Hace menos de una década no había ninguna en España, pero ahora funcionan unas 560 gasolineras automáticas. También son conocidas como gasolineras desatendidas e incluso de manera despectiva hay quien las llama gasolineras fantasma. Son apenas el 5% del parque total de estaciones de servicio españolas, que el año pasado alcanzó la cifra récord de 11.495 puntos de venta, pero los planes a corto plazo ya auguran su expansión en el mercado español.
En los últimos años todo el crecimiento del sector en España ha estado ligado la proliferación de gasolineras independientes y de bajo coste (entre ellas las automáticas), mientras que las redes de las grandes petroleras se han estabilizado o incluso reducido su presencia en las carreteras del país.
Ballenoil es el principal grupo de España en el negocio de las gasolineras de bajo coste y automáticas. Abrió su primera estación en Castelldefels, en Barcelona, muy a finales de 2010, y actualmente controla un total de 103 estaciones repartidas en Madrid, Barcelona, Comunidad Valenciana, Andalucía, Castilla-La Mancha y Asturias. La compañía ya ha presentado a los ayuntamientos solicitud de apertura para 37 nuevas gasolineras, pero su estimación dados los plazos burocráticos pasa por sumar el año pasado 20 estaciones, según confirma a El Independiente David Querejeta, socio y director de Expansión de la empresa.
La compañía, integrada en el Grupo Progeral, pretende centrar su expansión principalmente en la Comunidad de Madrid y en Andalucía, pero también se estrenará en Castilla y León con siete nuevos centros repartidos entre León, Valladolid, Palencia, Segovia y Salamanca.
Ballenoil continuará con su crecimiento previsto (el objetivo era llegar a 130 gasolineras en 2020, y empieza a quedársele corto) y lo hará en un momento clave para el sector de la distribución de combustibles porque su futuro quedará marcado por la regulación que prepara el Gobierno de Pedro Sánchez.
¿De gasolineras a electrolineras? No para Ballenoil
El Gobierno quiere que en España sólo se vendan coches eléctricos a partir de 2040. Ése el límite que el Ministerio para la Transición Ecológica plantea en su propuesta inicial de Ley de Cambio Climático para que se dejen de vender cualquier vehículo con emisiones, ya sea de gasolina, gasóleo, gas natural e incluso híbridos.
Para conseguirlo, el Ministerio para la Transición Ecológica quiere que la red de recarga de coches eléctricos empiece a desplegarse por todo el territorio español ya a corto plazo. Las grandes gasolineras tendrán que instalar puntos de recarga eléctrica con una potencia igual o superior a 22 kilovatios (kW) y dispondrán de un plazo de en torno a dos años para tenerlos operativos desde la entrada en vigor de la norma.
Ballenoil pretende continuar su expansión ignorando los planes del Ministerio. La compañía ya había estudiado incluir en sus estaciones puntos de recarga, pero lo descartaron porque no le salían las cuentas: el alto coste de adecuación de sus gasolineras y la falta de desarrollo de la red hacía, según la empresa, que no fuera rentable. Además, la compañía ni siquiera ve hoy por hoy que haya mercado suficiente.
Para la cúpula de Ballenoil las electrolineras urbanas, el segmento en el que se ha especializado el grupo, directamente no tienen sentido. “Actualmente los cargadores más rápidos requieren un tiempo de recarga de entre 15 y 20 minutos. Nadie quiere estar tanto tiempo en una gasolinera urbana. Los coches eléctricos se recargarán en centros comerciales, en las viviendas, en el trabajo..., pero no en una gasolinera. No tiene sentido perder tanto tiempo", apunta Querejeta.
Además, según advierte el ejecutivo, en muchos puntos de España no hay redes con potencia eléctrica suficiente para desarrollar cargas ultrarrápidas, así que los tiempos de recarga se alargarían aún más.
A falta de que se concreten los requisitos oficialmente, en principio Ballenoil se librará de la obligación de instalar puntos de recarga porque sus gasolineras no cumplen el volumen de ventas que plantea el Gobierno. Las estaciones de servicio que actualmente venden más de 10 millones de litros anuales de gasolina y gasóleo tendrán nueve meses para enviar un proyecto de instalación de puntos de recarga al Ministerio y otros doce meses para empezar a prestar el servicio. Y las gasolineras cuyo volumen anual de ventas de carburante esté entre los 5 y los 10 millones de litros tendrán algo más de tiempo: un plazo de 15 meses para presentar el proyecto y un año más para tener operativos los puntos de recarga eléctrica.
En principio, sólo se librarán de la obligación de instalar puntos de recarga aquellas pequeñas gasolineras que vendan menos de 5 millones de litros de combustible. Y no todas, porque en las provincias, ciudad autónoma o islas en las que no exista ninguna estación de servicio que supere esa cota de ventas tendrán la obligación de ofrecer recarga eléctrica aquellas que superen el 10% de las ventas anuales totales en ese territorio. Éstas tendrán 15 meses para enviar el proyecto y doce para tener operativa la instalación eléctrica.
Para Ballenoil, las obligaciones que prepara el Gobierno son sólo un “anuncio que se ha hecho precipitadamente y sin consensuar con nadie”, apunta el director de Expansión de la empresa. “Aún tienen que explicar muchas cosas, como dónde trasladarán los 23.000 millones de euros que se ingresan con impuestos directos de los carburantes o cómo crear una estructura energética que aguante la demanda masiva para cargar los nuevos vehículos”.
En paralelo, Ballenoil pone en cuestión la propia política del Gobierno de obligar a un sector a ejecutar determinadas inversiones. "Nuestra compañía vende combustible, no electricidad. No sé hasta qué punto el Gobierno debe obligar a realizar inversiones. Si el Estado quiere promover una red de recarga de coches eléctricas, que lo pague el Estado", sostiene Querejeta. "Obligar a compañías privadas a entrar en otro negocio no es propio de la libre competencia".
España marcó el año pasado un nuevo récord con 11.495 gasolineras en las carreteras del país, un 2,7% más (más de 1.000 nuevos puntos) que en el ejercicio anterior, según datos de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP). El número de gasolineras siguió creciendo en España, y lo hizo exclusivamente por la apertura de puntos de venta con nuevo formato de bajo coste, que van comiendo terreno a las grandes redes tradicionales.
Mientras que en el mercado español las gasolineras desatendidas representan apenas un 5% del total de puntos de venta, en Dinamarca concentran el 66% del negocio, en Suecia un 61%, en Holanda un 24%, en Bélgica un 19%, en Austria a un 11%, en Francia un 9%… Y aunque en España ya tienen mayor presencia que en Reino Unido (3%), Alemania (4,5%) o Italia (menos de un 1%), las redes de gasolineras automáticas españolas aspiran a ganar peso y equipararse con los países del centro y el norte del continente. La patronal del sector Aesae aspira a que en una década una de cada cinco gasolineras españolas sea automática.
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