Algo más de 110.000 personas pondrán sus pies en Barcelona en apenas unos días. Todos ellos vendrán a la mayor feria de tecnología del mundo, el Mobile World Congress, que se celebrará en la Ciudad Condal entre el 25 y el 28 de febrero.
Desde el momento en el que toquen tierra se enfrentarán a un importante desafío: llegar hasta sus alojamientos y, además, encontrar la mejor manera de viajar cada día hasta la sede de la feria sin dejarse la paciencia y la salud por el camino. No lo van a tener fácil.
Llegar desde el aeropuerto de El Prat o la estación de Sants hasta el hotel de turno va a ser la misión más sencilla con la que se encuentren esas decenas de visitantes. En esos puntos conseguir un taxi es relativamente sencillo, además de que buena parte de estos circunstanciales turistas aterrizarán ya con el transporte contratado previamente. Hasta ahí bien. La tortura comenzará cuando traten de ir desde su lugar de descanso hasta la feria.
En un día normal, la opción más eficiente es coger el metro. Con eso evitarían el infernal tráfico de las calles barcelonesas, ahorrarían tiempo y llegarían a la misma puerta de la sede de la cita. Eso, claro, en un día normal.
Los trabajadores del suburbano, con una escrupulosa puntualidad a su cita, ya han anunciado la tradicional huelga que celebran siempre que el Mobile llega a la ciudad. Entre el 25 y el 29 de febrero habrá paros de dos horas por cada turno de trabajo que, por supuesto, afectarán a las horas punta de la mañana y de la tarde. Cuando van los visitantes a la feria y cuando vuelven, para que no se escape nadie.
Las negociaciones entre los sindicatos y la consejería de Trabajo de la Generalitat siguen y, de hecho, este mismo miércoles se producirá un nuevo encuentro con el que intenten acercar posturas. Sin embargo, los trabajadores no lo van a poner fácil y acusan al Govern de una mala gestión de la crisis del amianto.
Tendría que ocurrir algo extraordinario para que se desconvocara una huelga con la que Ada Colau, edil de la ciudad, y Quim Torra, presidente de la Generalitat, ya contaban. De hecho, el departamento de Transportes, que comanda Damiá Calvet, ya prepara unos servicios mínimos por encima del 40% que suelen establecerse en Cataluña para las huelgas.
Ni Uber ni Cabify
Para evitar las aglomeraciones que se van a producir sí o sí en los andenes del metro de Barcelona no va a quedar otra que moverse por la superficie. Y, sin Uber ni Cabify, los taxis serán la única alternativa.
Tras ceder a las demandas del sector ante lo que fue casi una quedada, pues la Generalitat claudicó tan rápido que la situación no se podía calificar ni de manifestación, tanto Uber como Cabify anunciaron su salida inmediata de Barcelona. La normativa impulsada por el propio Calvet, que imponía la necesidad de, entre otras cosas, solicitar con antelación de 15 minutos cualquier servicio en las apps acababa a nivel efectivo con cómo operaban ambas plataformas, por lo que decidieron echar el cierre.
Así, de esos 2.418 VTC que había en Barcelona apenas quedarán unos pocos vehículos de transporte que dan servicio a hoteles y que estarán a tope dado que el nivel de ocupación obligará a casi todos a colocar el cartel de no hay habitaciones.
Aquellos que quieran llegar por carretera a la feria tendrán entonces que coger taxis. En Cataluña hay un total de 12.549 licencias de taxi, la inmensa mayoría de ellas en la propia Barcelona. Si al trajín habitual de una ciudad así le añadimos a 110.000 personas más que no tienen otra opción que la del taxi, se puede dar por hecho que conseguir uno va a ser una tarea casi heroica.
El Prat, sin limpieza
Por si el caos en las calles fuera poco, con atascos de hasta una hora para moverse apenas un par de kilómetros camino a la sede del Mobile World Congress, resulta que todos aquellos que utilicen el aeropuerto de El Prat se lo van a encontrar en malas condiciones.
Los trabajadores de la empresa Valoriza Facilities, que se encargan de las tareas de limpieza propias de la instalación, también han convocado una huelga. Los paros, también entre el 25 y el 28 de febrero, afectarán a las dos terminales y a las oficinas centrales de Aena.
Un total de 430 empleados están llamados a secundar unos paros convocados por Comisiones Obreras, sindicato mayoritario, después de que el diálogo con la desbordada consejería de Trabajo también fracasara pese a la mediación que se celebró este pasado lunes.
Los trabajadores de limpieza del aeropuerto piden que se cumplan los pactos alcanzados con la empresa en materia de contratación y su paro supondrá otro obstáculo para los 110.000 visitantes que llegarán, en unos días, a una abarrotada Barcelona.
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