Telefónica se ha instalado en una pugna permanente entre sus dos almas. Una, la de la compañía de servicios e infraestructuras de telecomunicaciones tradicionales que choca con los gigantes online por intereses no contrapuestos pero casi. Y la otra, la del grupo tecnológico en la que los servicios digirtales cada vez toman más peso y los que se encuentra más ámbitos de colaboración con los gigantes online y tecnológicas que antes eran enemigos.
Hoy se ha impuesto la primera. El presidente de Telefónica, José María Álvarez Pallete, ha aprovechado la presentación de los resultados financieros de 2018 para volver a entonar uno de los mantras del grupo: “A mismo servicio, mismas reglas y mismas obligaciones”, en referencia a los diferentes entornos regulatorios en que se mueven los operadores tradicionales y los nuevos gigantes online.
“La regulación actual no comprende lo que está pasando”, ha subrayado Pallete, en referencia a la asimetría legal entre los negocios tradicionales y los nuevos ámbitos digitales. “Si ellos no están regulados, desregúlenme a mí”, ha sentenciado.
El objetivo es que, si Whatsapp ofrece llamadas telefónicas utilizando la red de internet o Facebook y Twitter la usan para ofrecer contenidos deportivos o de televisión en directo, que también estén sometidos a las mismas exigencias que las telecos. O, en concreto, que el negocio de las telecos se desregule lo suficiente para llegar al nivel de sus pares online. “La regulación está yendo demasiado por detrás” en plena revolución digital, ha apuntado. “Que nos dejen competir en igualdad de condiciones”.
Una asimetría que Telefónica también detecta de manera evidente en el ámbito impositivo. Y por eso el grupo respalda la implantación de impuestos específicos a los servicios digitales, precisamente para evitar que los gigantes online se ahorren los impuestos en los países que operan centralizando la tributación en otros estados.
El Gobierno de Pedro Sánchez se propuso la creación de un impuesto digital (la denominada Tasa Google), sin esperar a que la Unión Europea consensuara una implantación de la tasa de manera coordinada. El fin anticipado de la legislatura con la convocatoria de elecciones el 28 de abril ha dejado en punto muerto su tramitación en las Cortes, teniéndose que empezar de cero tras los comicios. El nuevo Gobierno decidirá si se retoma con la nueva legislatura.
“Este es un nuevo mundo en el que los datos se han convertido en un nuevo factor de producción. Así como hay impuestos para el rendimiento de capital y para el rendimiento, no se está pagando por el rendimiento de los datos”, ha subrayado Pallete en defensa de la tasa digital. “Hay una clara asimetría fiscal entre la economía tradicional y la basada en los datos”.
Telefónica tributa por ese eventual rendimiento de los datos mediante la fiscalidad tradicional (un 21% de sus ingresos están destinados al pago de impuestos, según subraya el grupo), pero gigantes como Google o Facebook no pagan impuestos por gran parte de los ingresos percibidos por sus servicios en España. Un nuevo impuesto digital, sí, pero dando por hecho que a la propia Telefónica y al resto de telecos no les afectará porque ya pagan por toda su actividad.
Según se recogía en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019 que tumbó el Congreso, el Ejecutivo estimaba que el nuevo impuesto permitiría recaudar 1.200 millones de euros (una previsión que se consideraba exagerada desde todos los ámbitos).
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