Vox ya ha hecho público su programa económico. Un extenso documento de más de una cincuentena de páginas en el que despliega su filosofía económica, plantea las medidas para materializarla y se aplica en la pedagogía explicando conceptos económicos como la curva de Laffer. El resultado es toda una revolución, especialmente en lo que tiene que ver con el plano fiscal.
El punto de partida es la disciplina presupuestaria. La formación que lidera Santiago Abascal ve posible reducir el déficit del 2,6% del PIB con el que ha cerrado el ejercicio 2018 al 0,5% en 2020. Nada menos que una absorción de más de 20.000 millones de euros. Para ello, plantea un plan de ahorro de 24.236 millones de euros, de los que 16.236 millones corresponderían al Estado y Seguridad Social, y otros 8.000 millones a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos.
¿Cómo? Redimensionando (reduciendo) Administración, por ejemplo, estableciendo una tasa de reposición de funcionarios del 50%, pese a la oleada de jubilaciones que se avecina en el sector público, o aplicando sin dilación el factor de sostenibilidad de las pensiones, la segunda fase de la reforma de 2013 llamada a moderar las nuevas altas para frenar el aumento del coste de esta partida presupuestaria, y al mismo tiempo incentivar los planes privados.
Del lado de los ingresos, Vox quieren llevar a cabo una reforma fiscal de calado para obtener ingresos cíclicos por el equivalente al 0,5% del PIB en 2019 --más de 6.000 millones-- y del 0,3% en 2020 -- otros más de 3.000 millones--.
La revolución fiscal de Vox
La manera de lograr estos ingresos es cuanto menos novedosa. Se trata de una mezcla de rebajas y supresiones fiscales, mientras se eliminan gran parte de las deducciones (eso eleva el tipo efectivo), y se simplifica todo el entramado para ganar agilidad y reducir los costes de gestión de los tributos.
Empezando por los grandes impuestos. La formación verde suprime los conocidos hasta ahora como mínimos personales y familiares del IRPF por el concepto de Necesidades Básicas del Contribuyente (NBC), en función de la situación familiar (si es monoparental o dependiendo del número de hijos, por ejemplo). Lo que plantean esas NBC son deducciones íntegras para rentas hasta 12.000 euros, que después se van reduciendo hasta los 100.000 euros al año, para introducir, dice Vox, mayor progresividad.
Además, Vox establece una "linealizacion de la tarifa", de modo que las rentas hasta 60.000 pagan un tipo del 22% y desde esa cifra, un 30%. La aplicación de los nuevos tramos supone, en efecto, una importante rebaja fiscal, pero con letra pequeña.
Para empezar, Vox considera que actualmente la mayor carga fiscal recae sobre la clase media. De ahí que con la nueva estructura que plantea el programa económico, aquellos que ganan entre 12.000 y 14.000 euros al año tendrán que tributar al 22%, cuando actualmente están exentos tras los cambios introducidos por el Gobierno de Mariano Rajoy. En cambio, quienes ganen más de 60.000 euros pagarán un tipo del 30%, frente al 45% que abonaban en estos momentos.
Vox plantea compensar la menor recaudación por esta rebaja reduciendo al máximo las deducciones, y concentrando las que quedan vivas para situaciones de dependencia o para quienes hagan aportaciones a fondos de pensiones. Del mismo modo, se sustituye la reducción por tributación conjunta por otra para familias con hijos menores de 25 años y bases imponibles hasta 50.000 euros al año. La reducción potencial se situaría entre los 2.000 y los 10.000 euros al año.
Un solo tipo del 22% en Sociedades
Además, el programa electoral de Vox apuesta por establecer un solo tipo impositivo en el Impuesto de Sociedades del 22%, tanto para pymes como para el resto de las compañías. De nuevo, apuesta por limitar los beneficios fiscales para hacer converger los tipos nominal y medio.
Y lo más llamativo de este cambio, el tipo al que tributará una empresa será el mismo que el que pagarán por su renta y sus ahorros aquellos ciudadanos con rentas hasta los 60.000 euros. Desde esa cifra, será más gravoso tributar por esas rentas que hacerlo a través de una empresa.
En el caso del IVA, la formación de Santiago Abascal plantea una reducción del 21% al 10% para los coches eléctricos, pero reserva al impuesto un papel mucho más importante.
La devaluación fiscal de Vox
Al margen de que Vox plantee suprimir el Impuesto sobre el Patrimonio y bonificar al 100% el de Sucesiones y Donaciones entre padres e hijos, así como desterrar las tassas 'Tobin' y 'Google', pone sobre la mesa lo que denomina una devaluación fiscal.
Tradicionalmente, los Gobiernos han buscado fórmulas para hacer más competitiva a la economía. Por ejemplo, antes del euro, se optaba por devaluar la peseta y mejorar así las exportaciones de bienes y servicios. El Gobierno de Mariano Rajoy optó por una devaluación en frío, por moderar los salarios para reducir los costes de las empresas y lograr que ganarán competitividad.
En estos momentos, ni se plantea la posibilidad de ganar competitividad por la vía monetaria, al estar dentro del euro, ni por el lado de los salarios, en tanto que el consumo interno está sosteniendo el crecimiento económico. En cambio, Vox plantea endurecer el IVA y los impuestos especiales, para dejar margen fiscal para una rebaja de cuotas a la Seguridad de las empresas.
Indica el programa que "esta devaluación fiscal consistiría en sustituir cotizaciones sociales por incrementos de la recaudación por IVA e impuestos especiales" porque "inducirá reducciones significativas del desempleo y generaría ganancias de competitividad de la economía española muy significativas". "El objetivo de la devaluación fiscal es modificar los tipos impositivos con la finalidad de exportaciones y encarecer las importaciones y obtener así similares efectos a los de una devaluación nominal", añade.
Respecto a la subida del IVA, Vox concreta que la recaudación debería fundamentarse en unas trasvase paulatino de bienes y servicios hacia el tipo general, aunque siempre preservando la progresividad del actual impuesto".
La propiedad de las pensiones
En el caso de las pensiones, Vox rompe con el concepto de solidaridad intergeneracional del sistema público y apuesta por la propiedad. Por ello, ofrece que un 50% de las actuales cuotas que pagan los trabajadores como cotizaciones para la jubilación vayan a un fondo personal, gestionado por un ente administrador, mientras el otro 50% sigue funcionando como en la actualidad.
No obstante, del 50% que se capitalizaría en un fondo, un 3% se destinaría a cubrir un seguro. Por otro lado, el trabajador podría optar por ampliar el porcentaje del 50% en un 10% más. En paralelo, Vox apuesta por incrementar los incentivos a la contratación de fondos de pensiones, y dotarlos de mayor flexibilidad.
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