El Gobierno presenta por todo lo alto la hoja de ruta de España contra el cambio climático a largo plazo. Lo ha hecho el presidente Pedro Sánchez en persona, acompañados de las ministras para la Transición Ecológica, de Hacienda, de Industria y de Empleo, y ante los altos ejecutivos de las grandes empresas y patronales del sector energético patrio.
El viernes irá al Consejo de Ministros el paquete de Energía y Clima al que se comprometió el Gobierno. Irá el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética (la líneas generales para conseguir una economía descarbonizada en 2050), el Plan de Energía y Clima (la hoja de ruta con medidas concretas para ir cerrando nucleares, carbón y gas, y llegar a mitad de siglo con un sector 100% renovable) y la Estrategia de Transición Justa (para proteger a las personas y territorios afectados por el cambio de paradigma económico y ecológico). Un programa, en cualquier caso, que por lo poco que queda de legislatura lo tendrá que aprobar (o no) el próximo Gobierno.
Pedro Sánchez ha aprovechado el acto para confirmar que la venta de coches con emisiones de CO2 quedará prohibida en España en 2040, poniendo fin a las dudas y aparentes diferentes visiones existentes en el seno del Consejo de Ministros (con el departamento de Industria de Reyes Maroto insinuando que no era una medida definitiva y el de Transición Ecológica de Teresa Ribera dándolo por hecho).
En concreto, el anteproyecto de ley de Cambio Climático, para ajustarse a la normativa comunitaria y respetar la debida neutralidad tecnológica, establecer que se “tomarán todas las medidas necesarias” para que “no más tarde de 2040” los únicos coches no comerciales que puedan venderse tengan emisiones de CO2 cero.
De manera textual, no se prohibirá la venta de coches diésel y gasolina, sino que sólo se permitirá los que no tengan emisiones, según confirman fuentes gubernamentales.Prohibir, pero sin prohibir. Porque de facto quedarían vetadas la comercialización y matriculación de turismos y comerciales ligeros de gasolina, diésel, de diferentes tipos de gas e incluso híbridos. Y, en principio, sólo estarían permitidos los coches eléctricos puros o los de hidrógeno, o cualquier otra tecnológica sin emisiones que se desarrolle en el futuro.
Sánchez ha subrayado su compromiso con una "movilidad sin emisiones de CO2", lo que implicará trabajar en la electrificación del transporte, y servirá para "mejorar la calidad de vida y la salud" de los ciudadanos. "No proponemos algo caprichoso", ha sentenciado el presidente del Gobierno, tras las críticas y las alertas lanzadas en los últimos meses desde el sector de la automoción por la medida que estará incluida en el paquete gubernamental.
En este sentido, Sánchez ha destacado que esta prohibición (que no lo es) debe convertirse en una "enorme oportunidad" para la industria del automóvil española para captar los modelos de los coches del futuro. El presidente ha garantizado "medidas de apoyo" para que esos coches "se produzcan aquí y no fuera, y sirva para beneficiar a nuestra industria y a nuestros trabajadores".
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