España vuelve a estar en foco de los inversores en energías renovables. Tras los años de parón total, el año pasado España logró multiplicar por más de siete las inversiones en proyectos de energías limpias, hasta alcanzar los 7.800 millones de dólares (unos 6.840 millones de euros), frente a los apenas 1.100 millones que se registraron en 2017, según los últimos datos de Bloomberg NEF.
España dispara las inversiones de regresar a las potencias del top ten global, que abandonó hace años, y entrar directamente al podio de los países europeas con mayor esfuerzo inversor, sólo por detrás de Alemania (10.500 millones de dólares) y de Francia (10.400 millones de dólares). España, no obstante, es con diferencia el país europeo que más crece en inversiones en renovables el año pasado.
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Las inversiones en renovables en todo el mundo alcanzaron el año pasado los 332.100 millones de dólares, un 8% menos que en el año anterior. Un descenso que se debe muy especialmente a la caída registrada por los nuevos proyectos en China, que sigue siendo muy holgadamente el país que lidera el ranking mundial con 100.100 millones de dólares en inversiones, pero que el año pasado sufrió una caída del 32% por las restricciones impuestas por el Gobierno de Pekín a la percepción de subsidios a los nuevos proyectos.
Del todo a la nada... y a crecer otra vez
España ha pasado de ser uno de los centros mundial de instalación de nuevas renovables a una sequía prácticamente total desde 2012, y ahora a volver a ponerse en cabeza de los grandes países en que más crece la inversión en energías verdes. Y todo en menos de una década.
Al calor de las ayudas públicas (se alcanzaron los 9.000 millones al año en primas), la España precrisis disparó su parque renovable hasta convertirse en líder global. Pero en la España ya de la crisis hubo un frenazo drástico por el recorte de las ayudas que incluía la reforma eléctrica del Gobierno de Rajoy.
Desde 2012, moratoria mediante, el parón ha sido total en la expansión de las renovables, hasta que en los dos últimos años el sector ha vuelto a calentarse por la celebración de dos megasubastas de nueva potencia renovable, que se saldaron con la adjudicación de 9.000 nuevos megavatios (MW) que se instalarán hasta 2020 y que venderán su electricidad, en principio, sin ayudas del sistema eléctrico, a precio de mercado.
[infogram id="_/v5D1NWNzSBTDN0A57eV6" prefix="fUW" format="interactive" title="LAS POTENCIAS EN NUEVAS ENERGÍAS VERDES"]
El empujón de las subastas, y el actual desarrollo tecnológico que ha tirado los costes de implantar renovables, han colocado de nuevo a España en el mapa de los inversores en energías limpias. Y empieza a volver a tener un lugar preferencial para los fondos y las compañías que desarrollan instalaciones renovables.
Desde el Ministerio para la Transición Ecológica, que comanda Teresa Ribera, se considera que España está consiguiendo la recuperación de una situación que nunca debió perder. El Gobierno entiende que el contexto regulatorio de los años pasados provocó un parón de la modernización del sector renovable que ha alumbrado un “modelo energético bastante contaminante y caro”, mientras que ahora se apuesta por otro modelo “sostenible y ecológico, que sea más barato y competitivo” para el que es imprescindible expansión de las renovables.
Un plan de 70.000 millones hasta 2030
El Gobierno de Pedro Sánchez se ha propuesto poner a España a la cabeza de Europa en renovables. El Ejecutivo ultima su Plan Nacional de Energía y Clima, en el que se establecerá la hoja de ruta para avanzar en la transición energética y hacia un modelo económico sin emisiones de carbono a largo plazo. Y ese plan pretende ser más que ambicioso.
La nueva Directiva de Energías Renovables pactada por las instituciones de la Unión Europea contempla un objetivo para toda Europa de conseguir que un 32% de la electricidad se produzca con renovables en 2030 (aunque se revisará dentro de cinco años y previsiblemente se elevará). No se establecen objetivos para cada país, y es cada estado miembro el que debe fijar su meta de renovables en ese plazo. España pretende estar entre los países que más contribuyan al objetivo continental. El Gobierno pretende fijar un 35% de renovables para 2035.
Para conseguir ese objetivo, España tendrá que abordar la instalación de nuevas renovables con una potencia de entre 50.000 y 60.000 megavatios (MW) hasta 2030 (a razón de entre 5.000 y 6.000 MW al año) y, según la estimación del Gobierno, la puesta en marcha de este nuevo parque renovable requerirá inversiones de entre 60.000 y 70.000 millones de euros en poco más de una década.
Los planes del Gobierno pasan por convocar entre 2020 y 2030 subastas anuales por un mínimo de 3.000 MW de potencia cada año, la mitad de lo que considera necesario para alcanzar los objetivos verdes del país. Unas subastas que, a falta de concretar su funcionamiento, contendrán algún tipo de respaldo público; no ayudas directas, sino previsiblemente la fijación de un precio mínimo de venta de la electricidad garantizado (muy bajo en relación a la cotización media del mercado mayorista).
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