Vodafone ha perdido la conexión con los inversores. La confianza del mercado en la operadora británica se ha visto arrasada en los últimos meses ante las señales de debilidad que arroja su negocio.
La operadora británica cerró el tercer trimestre de su año fiscal 2018 con unos ingresos próximos a los 11.000 millones de euros, casi un 7% menos que en el mismo periodo del ejercicio anterior. Este retroceso, lejos de representar un accidente en su camino supone la continuación de una dinámica negativa que no ha pasado desapercibida para los inversores.
Este miércoles, los títulos de Vodafone cerraban en la bolsa de Londres con un descenso del 2,2%, dando continuidad a las caídas del 2,15% registradas un día antes. La decisión de Moody's de recortar el rating que otorga a la compañía a niveles de Baa2 ha sido el último golpe que ha lastrado la evolución de la compañía en los mercados.
La agencia justificaba este movimiento por el previsible deterioro de la situación financiera de la compañía en un momento de desaceleración de sus resultados, achacada, principalmente, al difícil entorno competitivo al que se enfrenta el grupo en España e Italia, así como en Sudáfrica.
Moody's cita el difícil entorno competitivo del mercado español como una de las claves para rebajar su rating
"Con un crecimiento más lento y un mayor apalancamiento debido a las inversiones en espectro, las métricas crediticias de Vodafone ya no son proporcionales a la calificación Baa1", explicaban los analistas de la agencia, que han dejado la nota en perspectiva negativa, lo que deja abierta la puerta a una futura rebaja en el corto plazo. De confirmarse, la nota de la operadora británica se situaría ya a solo un escalón de perder la condición de "grado de inversión".
Y este podría no ser el último disgusto para el grupo desde el punto de vista de la calificación de su deuda, si se tiene en cuenta que también S&P mantiene su nota en perspectiva negativa.
Este nuevo golpe ha llevado la cotización de Vodafone a sus niveles más bajos desde la última década. Desde enero de 2018, la compañía que dirige Nick Read ha visto esfumarse más del 40% de su valor, lo que se ha traducido en una pérdida de capitalización cercana a los 21.000 millones de libras (alrededor de 25.000 millones de euros).
Su valoración actual, de 35.698 millones de libras (algo menos de 42.000 millones de euros), evidencia el hundimiento registrado por las grandes empresas europeas de telecomunicaciones desde el estallido de la crisis, a medida que la creciente competencia en precios, la necesidad de enormes inversiones en despliegue de redes y la aparición de nuevos competidores en los que hasta entonces eran sus nichos de negocio han trocado en desconfianza lo que antes era entusiasmo sobre las perspectivas del sector.
Esta situación no ha sido exclusiva de Vodafone, sino que también ha penalizado a sus principales competidores. No en vano, si Vodafone llegó a rozar los 150.000 millones de euros de capitalización en 2007, también Telefónica mostraba entonces cifras superiores a los 100.000 millones de euros, que hoy han quedado reducidas a menos de 40.000 millones. Pero el deterioro reciente de Vodafone no encuentra parangón, ya que mientras Orange y Telefónica han sellado descensos próximos al 5 y al 6%, respectivamente, en los últimos 12 meses, las pérdidas del grupo británico en el mismo periodo superan el 34%.
Mientras Orange y Telefónica caen menos del 7% en el último año, Vodafone pierde más del 34%
En este mal desempeño ha jugado un papel muy relevante, como ya destacaba Moody's la situación de la compañía en España, donde la firma se muestra como el perdedor en la fiera batalla entre el resto de competidores. En la última presentación de resultados, Vodafone mostraba un descenso de sus ingresos en el mercado español del 7%, aunque, al menos, detenía la sangría de clientes de fibra y televisión, después de varios trimestres de sufrimiento tras descolgarse de la "guerra" por los derechos del fútbol.
En cualquier caso y pese a esta buena nueva, las perspectivas de Vodafone en el mercado español no son nada halagüeñas. Los analistas de JPMorgan actualizaban tras la última presentación sus previsiones de ingresos para la compañía, aplicando en España el mayor recorte -entre los grandes mercados de la firma- respecto a sus expectativas anteriores.
El banco estadounidense ahora estima que Vodafone ingresará en España en su ejercicio 2020-2021 unos 4.099 millones de euros, un 2,8% menos de lo proyectado previamente y una caída de más del 4% respecto a lo estimado para el presente ejercicio. El retroceso de este mercado sería clave en el estancamiento de los beneficios en Europa de la operadora británica.
En esta tesitura, Vodafone se encuentra actualmente negociando un ERE en su división en España que afectaría a unos 1.000 empleados. Sin embargo, la compañía, dirigida en el país por Antonio Coimbra no se plantea en ningún caso su salida del país.
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