Economía | Empresas

Los hombres clave del consejo de BBVA que tienen en su mano el futuro de González

Torres Vila, Maldonado y Andrés liderarán el debate sobre la conveniencia o no de que FG mantenga la presidencia de honor a costa del riesgo reputacional del banco

Francisco González, presidente de BBVA, durante el acto de presentación de resultados. | EFE

El consejo de administración que BBVA celebra este jueves será tenso y clave para el futuro de Francisco González. Sobre la mesa estará, inevitablemente, el debate sobre la conveniencia o no de que FG -como se le conoce en el sector financiero-, presidente ejecutivo del banco hasta finales de diciembre, mantenga su cargo de honor o se le invite a renunciar al mismo.

Su honorabilidad está cuestionada por las presuntas escuchas que habría encargado al comisario José Manuel Villarejo, a través de su jefe de seguridad Julio Corrochano, en 2004, para evitar el asalto de Sacyr al banco. Sin embargo, FG ha señalado a su círculo más próximo que "no tiene intención de dimitir porque sería reconocer haber hecho algo mal". 

Tres personas son clave en las disquisiciones que se planteen el jueves en la reunión del principal órgano de decisión del grupo: Carlos Torres Vila, nuevo presidente; José Maldonado, el consejero más antiguo, tras 17 años en el cargo; y José Miguel Andrés, consejero coordinador de los independiente.

Torres Vila ha optado, de momento, por la prudencia. FG fue quien le encumbró a la presidencia y apostó por él. Cierto sentimiento de lealtad al que fue su mentor impediría al nuevo presidente atajar el problema de raíz. Pero, además, uno de sus hombres de máxima confianza, Ricardo Forcano, era director de recursos humanos y medios -dirección de la que dependía Corrochano- durante los últimos años, en los que el BBVA pagó facturas por más de cinco millones a las empresas de Villarejo.

FG cree que Torres Vila apoyará su causa, pero en el seno del consejo hay disidentes y no faltan las voces que abogan por cortar por lo sano, especialmente después de que el BCE les haya urgido a concluir cuanto antes la investigación interna que están desarrollando Garrigues, Uría y PwC.

“Vamos a esperar a las conclusiones de la investigación”, señaló Guindos la semana pasada, tras la reunión mensual del BCE. Los resultados de esta investigación interna “deberían estar disponibles lo más rápido posible porque en estas cuestiones el tiempo es esencial”, subrayó.

Por otro lado, José Maldonado es uno de los incondicionales de FG. La cadena de favores recíprocos que acumulan desde hace varios años hace previsible que el que fuese directivo del banco hasta 2009 trate de ganar apoyos para el ex presidente.

Precisamente en 2009 cambió la tributación de régimen fiscal para rentas irregulares y quienes se acogiesen por última vez en este ejercicio se beneficiaban de un descuento del 40%. Maldonado solicitó la prejubilación para ahorrase parte de la factura a Hacienda por este concepto, tal y como había hecho FG en ese mismo ejercicio. Cambió los estatutos, con el apoyo de Maldonado, para rescatar su pensión y tributar con un tipo reducido. Y FG le premió aceptando que dejase se cargo ejecutivo y manteniéndolo en el consejo.

Junto a Maldonado, otro de los hombres de la casa leal a FG sería Domingo Armengol. Aunque no es consejero, como secretario del órgano, ejerce influencia sobre sus miembros y controla, entre otros temas, la relación con el BCE en aspectos como el gobierno corporativo. Su papel ha sido crítico en los últimos años, ya que ha sido quien, en parte, ha logrado contener la presión de Frácfort sobre FG, en tanto a mantener la presidencia ejecutiva.

El tercer hombre clave en el consejo de administración es José Miguel Ándres. Fue designado consejero de BBVA en 2015 y es consejero coordinador de los independientes (lead director) desde marzo de 2016. También es presidente de la comisión de auditoría y cumplimiento, y miembro de la comisión de nombramientos y de riesgos del banco.

Su rol como consejero independiente coordinador añade presión adicional a Andrés. Esta figura se incorporó a los consejos para equilibrar las compañías en la que, como es el caso de BBVA, el presidente es también el primer ejecutivo. Su papel es velar por el cumplimiento de las prácticas de buen gobierno corporativo, un tema cada vez más sensible y en el punto de mira del BCE.

Así, su función, de cara a los reguladores, para por lograr que el impacto negativo sobre la reputación del banco sea lo más reducido posible. Y, tal como advirtió Guindo, el tiempo juega en contra.

La fracción en el seno del consejo es previsible. Sus miembros se enfrentan al dilema de abanderar el borrón y cuenta nueva para tratar de evitar el preocupante riesgo reputacional que se acrecenta a medida que discurre el tiempo o esperar a que la justicia se pronuncie y alinearse con el que fuera su primer espada hasta finales de 2018. Para algunos miembros es evidente que ninguna prueba va a incriminar a FG, pero eso no exime al banco del juicio mediático y social que está sometido.

Te puede interesar

Salir de la versión móvil