“Sigue con ganas y con planes de futuro. Quiere seguir. Va a seguir”. Es lo que dicen en el entorno del presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que ha conseguido el aval de la junta de accionistas -celebrada este viernes en Bilbao- para continuar cuatro años más al frente del grupo. Seguirá como presidente hasta 2023, cuando cumplirá 73 años, y con ello superará las dos décadas como consejero ejecutivo y alcanzará los 16 años como presidente plenipotenciario de la eléctrica.
No obstante, el presidente ha reconocido que existe un "plan de sucesión ya definido" para el futuro, sin desvelar el horizonte temporal en que podría activarse. "Este roble viejo va a tener que sacar energías para estar diez años más", ha dicho entre risas Galán en respuesta a un accionista que le reclamaba tener visión para la compañía a una década vista.
"Los sistemas y planes de sucesión están definidos en todos los niveles, incluido por supuesto el presidente", ha apuntado el máximo ejecutivo de la eléctrica y que lo seguirá siendo. "Tenemos retoños en esta casa, y el consejo y la comisión de nombramientos lo saben. Tranquilidad, señores accionistas, hay retoños" para la sucesión. En cualquier caso, el presidente no ha desvelado si su intención es que éste sea su último mandato o si optará a una nueva reelección dentro de cuatro años.
La reelección de Galán y de parte del consejo de administración ha sido respaldada por el 98,2% de los accionistas que han votado. Pese al abrumador apoyo se trata del punto del día que recibió menor respaldo, frente al 99,9% del sistema de gobierno corporativo, 99,2% para aprobar las cuentas anuales o el 98,3% de las retribuciones de los directivos. La de este año ha sido la junta de la eléctrica con menor quorum de accionistas en más de una década, con el 74,12% de socios presentes o representados.
Galán entró en el consejo de Iberdrola en 2001 de la mano del entonces presidente, el histórico Íñigo de Oriol. Lo hizo como vicepresidente ejecutivo y consejero delegado. Cinco años después, sustituyó a su valedor y desde 2006 ocupa la presidencia de la eléctrica concentrando todo el poder. Su cargo oficial es el de presidente y consejero delegado. Dos cargos que, a instancias de los grandes fondos de inversión internacionales, cada vez más compañías reparten entre dos personas. Al estilo anglosajón, los grandes grupos van optando por un presidente no ejecutivo (chairman) y un consejero delegado con las funciones ejecutivas.
Es lo que acaba de hacer Endesa, vaciando de funciones ejecutivas a su futuro presidente, Juan Sánchez-Calero, y concentrando el poder ejecutivo en su consejero delegado, Pepe Bogas. Es lo que hizo Repsol en 2015, con Antonio Brufau como presidente no ejecutivo (que también opta a otra reelección hasta 2023, la última en su caso) y con Josu Jon Imaz dirigiendo el grupo. Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa), en cambio, desanduvo hace un año el camino y concentró en Francisco Reynés ambos cargos, tras la salida como presidente de Isidro Fainé y como CEO de Rafael Villaseca.
Los fondos de inversión reclaman en muchas empresas la separación de las dos figuras como mejor práctica de gobierno corporativo. Desde Iberdrola se presume de excelencia en gobierno corporativo y se subraya tradicionalmente que los accionistas siguen respaldando la estructura corporativa actual y que no existe ninguna reclamación ni queja en este sentido; que los 10 consejeros independientes (10 de un total de 14) ya ejercen una labor de control sobre el presidente plenipotenciario; y que dentro de la eléctrica existe también un contrapeso ejecutivo que reside en la figura del consejero director general, cargo ocupado por Francisco Martínez Córcoles (“que no es un CEO, pero en algunos aspectos se le parece”, apuntan fuentes del sector”.
La transformación del grupo
En las últimas dos décadas Iberdrola ha vivido una transformación total. De la compañía acaso mediana, concentrada en España y con dispersión de su actividad en varios negocios ajenos a la energía con que se encontró Galán en 2001, al actual gigante de las energías renovables a escala global y volcado en la expansión internacional (con Scottish Power en Reino Unido, Avangrid en Estados Unidos y Neoenergia en Brasil como grandes pilares del negocio exterior).
Desde la llegada de Galán, uno de los ejecutivos mejor pagados del Ibex (el año pasado su retribución ascendió a 9,5 millones de euros), el grupo ha multiplicado casi por tres su capacidad instalada, hasta los 47.400 megavatios (MW) de potencia operativa actual, frente a los 17.500 MW de 2001. Una expansión asentada en el crecimiento en renovables, cuya capacidad se ha triplicado hasta los 29.000 MW y que se pretende elevar hasta los 38.400 MW en 2022.
Iberdrola presume de que en estas dos décadas ha multiplicado casi por cuatro su valor en bolsa, hasta los 50.000 millones de capitalización, lo que la coloca como tercera myoar compañía del Ibex; y de que ha multiplicado por 3,8 veces el pago del dividendo (2.000 millones de euros en el último año). La empresa tiene en la actualidad un pay out -porcentaje de beneficio que se destina a dividendos- entre el 65% y el 75%.
Un plan para 'sus' cuatro años más
La dirección de Iberdrola presentó el mes pasado una actualización de su plan estratégico que contempla la guía de crecimiento de la compañía hasta 2022. Un nuevo plan que es la hoja de ruta que quiere emprender Sánchez Galán en su nuevo mandato. El nuevo plan, destacan en su entorno, que es para lo que pide cuatro años más a sus accionistas.
La actualización del plan contempla 34.000 millones de euros en inversiones hasta 2022, 2.000 millones más que la previsión de hace un año. De ellos, 8.000 millones se concentrarán en España, un 40% más que en el anterior plan, y más de la mitad de las inversiones en el mercado doméstico se destinará a crecer en renovables.
La previsión de Iberdrola es la de llegar a 2022 con un beneficio neto de entre 3.700 y 3.900 millones de euros, un 30% más que los resultados récord obtenidos el año pasado, y un resultado bruto de explotación (ebitda) de más de 12.000 millones, frente a los 9.350 millones de 2018.
Más mujeres en el consejo y salida de Acebes
La junta de accionistas de Iberdrola también ha aprobado una remodelación del consejo de administración. La salida como consejero del ex ministro Ángel Acebes, actualmente encausado por la salida a bolsa de Bankia, sirve para dar entrada en el órgano rector a Sara de la Rica, catedrática de Economía de la Universidad del País Vasco.
Con la incorporación de De la Rica a su consejo de administración, Iberdrola se convierte en la compañía líder del Ibex 35 por porcentaje de mujeres en su consejo, con un 42,8% de consejeras sobre un total de 14 miembros. La eléctrica prácticamente duplica la media de porcentaje de mujeres en los consejos de administración del selectivo español -un 22% según el estudio de PwC Women to Watch-, y supera ya ampliamente la recomendación del Código de Buen Gobierno de la CNMV para 2020 (30%) y la de la Comisión Europea (40% para ese mismo año).
En la junta, también se ha ratificado la reelección el cargo como consejero de Xabier Sagredo Ormaza, María Helena Antolín Raybaud, José W. Fernández, Denise Holt y Manuel Moreu Munaiz, todos ellos con la calificación de independientes.
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