Telefónica, Iberdrola y Naturgy planean emitir en los próximos días varios miles de millones de euros de deuda. En función del tono del mercado y del precio que exijan los inversores, las colocaciones no serán inferiores a entre 750 y 1.000 millones de euros cada una.
Estas tres compañías son las que habitualmente inauguran la temporada de emisiones corporativa en el arranque del año, al igual que Santander y BBVA dan el pistoletazo de salida a la colocación de deuda financiera.
A finales de enero, será Abertis la que probablemente emita títulos por un importe similar -de entre 750 y 1.000 millones- para refinanciar parte del préstamo que firmaron sus nuevos propietarios Atlantia y ACS. Y, si el apetito inversor ayuda, Cepsa se estrenará con su primera emisión, tras un año explorando oportunidades. Como anunció la propia petrolera, su intención es acudir al mercado para refinanciar deuda bancaria y, aunque se marcó como objetivo máximo los 1.000 millones, fuentes conocedoras ven más plausible una emisión de 500 millones.
Telecom Italia, Unicredit y Orange Francia han inaugurado el mercado con bonos por valor de 7.800 millones de euros
Estas operaciones llegan después de que el Tesoro celebrase el pasado 3 de enero su primera subasta de deuda del año, en la que captó un total de 5.037 millones de euros en bonos a medio y largo plazo, incluida una emisión a 15 años ligada a la inflación, las grandes corporaciones exploran el mejor momento para lanzar sus emisiones. La colocación más voluminosa, por 1.997 millones de euros, fue de bonos con vencimiento en 2028, con un tipo marginal de 1,410%, frente al 1,465% de la subasta anterior del mes de diciembre.
Enero es un mes tradicionalmente muy activo en el lado de las operaciones corporativas, porque es cuando planifican sus necesidades financieras para el conjunto del ejercicio y cuando los fondos especializados en la inversión en este tipo de bonos renuevan sus presupuestos.
“Es el patrón habitual de cada enero. Fondos y grandes inversores institucionales tienen el presupuesto intacto y, por tanto, más liquidez para comprar. Si el mercado está bien, como hemos visto en los últimos días, el Tesoro abre veda de la colocación de papel, después grandes bancos y emisores frecuentes”, explica un agente del mercado.
Además, el momento actual de mercado parece propicio para apelar a los inversores. Tras varios meses de notables turbulencias, ante las señales de deterioro de la economía, que han mantenido bajo mínimos la actividad en los mercados de deuda, los inversores parecen haber recobrado la confianza en los primeros compases del año. Las esperanzas de que Estados Unidos y China alcancen próximamente un acuerdo que permita poner fin al enfrentamiento comercial que mantienen desde hace varios trimestres han permitido una suavización de las tensiones.
A esto se añaden los mensajes desde la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), que abren la posibilidad de que se aplacen subidas de tipos adicionales en la mayor economía del mundo, lo que aleja el temor a una escasez de liquidez que podría ser nociva para los mercados y la economía.
Esta mejora del clima inversor puede facilitar la tarea de colocar deuda en los mercados, que muchas empresas tenían planificada desde hace meses y que no han podido ejecutar por la volatilidad reinante. Sin ir más lejos, la propia Abertis se vio obligada recientemente a modificar su estrategia de financiación y firmar un crédito bancario por valor de 1.000 millones, ante las dificultades para captar ese dinero a través de la venta de bonos, como tenía inicialmente previsto.
En los últimos días son varias las empresas europeas que ya se han animado a acudir al mercado para financiarse. Telecom Italia acaba de anunciar una emisión de bonos de 1.250 millones de euros con un cupón de 4,125%. UniCredit SpA también emitió el jueves bonos por 3.000 millones de dólares. Y Orange también ha colocado en las últimas horas títulos con un cupón de entre el 0,50% y el 3,25% por un valor conjunto de 4.000 millones de euros.
Los costes de la deuda corporativa se han incrementado en el último año, ante la confirmación del fin de los estímulos monetarios del Banco Central Europeo (BCE) y la perspectiva de una próxima subida de tipos en la Eurozona. Sin embargo, este repunte se ha frenado recientemente, conforme la ralentización de la economía ha llevado a los inversores a estimar que la institución que preside Mario Draghi no podrá mover el precio del dinero hasta, al menos, la primera mitad de 2020.
Este frenazo en la subida de los costes de la deuda puede suponer, por lo tanto, otro incentivo para que las empresas europeas aprovechen la calma actual del mercado para financiarse a unos precios que pueden resultar más atractivos de los que se puedan obtener en los próximos trimestres si, finalmente, el escenario de subida de tipos comienza a hacer visible en el horizonte.
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