El Banco de España insta una vez más al sector financiero a protagonizar movimientos de consolidación para mejorar su escueta rentabilidad. Mientras Unicaja y Liberbank hacen los deberes para cerrar los términos de su fusión, el supervisor español, en línea con la voluntad del Banco Central Europeo, tiene en el punto de mira otra operación: la del nacionalizado Bankia con Sabadell.
"En el actual contexto de bajos tipos de interés, en el que muchos bancos están operando con rentabilidades por debajo de su coste de capital y con estructuras de costes muy pesadas, las fusiones son una alternativa clara para mejorar la rentabilidad y ganar eficiencia", indicaba la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, en la Memoria de Supervisión Bancaria, publicada hace apenas unos días. Y es que la banca, como cualquier otra empresa, "únicamente puede subsistir si es rentable", añadía.
En este marco, fuentes del supervisor han comentado a su entorno próximo que una de las fusiones que más aplaudirían tanto los propios reguladores -especialmente el Banco Central Europeo- como el mercado sería la protagonizada por Bankia y Sabadell. Aunque el Banco de España asegura que se mantiene al margen para evitar cualquier tipo de injerencia en la gestión independiente de ambos grupos, no oculta en petit comité que vería con buenos ojos su unión.
Ambos grupos estuvieron negociando a finales de 2017, pero la inestabilidad política y de mercado, entre otros factores, frustraron la operación
Este potencial matrimonio ya tuvo más que escarceos a finales de 2017, pero la inestabilidad del mercado, el desplome de las acciones, la crispación política con Cataluña en el foco y los problemas tecnológicos de la integración de TSB -filial británica de Sabadell- se alinearon para dar al traste con el enlace.
La suma de ambas entidades, además de responder a la "lógica industrial" a la que habitualmente alude José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, blindaría a esta entidad ante la amenaza de Podemos y aceleraría su privatización.
La formación morada siempre ha defendido una banca pública y, aunque el riesgo de que Podemos tenga cierto peso tras las elecciones del 28-A ha perdido fuelle, sigue siendo un foco de incertidumbre.
Un plan de privatización "claro"
De hecho, el propio Goirigolzarri pidió hace unos días que el nuevo Ejecutivo que se forme tras las elecciones respete la independencia del grupo, como han venido haciendo los Gobiernos del pasado. Paralelamente solicitó un “plan de privatización claro”, dado que “es una buena política para los españoles”. Y, aunque aseguró que a día de hoy “no hay fusión sobrevolando y no ha habido visitas ni llamadas del Gobierno”, sí es cierto que en el pasado hizo sus números de cara a una operación con Sabadell.
La fusión podría convertirse en el catalizador que impulse Bankia en Bolsa de cara a que el Estado reactive su privatización
El Estado, que a través del FROB controla más del 60% de Bankia, ha paralizado la venta de acciones por la debilidad de la acción. Sin embargo, una fusión con Sabadell podría convertirse en el catalizador clave que impulsase Bankia en Bolsa de cara a que el Estado privatice el grupo y venda su participación con mayores réditos.
Por otro lado, con esta operación, Sabadell ganaría músculo y rebajaría las dudas en torno a su capital, uno de los puntos débiles del grupo que espera solventar con la venta de Sdin, su antigua promotora inmobiliaria. Prevé ingresar más de 1.000 millones de euros con esta operación lo que mejoraría su capital entre 25 y 30 puntos básicos, según estimaciones de los analistas.
El nuevo grupo daría lugar a la tercera mayor entidad de España con unos activos de más de 400.000 millones de euros, 4.000 oficinas y más de 40.000 empleados a nivel global. Los negocios se complementan -Bankia eminentemente retail y Sabadell con gran peso en pymes- y la presencia regional también tiene buen encaje.
Más allá de los argumentos puramente financieros, supondría un estrechamiento de lazos entre Barcelona y Madrid
Ambas entidades tienen que mejorar su rentabilidad y el actual entorno de tipos de interés lo complica. Una operación corporativa ayuda a estrechar el gap entre la rentabilidad generada y el coste de lcapital. El ROE (retorno sobre el capital) de Bankia se situó al cierre de 2018 en 5,6% y el de Sabadell, en 2,6%. El retorno sobre el capital de los bancos españoles se aproxima al 9%, una cifra que supera la media europea -en torno al 7%, inferior a la tasa del 10% que demanda el mercado.
Y más allá de los argumentos puramente financieros, supondría un estrechamiento de lazos entre Barcelona y Madrid que aplaude el grueso del sector financiero.
En cualquier caso, para que una operación de estas características salga adelante, los gestores reclaman estabilidad. Fuentes próximas a las entidades apuntan que un Gobierno de centro con PSOE o las tres derechas -PP, Ciudadanos y Vox- podría allanar el camino de cara a la fusión, mientra que la presencia de Podemos y grupos independentistas en el Gobierno resta opciones.
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