Ryanair crece menos, pero crece. Y lo hace a pesar de los centenares de vuelos y los miles de pasajeros afectados por las varias huelgas secundadas durante el año pasado por pilotos y azafatos en varios países europeos, entre ellos España, para exigir principalmente que se apliquen a la plantilla las leyes laborales de cada país y no sólo la irlandesa.
Ryanair transportó durante el pasado año un total de 139,2 millones de pasajeros, lo que supone un incremento del 8% en relación al ejercicio anterior y que le permite marcar un nuevo récord de viajeros.
La tasa de crecimiento es inferior al 10% que registró en 2017, cuando ya empezó a frenar su expansión tras las cancelaciones masivas de vuelos por la falta de pilotos en la parte final del ejercicio. Un frenazo en esos últimos meses del año que le acabó costando el puesto de mayor aerolínea de Europa por número de pasajeros, desbancada por el Grupo Lufthansa.
Ryanair, además, ha conseguido mejorar sus cifras en 2018 gracias a la aportación de Laudamotion, la aerolínea austriaca de la que controla un 75% del capital desde el pasado agosto. La compañía de bajo coste se suma en sus estadísticas el tráfico registrado por Laudamotion (heredera de la antigua Niki), que ha registrado entre agosto y diciembre cerca de 2,1 millones de viajeros.
Tras un año de conflictos laborales, en algunos países la compañía ya ha sellado la paz con los sindicatos de uno u ambos colectivos; en España la aerolínea inaugura 2019 con tres jornadas de paros convocadas por los tripulantes de cabina para los días 8, 10 y 13 de enero.
Ryanair recortó el pasado octubre su previsión de beneficio anual un 12%, y ha rebajado su objetivo a una horquilla entre los 1.100 y 1.200 millones de euros, frente a la anterior estimación que oscilaba entre los 1.250 y los 1.350 millones para todo el ejercicio.
Una revisión a la baja (profit warning) que la compañía achaca a la caída del tráfico por los paros convocados por azafatos y pilotos, a la rebaja de los precios de sus billetes que ha tenido que hacer para recuperar la confianza de sus clientes por las huelgas (en su segundo trimestre el precio ha caído un 3%, cuando preveía un aumento del 1%); a los costes en indemnizaciones a los clientes por los vuelos cancelados y por los retrasos se han disparado; y también a la subida de los precios del combustible por el alza del petróleo.
La nueva previsión de beneficio implica un descenso de entre el 17% y el 24% en relación al beneficio récord de 1.450 millones alcanzado en el ejercicio anterior (los años fiscales de la aerolínea van del 1 de abril al 31 de marzo de cada año). En la nueva previsión la compañía no se tiene en cuenta las pérdidas extraordinarias de en torno a 150 millones que registrará Laudamotion, la nueva filial del grupo tras adquirir un 75% del capital, y que también acabarán reflejándose en las cuentas anuales.
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