El Banco Central Europeo (BCE) vuelve a la carga. La institución que preside el italiano Mario Draghi ha comunicado este jueves su decisión de poner en marcha nuevas rondas de financiación para los bancos europeos, con el fin de hacer frente a la debilidad que refleja desde hace varios meses la economía europea y que amenaza con llevar a la región a una nueva crisis.
A través de un comunicado, el BCE ha anunciado su intención de lanzar una nueva serie de operaciones de liquidez a largo plazo que se iniciarán en septiembre de 2019 y concluirán en marzo de 2021, cada una de ellas con un plazo de vencimiento de dos años. El interés de estos préstamos estará ligado al tipo de interés principal del BCE, actualmente en el 0%, durante toda su vigencia. "Estas nuevas operaciones ayudarán a preservar las condiciones favorables de los préstamos bancarios y la transmisión sin problemas de la política monetaria", señala el supervisor bancario de la Eurozona.
De este modo, el organismo que preside Mario Draghi cumple con lo que ya era algo más que una expectativa en los mercados, ante la evidente desaceleración del crecimiento europeo. En las últimas semanas, distintos miembros del banco habían alentado esta posibilidad.
Mediante esta nueva oleada de liquidez, el BCE tratará de impulsar el crédito bancario en la región para reforzar la actividad económica, tal y como ya hiciera con programas similares en años anteriores.
Las nuevas subastas de liquidez a largo plazo se iniciarán en septiembre y se mantendrán hasta marzo de 2021
Para incentivar a los bancos a facilitar el crédito, el BCE incluirá una serie de condiciones, aún por definir, que harán más beneficioso el aumentar su saldo de préstamos. En el anterior plan, los bancos podían llegar a disfrutar de tasas negativas en los préstamos -es decir, cobrar por tomar prestado dinero del banco central- si alcanzaban unos objetivos mínimos de crédito. Las entidades financieras podrán tomar prestado hasta un 30% de la cartera de préstamos elegibles con que contaban al 28 de febrero de 2019, ha explicado el BCE.
Además, el banco central también ha desplazado hacia adelante su guía de tipos, al comunicar que no espera ningún cambio en los tipos de interés hasta, al menos, el cierre del presente año, frente a una previsión anterior que hablaba del verano de 2019. Esto significa, entre otras cosas, que Draghi dejará su cargo a finales del próximo mes de octubre sin haber iniciado la normalización de los tipos de interés en la región.
A esto se añade el compromiso, ya habitual, de que, tras haber finalizado al cierre de 2018, el programa de compra de bonos (QE), el BCE seguirá reinvirtiendo el dinero procedente del vencimiento de la deuda en su cartera "durante un período de tiempo prolongado después de la fecha en que comience a elevar las tasas de interés principales del BCE y, en cualquier caso, durante el tiempo que sea necesario para mantener condiciones de liquidez favorables y un amplio grado de ajuste monetario".
El BCE ha hecho estos anuncios antes de comunicar una nueva revisión de sus previsiones de crecimiento e inflación en la Eurozona, que, se esperan, vuelvan a sufrir un nuevo deterioro, como viene siendo habitual en los últimos trimestres. En la última revisión, el pasado diciembre, la institución recortó sus expectativas de crecimiento para 2019 se situaron en el 1,7% y las de inflación en el 1,6%, en ambos casos una décima por debajo de lo proyectado en septiembre.
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