programa de Vox plantea suprimir el estado autonómico. Bueno, en realidad lo que habla eufemísticamente es de “transformar el Estado autonómico en un Estado de Derecho unitario que promueva la igualdad y la solidaridad en vez de los privilegios y la división”.

“La idea de que reducir las autonomías como si fuera una receta mágica de ahorro de costes es un error”, afirma Bernaldo de Quirós. Y añade: “La centralización de la economía no tiene que ver con la reducción del gasto público ni con la eficiencia, es una falacia. Los estados federales suelen tener menores niveles de regulación y gasto publico. Mira EEUU, que es federalismo clásico y mira Francia lo centralizada que está y el tamaño tan grande del Estado que tiene”, explica. “Quitando las autonomías no da ni remotamente para pagar las pensiones, lo que hay que plantear es una reforma del gasto”.

Y añade una reflexión política: “Además, si se impusiera un movimiento centralista, España estalla. La historia de España no es la historia de Francia. No se pueden borrar las peculiaridades de los territorios. Y no va a llevaría siquiera a la reducción del gasto si no lleva otras reformas parejas”.

La crítica que hace el economista liberal la comparte también Díez desde el prisma de la socialdemocracia: “El 70% del gasto de la Comunidad de Madrid es educación y Sanidad y suprimiendo la comunidad autónoma no te ahorras un gasto que compense la reducción de ingresos estructurales”. Y señala, además, que la propuesta de reducir el número de administraciones locales y fusionar ayuntamientos que lleva Vox en el programa tampoco supondría una gran diferencia:  “El 80% de cargos electos en ayuntamientos no cobra nada. El gasto estructural en España es dependencia, pensiones, educación y sanidad. Si quieres reducir los ingresos un 50% tienes que reducir el gasto del Estado de Bienestar, pero de eso Vox no habla”.

Hidalgo está de acuerdo: “Incluso reduciendo el gasto operativo de las administraciones públicas no se ataja el gran gasto. Con ese recorte de impuestos que propone Vox, o se reducen prestaciones o se aumenta el déficit”.

Entre las grandes partidas presupuestarias qué más riesgo correrían si se desploma la recaudación están las pensiones. De ella habla Vox en su programa: apuesta en su programa por un modelo de pensiones mixto “de capitalización y de reparto”. “Pero no está técnicamente elaborado”, apunta Bernaldo de Quirós.

Combinar una parte de gestión pública con otra privada a través de planes de pensiones es algo que ya existe en países de la OCDE, lo que no aclara Vox es hasta qué punto recaería sobre los ciudadanos la responsabilidad del ahorro privado para completar su pensión y cuánto se reduciría la pensión pública, que actualmente en España tiene una tasa de reposición de las más generosas de la UE. ¿Bajaría las pensiones para reducir el gasto público? Tampoco se explica.

En principio, la gran apuesta por la reducción del gasto se confía a la supresión de las autonomías, así como la eliminación de “cargos y organismos duplicados, ideológicos o por cualquier otra razón prescindibles”. Sin embargo, aunque esta reforma del Estado prosperase, dejando de lado el tiempo que llevaría pasar por una reforma de la Constitución y los estatutos de autonomía difícil de imaginar, tampoco esto garantizaría la viabilidad meramente económica del plan de Vox:  “¿Qué harían con el empleo público de las autonomías?”, se pregunta Bernaldo de Quirós. “¿Quieren echar a las decenas de miles de empleados públicos regionales? Para que teóricamente se produjera una reducción de gasto público en las autonomías habría que reducir el empleo. Pero eso podría asustar a sus potenciales votantes y no quieren hablar de ello. Si el único cambio es trasladar ese mismo empleado público a Madrid no cambia nada desde el punto de vista presupuestario. Y así no salen las cuentas por ningún lado”, concluye.

La inmigración

En el programa de Vox, la inmigración aparece fundamentalmente como problema de seguridad, no como fuente de progreso económico. “La inmigración en España de momento no es un problema ni económico ni político ni cultural ni social”, afirma Bernaldo de Quirós, que se declara absolutamente opuesto a restringir el acceso al país por razón de sexo, edad, raza o cultura. “Una cosa es que haya que combatir la inmigración ilegal y las mafias, o no darle el derecho de residencia a alguien con antecedentes penales, pero es injusto e irracional discriminar colectivos por origen cultural”.

El efecto positivo de la  inmigración en la economía española está más que contrastado. Según un informe de la Oficina Económica de La Caixa, el 30% del crecimiento del PIB desde mediados de los 90 y primera década del siglo XXI fue consecuencia de la llegada de inmigrantes, un efecto que escaló hasta el 50% entre los años 2000 y 2005. Y el FMI advierte a España de que para mantener el sistema de la Seguridad Social necesita la llegada de más de cinco millones de inmigrantes hasta 2050.“La inmigración ha rendido elementos positivos netos a la economía española. Condenarla no es inteligente ni racional”, apunta Bernaldo de Quirós. “Otra cosa es que haya que regularla y combatir la inmigración ilegal, pero la receta más eficiente no parece que sea la policial”.

Entre sus propuestas, Vox sugiere la necesidad de proteger a las empresas y los trabajadores españoles frente a los inmigrantes. “Pero no se puede cotizar diferentes en función a si eres español o no y recibir bonificaciones”, aclara Hidalgo. “Es anticonstitucional porque es discriminar por origen o nacionalidad. Y eso no lo permite ni la Constitución que dice que todos soos iguales ante la ley ni la Unión Europea”. ¿Pero qué opina Vox de la UE?

España primero

A diferencia de la líder francesa Marine Le Pen y el italiano Salvini, Abascal no se ha mostrado abiertamente antieuropeo ni pide volver a la peseta, como hace Le Pen con el franco y La Liga con la lira. Tal vez porque España sea uno de los países de la UE donde sus ciudadanos tienen una visión más positiva de la UE desde la adhesión en 1986.

Sin embargo, cuando el líder de Vox asegura en sus entrevistas que “el proteccionismo no tiene que ser malo”, parece olvidar que la protección de las empresas españolas no tiene cabida dentro del mercado común. Tampoco son compatibles con las leyes europeas que compartimos muchas de sus propuestas. “Algunas de las medidas que proponen podrían suponer que España tuviera que salir del euro”, añade José Carlos, aunque eso no lo explican en su programa.

“Vox es teóricamente promercado, pero en política comercial hay confusión”, afirma Bernaldo de Quirós. “No está claro qué propone. Su proteccionismo recuerda al America First de Trump, pero es un esquema obviamente ineficiente y no encaja en el marco de la Unión Europea. Los países no pueden tomar medidas de protección a sus empresas dentro de su UE.

“El programa de Vox es similar en lo económico al de Syriza en Grecia en 2015 y al de Salvini en Italia en la actualidad”, opina Díez. “La diferencia ahora es que sabemos que eso acaba en rescate, subida de la prima de riesgo lo cual eleva el pago de intereses de la deuda pública, que Vox se olvida poner en su programa que es de 1,2 billones de euros”.

Para José Carlos Díez, son evidentes las coincidencias entre Vox y el programa de la extrema izquierda de Syriza y la extrema derecha de Le Pen, “que a la vez que apoya a Vox cuando gana en Andalucía, al otro lado de los Pirineos pretende expulsar a los españoles de Francia y prohibir a las empresas españoles exportar y a las empresas francesas producir en España”.

De Vox a Podemos

Sobre las reformas de la economía productiva tampoco dice nada Vox. Ni aclara su visión sobre los servicios profesionales. ¿Van a liberalizar las farmacias? ¿Están de acuerdo con la reforma laboral o se quedó corta y flexibilizarían más el despido? ¿Y frenarían la subida del salario mínimo? ¿Qué pasa con la ley del suelo? No sabemos.

En realidad lo que hace Vox no es nuevo.  Recuerda a la misma estrategia que utilizó Podemos en sus primeras propuestas económicas cuando la formación morada no tenía más que un manifiesto. Igual que el partido de Pablo Iglesias ganó notoriedad cuando empezaba a darse a conocer hace cuatro años prometiendo medidas imposibles, Santi Abascal está acaparando titulares con su programa económico. Podemos prometía aumentar el gasto público igual que Vox bajar los impuestos. A la postre el resultado, según los expertos consultados, es el mismo: ninguno explica cómo saldrían las cuentas.

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