Economía

¿Qué carreras universitarias tienen las peores perspectivas laborales?

La universidad es la principal opción de formación para miles de jóvenes, pero en ocasiones no es la mejor: un 15% de los graduados menores de 35 años no tiene empleo

Estudiantes durante una prueba de acceso a la universidad.
Estudiantes durante una prueba de acceso a la universidad. | EFE

El mercado laboral español se ha visto sometido a importantes alteraciones en los últimos años derivadas de la crisis económica o de los nuevos modelos productivos. El viraje hacia la cada vez más imprescindible presencia de la tecnología en prácticamente todos los ámbitos y sectores se ha trasladado también al modo en que nos preparamos para afrontar los nuevos retos que plantea el empleo del futuro.

En este contexto, optar por una carrera universitaria constituye una excelente decisión que, sin embargo, es solo una de las muchas opciones disponibles para acceder a un puesto de trabajo. Los títulos universitarios no hacen sino allanar el camino hacia el éxito profesional, pero la realidad de nuestro país contradice esta afirmación: casi un 15% de los titulados menores de 35 años no tiene empleo.

En un futuro, los matriculados en ámbitos como salud o tecnología serán los que sigan manteniendo las mejores perspectivas laborales. Una seguridad de la que, sin embargo, no podrán presumir los titulados en Historia, Bellas Artes o Geografía, quienes, en muchos casos, "terminan buscando en la formación profesional esa parte práctica que les acerque un poco más a un futuro profesional", una tendencia cada vez más presente, ya que "el 30% de los alumnos de formación profesional proceden de la universidad", señala la Directora General de Formación Profesional y Enseñanzas de Régimen Especial de la Comunidad de Madrid, Guadalupe Bragado.

Casi un 15% de los titulados universitarios menores de 35 años no tiene empleo

Según un estudio elaborado por Randstad Professionals en base a datos recabados del Instituto Nacional de Estadística (INE), el camino hacia el trabajo soñado será especialmente intrincado para los licenciados en Filología Francesa (que encabeza la lista con una tasa de desempleo del 45%), Bellas Artes (40,3%), Historia (38,1%), Historia del Arte (36,2%) y Geografía (33,6%).

Si diferenciamos por género, el índice de paro en función de la carrera elegida presenta importantes diferencias, apareciendo Logopedia, Navegación Marítima o Turismo como las que peores garantías laborales ofrecen para ellos; y Geología o las ingenierías técnicas de Minas o Forestal las que presentan las tasas más deficientes de inserción laboral para ellas.

Nada que ver tienen estos datos con los que ofrecen los grados que previsiblemente contarán con un óptimo futuro laboral. En este grupo tendrán un hueco las tradicionales (como Administración y Dirección de Empresas; Ingeniería Industrial; o Medicina), pero no liderarán el ránking de empleo, unos puestos reservados para las preparaciones más tecnológicas, como Ingeniería robótica; Marketing Digital y SEO o Ingeniería Informática.

Universidad vs. FP

España ocupa las primeras plazas en el top de países comunitarios donde más alta es la tasa de paro entre titulados universitarios. Además, de acuerdo con datos de la EPA recabados por el INE, el 22,4% de los graduados que trabajan activamente lo hacen en puestos en los que no se requiere una formación universitaria, mientras que un 21,4% no cuenta con un empleo estable.

Frente a la universidad, cada vez gana más peso y aceptación la formación profesional, una opción que hace no demasiado tiempo estaba erróneamente vinculada a la salida que tomaban aquellos que académicamente no pueden optar a una preparación superior. Y nada más lejos de la realidad.

Solo en Madrid, hay más de 100.000 alumnos matriculados en cualificaciones de grado medio, un 21% más que hace cuatro años. En ese periodo, se han implantado 39 títulos y se han revisado otros 16 para adaptarlos a las diferentes modalidades de la formación media: dual, tradicional u online.

Además, cada vez es más habitual encontrar a un mayor número de alumnos que utilizan la fórmula universitaria con un paso previo o posterior a formaciones alternativas que aporten otro tipo de experiencias, especialmente en el campo de lo práctico, y que, a día de hoy, la universidad no es capaz de brindarles.

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