Economía

España apuesta por la deuda al más largo plazo para protegerse de la subida de tipos

El Tesoro aprovecha los bajos costes de la deuda para elevar la vida media de su deuda en más de 1,2 años desde 2013, hasta niveles récord

El secretario general del Tesoro Público, Carlos San Basilio. | EFE

Los mercados de deuda europeos se enfrentan a un 2019 de cambios notables. El final del programa de compra de deuda (QE) del Banco Central Europeo (BCE) no solo ha representado la pérdida del que ha sido el actor más determinante de este mercado desde 2015, mediante la inversión de más de 2,5 billones de euros, sino que también supone el primer paso claro en el camino de la normalización de los tipos de interés, tras años en mínimos históricos.

Es cierto que el BCE ha anunciado que no piensa mover el precio del dinero hasta, al menos, el próximo verano. Y también lo es que las recientes dudas sobre la situación económica en la Eurozona han convencido a gran parte del mercado de que la subida de los tipos en la región no se producirá antes de 2020. Sin embargo, el mero acercamiento de ese momento es visto como una razón más que suficiente para apostar porque los costes de la deuda de los países europeos debería ir paulatinamente en ascenso desde sus bajos niveles actuales.

El propio Gobierno de España incluía este lunes en la presentación de su plan presupuestario para 2019 una previsión de rentabilidad para el bono a 10 años del 1,9%, una cifra hasta un 35% superior al 1,4% en que se mueve actualmente esta referencia en el mercado secundario. Y, de hecho, el Ejecutivo prevé que los costes que debe pagar por los intereses de su deuda serán este año prácticamente idénticos a los abonados en 2018, poniendo fin a cinco años consecutivos a la baja.

Con todo, los responsables de las arcas del Estado se muestran tranquilos sobre el impacto que este escenario pueda tener sobre las cuentas públicas. Y una de las claves de su confianza es el alargamiento de la vida media de la deuda española. En 2018, el plazo medio de vencimiento de las letras y bonos del Estado se situó en un máximo histórico de 7,45 años, por encima de los 7,13 años en que se situaba  al cierre del ejercicio anterior.

Este martes, el secretario general del Tesoro Público, Carlos San Basilio afirmaba que este alargamiento de la deuda supone "una protección" ante el escenario de normalización monetaria en la Eurozona. "El alargamiento de la vida media reduce el riesgo de refinanciación de la deuda del Estado y la vulnerabilidad de la carga financiera del Estado ante una posible subida de los tipos de interés", corroboraba la nota de prensa emitida por la institución para explicar la Estrategia de financiación del Tesoro en 2019.

De este modo, los nuevos responsables del organismo público han hecho suya una estrategia que ya se venía desarrollando en los últimos años y que ha permitido elevar el plazo medio de los vencimientos de la deuda nacional en más de 1,2 años, en cinco años consecutivos de incrementos. Los encargados de la financiación del Estado han preferido aprovechar el viento a favor de los tipos en mínimos para asegurarse una financiación asequible al más largo plazo posible, limitando su apelación de la deuda a más corto plazo (las letras), que son más sensibles a los cambios de los tipos de interés.

España fue el país europeo más activo en 2018 en la emisión de deuda en los plazos más largos

Así, en 2018, la emisión neta de letras arrojó una cifra negativa de casi 8.400 millones de euros y para 2019 el Tesoro espera una emisión neta nula (que solo se emita la misma cantidad que se amortiza), frente a los 35.000 millones de euros en que se espera que aumente la circulación de deuda a medio y largo plazo. Si en 2012, en plena crisis de la deuda, las letras suponían un 12,3% del total de la deuda española en circulación, actualmente esa cifra se ha reducido a apenas 7 años.

En cambio, en el último ejercicio, España ha hecho un esfuerzo adicional para financiarse a los plazos más largos de la curva; es decir, colocar deuda con vencimientos a más de 15 años. El porcentaje de emisiones a esos plazos alcanzó en 2018 una cifra récord del 15% y el país se convirtió en el mayor emisor europeo en estos tramos. Desde el Tesoro señalan que todos estos datos permiten situar la financiación de España en magnitudes similares a las de las grandes economías europeas.

El afán por alargar los plazos de la deuda ha sido, en gran medida, responsable de que, por segundo año consecutivo, el interés abonado por el Tesoro por la deuda emitida durante el ejercicio haya experimentado un ligero repunte, hasta el 0,64%. Sin embargo, estos costes siguen situándose muy cerca de mínimos históricos, en niveles que, como señalaba San Basilio, "a los que llevamos ya muchos años en esto nos parecen de ciencia ficción", y además son compatibles con la reducción del coste medio de toda la deuda en circulación, que ha vuelto a marcar un récord a la baja, al caer al 2,39%.

El aumento de los plazos de la deuda ha sido compatible con la reducción de su coste medio a mínimos

Atendiendo a estos datos, San Basilio ha explicado que, aun en un escenario más acelerado de subida de los costes de la deuda emitida durante 2019 habría margen para seguir reduciendo los intereses medios que soporta el Estado. Y es que sería necesario que los costes de 2018 se multiplicaran por más de 3,7 veces el presente año para superar los costes medios del conjunto de la deuda del Estado.

Así, el Tesoro confía en mantener en 2019 los costes de su deuda en descenso. A ello también ayudará que, presumiblemente, el margen para incrementar los plazos de vencimiento se acerca a su final. El plan presupuestario del Gobierno ya anticipaba que la vida de la deuda se situará este año entre 7,4 y 7,8 años, mientras que el Tesoro confirmaba este martes que "no es previsible que se mantenga el ritmo de crecimiento de la vida media de la deuda del Estado en circulación de los últimos años".

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