Si se diera a elegir a pie de calle entre un lingote de oro y uno de similares característica de paladio sería difícil dar con una persona que prefiriera quedarse con este último. En la sabiduría popular está muy arraigada la imagen del oro como uno de los productos más valiosos que se puede poseer, lo que lo ha convertido en sinónimo de riquezas. El paladio, en cambio, significa para muchos poco más que un difuso elemento de la tabla periódica.
Serán pocos los que sepan, sin embargo, que ese metal de color blanco plateado es hoy más preciado que el oro. Desde mediados del pasado mes de diciembre, la cotización de la onza (medida equivalente a 28,70 gramos) de paladio en los mercados financieros se sitúa por encima de la del metal áureo y la distancia no ha hecho sino agrandarse. Este jueves, la onza de paladio alcanzaba un precio máximo histórico de 1.343 dólares, casi un 4% superior a los precios actuales del oro.
Esta situación contrasta sobremanera con la que se daba hace apenas dos años, cuando los precios del oro superaban cerca de un 70% los del paladio. Desde entonces, y a pesar de que el oro ha mantenido también una tendencia positiva, el espectacular rendimiento del paladio le ha llevado a situarse como el metal más preciado del mercado. Solo desde el pasado agosto, sus precios se han elevado más de un 46%.
Detrás de esta notable escalada se encuentran los avatares de la industria del motor y, más en concreto, la crisis del diésel. Desde el estallido del escándalo por las emisiones nocivas de los motores diésel, que ha dado lugar a una regulación cada vez más estricta con este tipo de vehículos, son muchos los consumidores que les han dado la espalda, apostando por los coches con motores propulsados por gasolina. Los últimos datos de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) muestran cómo en la Unión Europea, entre 2011 y 2017, el porcentaje de matriculaciones de vehículos diésel ha caído más de 11 puntos, hasta situarse por debajo del 45%. Y en España, en 2018, las ventas de vehículos de gasolina superaron a las de diésel por primera vez en veinte años.
La demanda de paladio para la industria automotriz se ha elevado más de un 13% desde 2015
Todas estas cuestiones están impulsando la demanda de paladio, un elemento muy utilizado en el desarrollo de catalizadores para los vehículos de gasolina. Según datos de la gestora de metales preciosos Johnson Matthey, la demanda de paladio para la industria automotriz se ha elevado más de un 13% desde 2015, hasta alcanzar los 8,6 millones de onzas (según previsiones publicadas el pasado mayo). Este movimiento se ha visto complementado por el descenso en los precios del platino, más empleado en los vehículos diésel, que han experimentado un retroceso del 15% en el último año.
"La demanda está siendo impulsada por un trasvase global desde el diésel a gasolina y vehículos híbridos, que utilizan una mayor cantidad de la materia prima [el paladio] en los catalizadores, debido a preocupaciones ambientales. Las normas de emisiones más estrictas en China y la creciente aversión de los consumidores a los vehículos diésel tras el reciente escándalo de emisiones son factores clave detrás de esta tendencia", explican los analistas de FocusEconomics en su último informe mensual.
Precisamente, la creciente divergencia entre los precios del paladio y el platino ha alimentado algunas especulaciones sobre la posibilidad de que los fabricantes opten por sustituir una por otra, lo que a la postre significaría un golpe a las perspectivas del paladio. Sin embargo, los analistas de ING se muestran escépticos sobre esta posibilidad a corto plazo. "Es poco probable que este sea un proceso rápido, conforme los fabricantes querrán asegurarse de que esta tendencia se mantendrá antes de realizar dicho cambio", señalan.
El banco holandés pronostica que los precios del paladio mantendrán su buena forma en 2019. A ello debe contribuir también la situación por el lado de la oferta y es que el mercado acumula varios años de déficit de suministro. El paladio es un metal relativamente escaso y poco distribuido, siendo Rusia su principal productor, concentrando cerca del 40% del suministro en 2017. "La oferta es escasa, con pronósticos de déficits sustanciales para este año y el próximo, mientras que las tensiones entre Estados Unidos y Rusia crean una posibilidad externa de que Rusia, uno de los principales productores de paladio del mundo, pueda restringir el suministro del metal", sugieren en FocusEconomics.
A todo esto, la creciente legislación contra las emisiones de vehículos en distintas regiones de China es visto como uno de los grandes estímulos para la demanda de paladio en los próximos años, hasta el punto de que podría conducir a crecimientos superiores al 10% en el consumo del metal en los automóviles del gigante asiático, según explica Peter Duncan, responsable de Investigación de Mercado de Johnson Matthey.
Rusia es el principal productor de paladio, con casi un 40% del suministro en 2017
No obstante, también es China epicentro de las principales dudas de los expertos sobre las perspectivas del paladio a medio plazo. Y es que la desaceleración que viene experimentando en los últimos tiempos el gigante asiático ha golpeado de lleno a una industria automotriz que tiene en éste su mercado de mayor crecimiento. En 2018, las ventas de vehículos se redujo en China, en lo que ha supuesto la primera contracción en más de dos décadas. Y desde otras regiones no llegan mejores noticias para el sector.
"La perspectiva de la demanda de platino y paladio se está suavizando a medida que las ventas mundiales de automóviles superan su pico cíclico", observa Carsten Menke, analista de materias primas de Julius Baer, quien subraya que mientras el mercado chino atraviesa su peor momento en tres décadas, en Europa el mercado también ofrece señales de debilidad, lo que deja a Estados Unidos como el único gran mercado que sigue arrojando cifras positivas aunque con escaso margen de crecimiento.
Si a esto se añade la convicción de que detrás de las últimas ganancias del paladio está la mano de los inversores más especuladores, que acuden en busca de ganancias de corto plazo, se entiende que los expertos se muestren escépticos sobre la capacidad del paladio para mantener su tendencia al alza. "El paladio aumenta cada vez más los precios con la esperanza de un estímulo en China, con los riesgos en los precios sesgados al alza. Sin embargo, estos niveles de precios no serían sostenibles a medio y largo plazo", observa Menke.
Según el consenso de analistas, el precio del paladio a cierre de 2019 se situará en torno a los 1.038 dólares por onza, un 23% por debajo de sus niveles actuales y solo Citi y TD Securities auguran niveles superiores a los 1.100 dólares, frente a los más de 1.350 dólares a los que se intercambia hoy el paladio.
Al fin y al cabo, si es el oro el que figura en el imaginario popular como el metal más preciado es porque durante años y años se ha ganado ese prestigio. Probablemente, el paladio necesitará algo más que la crisis del diésel para competirle esa posición. Aunque ya le ha bastado para brillar, aunque sea momentáneamente, por encima del metal áureo en los mercados financieros.
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