Norwegian no levanta cabeza. La compañía aérea noruega sufre este martes un nuevo descalabro en bolsa y se hunde en sus niveles más bajos desde 2012.
La aerolínea resta algo más del 10% tras anuncias sus planes para ampliar capital en unos 3.000 millones de coronas noruegas (unos 308 millones de euros) para reforzar un balance duramente golpeado por las pérdidas que arrastra el grupo en los últimos años. Aunque la compañía no publicará sus cuentas del último año hasta el próximo 7 de febrero, ya ha adelantado que el ejercicio se cerró con unas pérdidas operativas en el entorno de los 3.800 millones de coronas noruegas (391 millones de euros).
Este nuevo revés no hace sino agravar la situación de una compañía que ya cerró 2017 con unas pérdidas cercanas a las 300 millones de coronas y que acumula unos niveles de deuda neta que superan los 30.000 millones de coronas (unos 3.200 millones de euros).
Norwegian ha llevado a cabo en los últimos años una ambiciosa y agresiva política de crecimiento que le ha permitido multiplicar su tráfico por cinco en la última década, superando los 37 millones de pasajeros en 2018. Su política de tarifas reducidas aplicadas a rutas de larga distancia ha sido uno de los principales impulsores del crecimiento de la aerolínea y ha puesto en jaque a algunos de sus grandes rivales, como Ryanair.
La aerolínea noruega, que ha perdido un 60% de su valor en 10 meses, deja la puerta abierta a futuras operaciones de fusión
Pero esta política de crecimiento acelerado ha ido acompañada de un deterioro de sus cifras que ha situado a la compañía en una posición delicada, en la que algunas firmas de análisis han llegado a plantear la posibilidad de problemas a medio plazo para continuar sus operaciones.
En este contexto, la aerolínea ha sido objeto de deseo en los últimos tiempos por parte de IAG, el grupo matriz de British Airways, Iberia y Vueling, pero el consejo de Norwegian se ha opuesto a unas propuestas que, consideraban, infravaloraban la compañía. Ante esta situación, IAG anunciaba, recientemente, su renuncia a la operación y adelantaba su intención de deshacerse del 4,61% del capital que controlaba en la firma noruega.
En esta lucha también se ha llegado a plantear la posibilidad de que Lufthansa se sumara a la puja por el grupo noruego, aunque desde Norwegian han asegurado que no mantienen actualmente negociaciones con ninguna aerolínea.
La dilución de la posibilidad de una operación corporativa ha sido el último golpe para las acciones de la compañía, que acumulan ya un descalabro cercano al 60% en los últimos 10 meses, rebajando su valor bursátil por debajo de los 600 millones de euros, lo que contrasta con los más de 15.500 millones de euros que capitaliza IAG, que este martes registra un avance superior al 2%.
Tras anunciar este martes sus planes para ampliar capital, Norwegian ha dejado abierta la puerta a nuevas propuestas de consolidación, en un momento de fuerte competencia en el sector aéreo. "La compañía cree que un balance fortalecido aumentará su competitividad y su solidez financiera independiente. No obstante, la junta continuará dispuesta a participar en discusiones de consolidación que puedan desarrollar el valor de los accionistas de Norwegian", señala la nota emitida por la firma noruega.
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