Iberdrola lleva años intentando presentarse como la gran eléctrica verde, como la compañía energética más volcada por impulsar las energías limpias y como un líder en renovables que lo pretende ser aún más en el futuro. Con esta vitola, el presidente de la compañía, Ignacio Sánchez Galán, no ha dudado en respaldar abiertamente ante sus accionistas el plan del Gobierno para pilotar la transición energética.
A las puertas de la campaña electoral del 28-A, Galán ha proclamado que la hoja de ruta que ha dejado el Gobierno de Pedro Sánchez es un “plan ambicioso diseñado con rigor” y que, pese a esa ambición, es “realizable”. Un plan que contempla un auténtico boom renovable para llegar a 2030 con un 74% de la generación eléctrica procedente de energías verdes, que anticipa el cierre de las centrales de carbón a lo largo de la próxima década y de todas las plantas nucleares en 2035, y que prevé movilizar 230.000 millones de euros en inversiones ligadas al sector energético.
Tras los sonados y constantes choques con los ministros del ramo de los gobiernos de Mariano Rajoy, Galán ha aplaudido en su intervención en la junta de accionistas, que se celebra este viernes en Bilbao, la hoja de ruta de Sánchez que muestra “una voluntad inequívoca de situarse a la cabeza” en la lucha contra el cambio climático y que “nos puede proporcionar una posición privilegiada en el proceso de transición energética”.
“Nos corresponde a cada uno de los actores, públicos y privados, trabajar de manera conjunta y armónica para convertir esta amenaza global en una oportunidad de mejora de la competitividad y de crecimiento económico en beneficio de todos”, ha sentenciado ante sus accionistas.
Iberdrola lleva años defendiendo el cierre progresivo en España de las centrales de carbón (la compañía ya ha solicitado la clausura de sus últimas plantas) y también de las centrales nucleares (acaba de pactar con el resto de eléctricas y con el Gobierno el plan para desconectar todos los reactores entre 2027 y 2035). La retirada de carbón y nuclear será sustituida por las nuevas renovables y permitirá a Iberdrola elevar el uso de sus centrales de gas natural, hoy infrautilizadas.
El nuevo plan estratégico de Iberdrola hasta 2022 contempla revalidar la apuesta de la compañía por las renovables, elevando su potencia actual de 30.000 megavatios de energías limpias hasta los 38.000 megavatios en cuatro años. Un objetivo "para seguir liderando la transición energética hacia un modelo más limpio, fiable e inteligente", ha subrayado el presidente del grupo, destacando que el resto de eléctricas "por fin están acelerando el paso" hacia esa transición.
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