Cabify y Uber anunciaron su cese de operaciones en Barcelona hace poco más de un mes. Lo hicieron tras la aprobación, el 29 de enero, de la nueva normativa aprobada por la Generalitat que impone la precontratación con una antelación mínima de quince minutos para utilizar los servicios de coches con licencia VTC (el área metropolitana de Barcelona quiere ampliarlo a una hora, pero aún no está en vigor). Entonces esgrimieron que con esas condiciones su operación era simplemente inviable y suspendieron el servicio.
Cabify acaba de confirmar su regreso a la Ciudad Condal. Mañana, 7 de marzo, retomará sus actividades en la capital catalana tras adecuar los sistemas a los requisitos operativos de la nueva normativa regional. Esto es, obligando a pedir el servicio con al menos quince minutos de adelanto. Pero lo hará con un truco legal. Ya que sólo exigirá ese cuarto de hora de el precontratación en el primer servicio del cliente, y no en todos los demás.
Los usuarios que quieran volver a utilizar Cabify en Barcelona tendrán que aceptar unas nuevas condiciones de contratación. Unas nuevas condiciones que implican de facto firmar un contrato de transporte por un año entre el cliente y la compañía -con renovaciones tácitas anuales-, por lo que la precontratación se fija para sólo un servicio y no para todos los siguientes. “Aunque tu primer trayecto tendrás que solicitarlo con 15 minutos de antelación, después volverás a disfrutar del servicio con la inmediatez de siempre”, explica la plataforma en las condiciones de uso.
La plataforma online regresa con una flota de sólo unos 300 coches conectados, lo que -según advierte y reconoce- puede provocar "demoras" en momentos de alta demanda. Según la compañía, la nueva legislación supuso su “expulsión” y le “obligó a paralizar su servicio”. U
n mes después, un periodo que la plataforma dice haber dedicado a la “definición de un nuevo modelo” que se ajusta a las restricciones impuestas. Una decisión, no obstante, que “no implica la conformidad de la compañía con la nueva normativa de la Generalitat, que sigue considerando desproporcionada y contraria a Derecho”.
La nueva operativa que ahora lanza Cabify solo para Catalunya se ajusta a los requisitos impuestos por la Generalitat, lo que hace que la plataforma opere como servicio de alquiler de vehículos con conductor (VTC) y no como una agencia de viajes como hace en el resto del mundo, y que no le obliga a la precontratación. Ahora ejecutará esa precontratación, pero con un atajo legal para en la práctica sortear las restricciones.
“La empresa es consciente de que este modelo no es el óptimo para una ciudad y una comunidad que son símbolos de innovación y progreso, pero, incluso a pesar de la asunción de diversos perjuicios que no tiene el deber jurídico de soportar, está dispuesta a cargar con el elevado e injustificado coste de adaptar su modelo de negocio para cubrir las necesidades de los usuarios en Catalunya”, se queja la compañía.
Cabify subraya que aplica el nuevo modelo de manera excepcional, con el “convencimiento de que la situación será transitoria” y que el decreto de la Generalitat será anulado por los tribunales. “De lo contrario, Cabify volverá a verse forzada a plantearse su continuidad en Catalunya”, avisa.
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