Las grandes eléctricas apurarán al máximo el plazo legal que tienen para pedir la renovación de licencia de explotación de la central nuclear de Almaraz. Iberdrola, Endesa y Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa) siguen sin un acuerdo sobre el futuro de la planta cacereña tras la reunión de este martes y sus diferentes posiciones siguen casi inamovibles, a pesar de que deben presentar la solicitud antes del 31 de marzo.
Los grandes grupos energéticos han pactado con el Gobierno un protocolo sobre el futuro de las centrales que contempla un calendario de cierre para cada uno de los reactores. El acuerdo para el apagón de todas las nucleares, contempla que el reactor Almaraz I alargará su vida hasta 2027 y Almaraz II hasta 2028.
En principio, las tres eléctricas parecían de acuerdo en pedir la renovación de la licencia de explotación –que expira en 2020- para cumplir con estos nuevos plazos. Almaraz está controlada un 52,7% por Iberdrola, un 36% por Endesa y un 11,3% por Naturgy, pero como se gestiona a través de una agrupación de interés económico (AIE) las decisiones han de ser por unanimidad, como sucede con el resto de plantas en que hay más de un socio.
Un auténtico escollo cuando cada compañía tiene sus propias exigencias y diferentes visiones sobre el futuro de las centrales. El desencuentro es tal que Endesa ha llegado a ofrecer a Iberdrola y Naturgy quedarse a coste cero con la central de Almaraz y así -dice la compañía- evitar a sus socios las pérdidas que registran con la planta, según confirman a El Independiente fuentes conocedoras del contenido de las reuniones. Una propuesta que Endesa está dispuesta a ampliar al resto de centrales nucleares en que comparten accionariado.
Endesa plantea a las otras dos eléctricas que le cedan sus participaciones accionariales en Almaraz y en el resto de plantas de manera gratuita y que aporten las cantidades millonarias que ya tienen provisionadas para ejecutar las labores de predesmantelamiento de la central. Así dejarían de operar unas plantas que les generan números rojos, mientras que a Endesa les sigue saliendo rentable y apuesta por mantenerlas en funcionamiento con menos reparos. Las otras dos eléctricas no se plantean esa opción y rechazan la oferta de Endesa, que ni siquiera reconocen como un ofrecimiento serio.
Endesa e Iberdrola ya negociaron hace unos meses la posibilidad de intercambiarse activos para repartirse las centrales nucleares españolas. Era una vía para cerrar la guerra entre ambos socios por sus diferentes visiones sobre la nuclear, que les había llevado a un callejón sin salida por exigirse la unanimidad en la toma de decisiones.
Endesa tiene participaciones mayoritarias en Ascó II, Vandellós II y controla en solitario Ascó I. E Iberdrola es el mayor accionista en Almaraz I y II, en Trillo y controla enteramente Cofrentes. Naturgy tiene participaciones minoritarias en Almaraz y en Trillo. En esta última central también figura en el accionariado la portuguesa EDP.
En el caso concreto de Almaraz, Iberdrola y Naturgy aceptan las fechas de operación hasta 2027 y 2028, pero plantean la exigencia de que se garantice que no hará falta grandes inversiones para continuar con la operación y que las inyecciones de fondos sólo serán las recurrentes para cada año. Las tres eléctricas pactaron un plan de negocio de 400 millones de euros en diez años, pero Iberdrola y Naturgy exigen poner un tope y que que no se supere en ningún caso en más de 15% adicional la cifra inicial (en total, la inversión máxima sería de 460 millones), según confirman a El Independiente fuentes conocedoras del contenido de las reuniones.
Ambas eléctricas planteaban inicialmente que superar el sobrecoste máximo establecido de inversiones supusiera el desistimiento automático a continuar operando la central de Almaraz y posteriormente ofrecieron que se pudiera cerrar si no había unanimidad para mantenerla operativa. Fuentes próximas a Iberdrola destacan que la empresa sólo reclaman respetar el plan de negocio pactado entre todos y sentarse a volver a negociar si las inversiones que reclama el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) hacen imposible la viabilidad económica de la planta.
Ninguna de las dos opciones es aceptada por Endesa –interesada en ampliar la vida de las nucleares todo lo posible-. La compañía controlada por Enel exige que pedir la renovación de licencia hasta 2027 y 2028 sin condiciones o, en todo caso, que para lo que haga falta unanimidad sea para cerrar la planta.
Endesa rechaza también las inversiones previstas en ese plan de negocio para Almaraz por insuficientes (a pesar de que el plan lo aprobó también esta compañía). Fuentes próximas a la compañía consideran que los 40 millones de inversión anual prevista están muy lejos de los 120 millones por año que han hecho falta para mantener operativa otras centrales nucleares similares.
El choque de posiciones se repite con la central de Vandellós II, en la que comparten accionariado sólo Endesa (72%) e Iberdrola (28%). La compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán también plantea un tope máximo de inversiones que Endesa considera inasumible. Los socios se ven las caras en una reunión este miércoles con las mismas pocas opciones de acuerdo.
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