El 5G es una tecnología que va a suponer una revolución muy importante para todos. Usuarios, empresas, gobiernos... todos se van -nos vamos- a beneficiar de conexiones mucho más rápidas, más estables y, esperemos, no especialmente más caras.
Los gigantes tecnológicos están velando armas y ya han presentado los primeros dispositivos que son capaces de beneficiarse de las redes de nueva generación. Los móviles plegables de Samsung y Huawei, el Galaxy Fold y el Mate X, ya tienen 5G, así como algunos de los flamantes miembros de la familia Galaxy.
La pelota está ahora en el tejado de las operadoras. Suya es la responsabilidad de crear las redes, establecer las conexiones y luego, por su propia supervivencia, rentabilizar una inversión que no va a ser pequeña.
Según un estudio publicado por la consultora PwC, las principales telecos de todo el mundo se van a gastar 57.000 millones de euros, poco más de 50.000 millones de euros, para tenerlo todo listo. Y lo tendrán que hacer, además, rápido y bien.
El objetivo debe ser evitar el fiasco que supuso el desembarco del 4G, del que todavía nos valemos, en el año 2012. Las prisas y la falta de acierto provocaron que la fuerte inversión que afrontaron los operadores no se recuperara hasta mucho después, en los casos en los que ha sucedido.
En España ya están en marcha las primeras subastas de espectro 5G, con los sospechosos habituales llevándose cada uno una parte de un pastel que están pagando a precio de oro. El dominio del futuro mercado está en juego.
"Nuevas formas de negocio"
La consultora londinense también avisa de que las operadoras tendrán que darle una vuelta a su plan de negocio para poder convertir en números verdes todo lo que se gasten en darnos la posibilidad de utilizar las redes 5G.
En su estudio advierten de que tendrán que "buscar fórmulas más allá de simplemente cobrarle más a los usuarios por mayor velocidad de conexión" y apuntan a que las oportunidades estarán "en las nuevas formas de negocio, los usos de la tecnología y en su propia capacidad para rentabilizarlos".
Del 5G y de su llegada dependen muchas cosas. Sin estas redes es imposible que tendencias como el Big Data, la Inteligencia Artificial o las ciudades conectadas puedan materializar todo eso que llevan tiempo prometiendo.
Tampoco sería posible la explosión del Internet de las Cosas, que ya está dando sus primeros pasos en España, o unos coches conectados que no tardarán en llevarnos a los sitios sin que tengamos que estar pendientes de la carretera. Y todo, gracias al 5G.
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