Cuando Janet Yellen decidió a finales de 2016 reanudar el proceso de subida de los tipos de interés en Estados Unidos el mundo entero contuvo la respiración. Hacía justo un año que la Reserva Federal de Estados Unidos había anunciado un movimiento similar -el primero tras la crisis financiera y después de varios años de tipos en el 0% y extraordinarios estímulos monetarios- y las turbulencias que azotaron a los mercados en los meses siguientes habían obligado al mayor banco central del mundo a detener aquel intento de iniciar la vuelta a la normalidad.
Aquellos temores, sin embargo, quedaron pronto aparcados, cuando se comprobó que la Fed era capaz de ir subiendo paulatinamente los tipos de interés sin frenar el crecimiento económico del país ni alterar el rumbo alcista de Wall Street. Los augurios de que el QE (el millonario programa de estímulos económicos) era un callejón sin salida por los riesgos que conllevaba su retirada parecía quedar desterrado.
Desde entonces, la institución que desde inicios de 2018 preside Jerome Powell ha elevado el precio del dinero en ocho ocasiones, hasta situarlo en el umbral actual entre el 2,25 y el 2,5%, niveles no vistos desde antes de la quiebra de Lehman Brothers. Y, en paralelo, ha sido capaz de iniciar la reducción de su balance, lo que, en la práctica, significa, retirar mensualmente del sistema varias decenas de millones.
Pero la estabilidad que ha favorecido los pasos recientes de la Fed parece haber saltado por los aires en las últimas semanas, poniendo en cuestión la senda marcada por el banco central estadounidense. Este jueves, mientra los principales índices de Wall Street.
El presidente de la Fed de Dallas anima a tomar una pausa durante los próximos trimestres hasta que se resuelvan las incertidumbres
Sin embargo, esos miedos han vuelto a resurgir en las últimas semanas, a raíz del desplome registrado por el mercado bursátil estadounidense. Este jueves, mientras los principales índices de la Bolsa de Nueva York registraban caídas que llegaban a superar el 2% -aunque posteriormente se moderarían-, el presidente de la Fed de Dallas, Robert Kaplan, señalaba en una entrevista concedida a Bloomberg que el banco central de EEUU debería detener el proceso de subidas de tipos durante, al menos, los dos próximos trimestres, dada la inestabilidad que está afectando al mercado.
"No debemos tomar ninguna otra medida sobre los tipos de interés hasta que estos problemas se resuelvan, para bien o para mal", ha indicado Kaplan, que, aunque actualmente no cuenta con voto en el comité de política monetaria de la Fed, sí pertenece al subcomité encargado de las comunicaciones con los mercados.
Las palabras de Kaplan son solo una muestra más del creciente debate que se ha generado en torno a las decisiones recientes de la Fed. La institución presidida por Powell acordó el pasado 19 de diciembre una nueva subida de los tipos de interés, a pesar del coro de voces que se había manifestado en los días previos en contra de esa decisión, entre la que resaltaba la del propio presidente estadounidense, Donald Trump. El banco central justificó su decisión por la solidez del crecimiento económico en el país y, aunque reconoció algunas crecientes dificultades en los mercados, se mostró convencido de que en 2019 podrá estirar el ciclo de subida de los tipos de interés con otras dos alzas.
El mensaje de Powell no sentó nada bien a los mercados y varios analistas se atrevieron a tacharla de error. Y estas sensaciones no han hecho sino agravarse con los últimos desarrollos. Wall Street selló diciembre con su mayor caída en el último mes del año desde 1931, en plena Gran Depresión. Y las dudas se han extendido en las primeras jornadas del presente ejercicio, entre débiles datos económicos y decepciones empresariales como la provocada por Apple, que este jueves registraba descensos que llegaban a rondar el 9%. En tres meses, el Dow Jones y el S&P 500 ya han visto esfumarse alrededor del 15% de su valor y las pérdidas del Nasdaq 100 superan el 18%.
En la mayor parte de los análisis, el deterioro reciente del panorama económico internacional y, con él, de los mercados financieros se achaca principalmente a cuestiones geopolíticas, como las incertidumbres políticas en Europa, el Brexit y, sobre todo, el impacto de la guerra comercial entre China y Estados Unidos. Pero en ese contexto, son muchos los que creen que el continuo endurecimiento de las condiciones monetarias por parte de la Fed no está haciendo sino agravar la situación.
En los últimos tres meses, Wall Street ha perdido casi un 15% de su valor, mientras que los tipos de los 'treasuries' han caído a mínimos de un año
Actualmente el banco central está retirando unos 50.000 millones de dólares al mes del sistema, mediante la no renovación de parte de los bonos de su cartera que llegan a vencimiento. Esta reducción del dinero disponible no sólo se estaría dejando notar en los mercados financieros, sino también en el comercio mundial, al restar la disponibilidad de una divisa esencial en las transacciones globales, según advierten firmas como Carmignac.
Así y ante las crecientes turbulencias son cada vez más quienes apuestan a que la Fed no podrá llegar muy lejos con el ciclo actual de subidas de tipos, lo que se ha visto plasmado en la evolución en los mercados de los bonos estadounidenses. El interés de los títulos a 10 años -los treasuries- caía este jueves hasta el 2,58%, su nivel más bajo en un año, tras restar casi 66 puntos básicos desde mediados del pasado noviembre. Y esta situación está favoreciendo un aplanamiento de la curva de tipos (las rentabilidades que pagan los distintos bonos en función de su plazo) y aproximando la temida inversión de la curva (que los títulos de plazos más cortos paguen rentabilidades superiores a los de plazos más largo), una anomalía que se considera como señal de una próxima recesión. Actualmente, los títulos a 2 años rentan un 2,42%, solo 16 puntos menos que los de 10 años y por encima de lo que rentan los de 3 o 5 años.
La Fed se reunirá el próximo 30 de enero y aunque nadie cuenta con que la institución anuncie entonces cualquier tipo de movimiento en los tipos de interés el mercado, sin duda, buscará alguna señal por parte de Powell y sus compañeros de si está dispuesto a salir al rescate de los mercados u opta por mantener su rumbo caiga quien caiga.
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