La semana arrancó con movimientos de calado en el sector eléctrico nacional. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, reunía en sede ministerial a los máximos ejecutivos de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán; de Endesa, José Bogas; y de Naturgy, Francisco Reynés. Sólo los cuatro en una mesa, sin asesores, para abordar el calendario de cierres de todas las centrales nucleares del país.
El plan del Ejecutivo pasa por iniciar los cierres de centrales “nunca antes” de 2025 y clausurar la última planta en 2035 o 2036, con lo que permitirá que las nucleares funcionen más de 40 años, a pesar de que era el compromiso fijado en el programa electoral del PSOE. Cumplir el tope de las cuatro décadas de vida útil supondría fijar el apagón nuclear en 2028, pero finalmente se aplazará el fin de este tipo de energía en España.
Queda por determinar el calendario concreto del cierre de cada una de las centrales. Endesa quiere que las plantas en que tiene una participación accionarial mayoritaria alcancen, o casi, los 50 años de funcionamiento. Mientras que Iberdrola se conforma con que clausura anticipada de sus plantas. Naturgy, con participaciones minoritarias en dos centrales (Almaraz y Trillo), lo tiene claro: el calendario de cierre lo fijará sólo el Gobierno y no las eléctricas.
“Nosotros no podemos tomar una decisión (…) El calendario de cierre de las nucleares forma parte de un plan energético más amplio que corresponde al Gobierno, no a las compañías”, ha subrayado Francisco Reynés, presidente de Naturgy, en la presentación de los resultados de la compañía de 2018. Las compañías sólo aportarían en este proceso “datos objetivos” al Ministerio para que tome “la decisión adecuada”. “Lo único que las compañías estamos haciendo es participar en una discusión a varias bandas para asegurar que el calendario de cierre se puede cumplir”, ha explicado el ejecutivo.
Reynés ha subrayado, en referencia a la ministra Ribera, que “por fin alguien coge el toro por los cuernos y va a plantear un calendario” sobre el futuro de la nuclear. “Para las compañías invertimos a largo plazo y nos hace falta conocer el escenario a largo plazo. Desgraciadamente ha pasado mucho tiempo sin que lo tuviéramos”, ha sentenciado.
El presidente de Naturgy no ha descartado participar en un eventual intercambio de activos con las otras compañías eléctricas para facilitar acuerdos de cara a las futuras clausuras. “No me cierro a ninguna opción si lo que se plantea me permite defender los intereses de nuestros accionistas”, ha dicho.
Iberdrola y Endesa, que comparten accionariado en cinco de los siete reactores españoles, habían explorado repartirse el control de las centrales para desencallar sus posturas opuestas sobre qué hacer con las centrales. El Gobierno pretende realizar una reforma legal para que las decisiones en las centrales no tengan que adoptarse por unanimidad, como hasta ahora, y que se hagan por una mayoría accionarial suficiente.
Con ello desatasca los choques entre socios, y da el poder a Endesa e Iberdrola en cada una de las centrales en que tienen control accionarial, dejando a Naturgy sin poder decisorio real. “A día de hoy sigue vigente el régimen de unidad de actuación económica de voto unánime”, ha apuntado Reynés. “Mientras sea así, tendremos el poder que otorga la unanimidad”.
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