Francisco González se jactaba de ser un banquero ético. Tras la fusión del BBV con Argentaria (entidad de la que fue nombrado presidente tras ganar José María Aznar las elecciones en 1996) González puso en conocimiento del Banco de España la existencia de unas cuentas secretas en el banco vasco, radicadas en los paraísos fiscales de Jersey y Liechtenstein, que generaron en el año 2000 unos ingresos extraordinarios y ocultos al fisco de 227 millones de euros. Dichas cuentas escondían, además de mordidas a Hugo Chaves y otros asuntos inconfesables, 22 fondos de pensiones por un valor de 200 millones de euros a nombre de los consejeros que provenían del BBV.
El equilibrio de poder entre las entidades fusionadas quedó desequilibrado a favor de FG (González fue el propietario de una sociedad de valores FG Asesores que vendió en 1996, meses antes de ser nombrado presidente de Argentaria, a la firma Merril Lynch por casi 5 millones de euros). El grupo de Neguri -los consejeros provenientes del BBV- se batió en retirada ante el escándalo de sus fondos de pensiones y la nueva entidad, el segundo banco de España por tamaño, tuvo desde entonces una única cabeza visible.
La segunda gran batalla ética de FG se produjo en Telefónica, empresa de la que el BBVA era accionista de referencia junto a La Caixa. Era la época del boom de internet y de la primera burbuja tecnológica, cuando al frente de la compañía estaba Juan Villalonga, amigo de la infancia de Aznar, que en 2000 revalidó el triunfo del PP, esta vez por mayoría absoluta.
La expulsión de Villalonga
González fue muy crítico con algunas de las operaciones financieras que llevó a cabo Villalonga en Telefónica y con el enriquecimiento de sus ejecutivos. El presidente del BBVA fue uno de los principales impulsores de su salida de la compañía, en la que fue sustituido por César Alierta.
En 2003 FG echó del banco al que, hasta entonces, era jefe de su Servicio de Estudios, el socialista Miguel Sebastián, muy crítico con las medidas económicas de Rodrigo Rato. Una decisión que marcaría en gran medida los acontecimientos que se han conocido esta última semana.
Casi contra todo pronóstico, el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero ganó las elecciones en marzo de 2004 y Sebastián era justamente su hombre de confianza para los asuntos económicos. De hecho, Zapatero quiso nombrarle ministro de Economía, pero éste no aceptó el reto, aunque sí asumió el puesto de responsable de la Oficina Económica de Moncloa, lo que le daba gran influencia por su cercanía al presidente.
FG era visto por el gobierno socialista como "el banquero del PP", así que desde el Ejecutivo se alentó una operación hostil, encabezada por el presidente de Sacyr, Luis del Rivero y diseñada por el abogado Matías Cortés para la toma de control del banco.
Es en ese contexto en el que FG contrató los servicios del comisario José Manuel Villarejo, que trabajaba a tiempo parcial para el Ministerio del Interior y que, a la vez, hacía trabajos de encargo para grandes empresas.
El responsable de seguridad del BBVA era Julio Corrochano, ex comisario que llegó a ser responsable de la Policía Judicial y amigo de Villarejo. La llamada Operación Trampa (así la denominó Villarejo) tenía como fin detener a los invasores, utilizando para ello todos los medios posibles. Se llevaron a cabo más de 4000 pinchazos y se controlaron unas 15.000 llamadas a todos aquellos que podían tener interés en la operación: desde la vicepresidenta del gobierno, María Teresa Fernández de la Vega a Del Rivero, pasando, naturalmente, por el propio Sebastián, cuya vida privada fue minuciosamente radiografiada.
En una conversación grabada, el jefe de seguridad del BBVA le indica cómo tiene que realizar sus informes para que sean del agrado del presidente
Villarejo siguió trabajando para el BBVA, al menos, hasta su entrada en prisión, que se produjo en noviembre de 2017. Según la información publicada por El Independiente, entre 2012 y 2017, el BBVA pagó 5 millones de euros a sus empresas. Lo que se desconoce hasta ahora es cuánto pagó el banco al ex comisario entre 2004 y 2012. La cantidad puede ser llegar a ser escandalosa, a la luz de las tropelías que vienen publicando El Confidencial y Moncloa.com.
A pesar de que el juego sucio se ha venido practicando en el BBVA, que se sepa, al menos, desde 2004, FG ha seguido presumiendo de su compromiso ético. Era una de sus obsesiones (junto a la revolución tecnológica del negocio bancario). En sus encuentros privados con periodistas, su preocupación por la "falta de moral y la corrupción" tanto en las empresas como en la política era parte sustancial y recurrente de su conversación.
En 2003 el consejo de administración del BBVA aprobó el primer Código de Conducta de una entidad financiera en España. Meses después, Villarejo ponía en marcha una operación de espionaje masivo que podría tener componentes delictivos. El Códico de Conducta fue revisado y ampliado en 2015.
Las 'lecciones' del Código Ético
En su carta de presentación del documento (46 páginas de normas estrictas) FG afirma: "En todo momento nuestro comportamiento ha de ser legal, ajustándose a la letra y al espíritu de la Ley, que debemos cumplir sin buscar interpretaciones forzadas para eludirla: además, ha de ser moralmente aceptable y susceptible de ser publicado sin que ello nos genere ninguna incomodidad. Si tenemos dudas razonables de si una conducta cumple estos tres patrones, no la llevemos a cabo ni permitamos que ocurra en el BBVA". Sin comentarios.
De forma inesperada, el pasado mes de diciembre FG anunció que abandonaba la presidencia del BBVA, aunque sigue ejerciendo la presidencia de honor, así como la presidencia de la Fundación del banco. Según ha comunicado la propia entidad, ya presida por Carlos Torres Vila, el asunto de Villarejo ha sido motivo de investigación interna desde el pasado mes de junio. Sería razonable pensar que la salida anticipada de FG ha tenido que ver con dicha investigación interna.
La defensa de FG puede basarse en su desconocimiento sobre las actividades de Villarejo. De hecho, en una entrevista publicada por El País Semanal, González se hace pasar por ignorante: "Me entero cuando aparece la primera noticia hace unos meses".
Lo de enterarse por los periódicos es una vieja y poco efectiva treta. Según han informado fuentes solventes a El Independiente, Corrochano pasaba puntualmente los informes que realizaba Villarejo al presidente de la entidad, como no podía ser de otra forma. La prueba de ello es una conversación grabada por el propio Villarejo en la que su interlocutor, el jefe de seguridad del BBVA, le detalla como tiene que realizar los informes sobre sus actividades para que sean del agrado del presidente. Corrochano le pide a Villarejo que se ahorre "la paja" y vaya al grano y que no recurra a la jerga policíaca.
La Fiscalía Anticorrupción va a poner en marcha en los próximos días una investigación sobre el asunto. La CNMV también está investigando posibles delitos de información confidencial. Algunos de los afectados por la operación de escuchas -como Sebastián- estudian con sus abogados poner en marcha querellas por haber sido espiados sin mandato judicial. Torres Vila y el consejo del BBVA deben tomar cartas en el asunto.
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