En este caso, los sindicatos celebrarán este viernes la primera acción sindical masiva contra el Gobierno de Sánchez. El objetivo es, entre otras cosa, presionar para que lleve adelante la derogación de los aspectos más lesivos de la reforma laboral de 2012, comprometida no solo con las centrales, sino también con Unidos Podemos, agrupación que vigila su cumplimiento de cerca.
Dos días después, el domingo 10 de febrero, hay convocada una manifestación inédita encabezada por PP, Ciudadanos y Vox tras la apertura del Gobierno al diálogo bilateral con las formación independentistas catalanas para intentar desbloquear el proyecto de Ley de Presupuestos de 2019.
Dicho de otro modo, Sánchez está acorralado y tendrá que apurar a fondo sus dotes de líder político y su capacidad de resistencia.
La primera prueba, el viernes
Los primeros en convocar las movilizaciones fueron los sindicatos CCOO y UGT, que el 8 de enero anunciaron su salida a la calle para reclamar al Gobierno decisión a la hora de aplicar los acuerdos supuestamente alcanzados en las mesas del diálogo social para mejorar derechos laborales y sociales, sin la participación de CEOE, y de llevar a la práctica la prometida derogación de los aspectos más lesivos de la reforma laboral.
Y no solo eso, también pretenden presionar a la patronal para que cumpla lo pactado en el IV Acuerdo Interconfederal para el Empleo y la Negociación colectiva, que prevé subidas salariales de hasta el 3% para este año, y empujar para que la reforma de las pensiones de 2013 quede derogada por Ley, algo que aún no ha ocurrido.
En un reciente encuentro con los periodistas, el secretario general de CCOO, Unai Sordo, lo resumía diciendo que las izquierdas deben marcar el relato político, que en estos momentos está en manos de la derecha, y, en concreto, el Gobierno debe "ejecutar cosas, bajar el balón al suelo, pasar de las musas al teatro y de los anuncios a los decretos ley".
Con ese ánimo, CCOO y UGT prevén concentrar este viernes a unos 10.000 delegados y delegadas llegados del todo el país y de todos los sectores para participar en un acto sindical organizado conjuntamente en la Caja Mágica de Madrid bajo el lema 'Más hechos y menos palabras'.
Este encuentro no será un hecho aislado, sino que forma parte de una campaña de movilización más amplia con los mismos objetivos.
Las fuerzas catalanas, en todas las batallas
Cuando CCOO y UGT se refieren a avances pactados con el Gobierno para revertir la reforma laboral de 2012, se refieren a cuestiones como el establecimiento de un registro de jornada en las empresas, la vuelta a la ultraactividad de los convenios colectivos --prórroga automática mientras se negocia su renovación-- o el regreso a la prevalencia del convenio sectorial frente al de empresa.
En lo puramente laboral, lo que ha ocurrido es que Sánchez, consciente de que tiene solo 84 diputados en el Congreso y de que una 'contrarreforma' laboral aprobada por decreto podría ser tumbada en la cámara baja, está negociando punto por punto en la Comisión de Trabajo, aprovechando el trámite de enmiendas a la reforma del artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores, relativo a las condiciones laborales en las subcontratas.
Y en ese punto, se estaría encontrando con un duro negociador, el PDeCAT, que estaría actuando como representante de los empresarios, que a su vez son conscientes de que pelear en el Parlamento es más efectivo. Más aún, instancias sindicales acusan al Gobierno de esta autocensurándose a través del Ministerio de Economía, que trabaja en un documento que vertebrará la agenda del cambio del Gobierno y que podría incluir cuestiones alejadas de lo que se entiende como una 'contrarreforma' laboral, como la conocida como 'mochila austríaca'.
Por todo ello, la movilización sindical también quiere ser un contrapeso a las presiones que, a juicio de los sindicatos, recibe el Gobierno para concretar avances sociales. Señala una reciente nota de los sindicales que de lo que se trata es de "romper el bloqueo sistemático que ejerce la mesa del Congreso y los grupos parlamentarios a las reformas que necesitan los trabajadores".
Al otro lado del relato, las derechas
Al otro lado de la barrera, se encuentran las derechas, que supuestamente también bloquean la agenda social del Gobierno, pero que saldrán a la calle el domingo para acabar de encajonar a Pedro Sánchez. La razón de la movilización es la decisión del Gobierno de abrir una negociación bilateral con las formaciones independentistas de Cataluña bajo la mirada de un relator.
Para la ocasión, los secretarios generales de los tres partidos, Teodoro García Egea (PP), José Manuel Villegas (Ciudadanos) y Javier Ortega (Vox) han negociado el lema de la concentración y la posible elaboración de un manifiesto conjunto para el que buscan a su propio “relator”, esto es, alguien ajeno a las tres formaciones políticas, para poner fin a un acto que durará desde las 11 a las 14 horas. “Por una España unida, elecciones ya”, ha sido el lema pactado entre las tres formaciones políticas.
La manifestación previsiblemente será masiva. La última concentración política en Colón tuvo lugar el pasado 7 de octubre. Organizada por Denaes y la Plataforma España Viva, ambas próximas a Vox, en defensa de la Unidad de España, reunió a 50.000 personas según la delegación del Gobierno. Habida cuenta de que esta también la promueven PP y Ciudadanos, lo previsible es que se incremente esa cifra considerablemente.
Tres días de manifestaciones polarizadas para poner a prueba un Gobierno y la resistencia de un presidente.
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