La economía ha cobrado un protagonismo especial durante la primera parte del debate que han mantenido este martes los líderes de los cuatros grandes partidos del Parlamento español. Asuntos como el empleo, las pensiones, los impuestos o la vivienda se convirtieron durante buena parte del encuentro en arma arrojadiza para el enfrentamiento entre los cuatro candidatos, concentrando algunos de los enfrentamientos más tensos entre los candidatos a la presidencia del Gobierno español.
Durante los alrededor de 40 minutos de debate que acapararon los asuntos económicos, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, se ha mostrado especialmente seguro, apoyándose en los resultados de las políticas económicas en los años en que su partido ha estado al frente del Gobierno.
Apoyado en estos presuntos logros, Casado ha pasado a plantear sus recetas económicas en el caso de que se haga con la presidencia del Gobierno y que, en buena medida, se resumen en su promesa de recortar impuestos a empresas, autónomos y trabajadores como fórmula para impulsar el empleo. "Con nuestras medidas devolveremos a cada contribuyente hasta 700 euros al año y a los autónomos hasta 3.000 euros por año. Esto crea más empleo y así se garantizan las pensiones", señaló.
Rivera achacó al PP no haber hecho nada por las familias, lo que provocó el enfrentamiento con Casado
En la defensa de la rebaja de impuestos, Casado contó con el respaldo del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, quien planteó su compromiso de eliminar durante sus primeros 100 días en el Gobierno el impuesto de sucesiones en toda España. "Creemos que el mejor lugar para el dinero de los ciudadanos es en su bolsillo", afirmó el líder naranja.
Rivera también puso especial énfasis en su defensa del contrato único, como forma de combatir la precariedad laboral -"el mercado laboral español está obsoleto", llegó a afirmar-, y dar apoyo a las familias -se presentó a sí mismo como "el presidente de las familias"- para fomentar la natalidad y, de este modo, garantizar el futuro de las pensiones.
Estos asuntos le dieron ocasión para lanzar sus ataques contra el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pero también contra Casado. "PP y PSOE no han hecho nada por las familias", apuntó el líder de Ciudadanos, lo que provocó la réplica del líder popular, quien echó en cara a Rivera su inexperiencia: "¿Cuántos empleos ha creado Ciudadanos?", inquirió.
Estos enfrentamientos entre sus principales opositores motivaron la sorna de Sánchez, quien afirmó estar asistiendo a "las primarias de la derecha, a ver quién dice la mayor barbaridad".
Ataques a Sánchez
En cualquier caso, fue el líder socialista el que tuvo que hacer frente a la mayor parte de los ataques de Casado y Rivera. "Usted en economía es rehén de Podemos, que le lleva a adoptar unas políticas que son nefastas para el país, como ha ocurrido en Venezuela", le espetó el líder popular, mientras que Rivera alertó contra sus intenciones de subidas de impuestos, como el denominado dieselazo o la subida del IRPF. "Si Sánchez es presidente preparen el bolsillo", alertó el líder de Ciudadanos.
También el cabeza de lista de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, echó en cara a Sánchez algunas de sus políticas, aunque con un tono mucho menos beligerante. Para Iglesias, el PSOE ha planteado algunas propuestas interesantes, como el impuesto a los bancos o el plan para impedir subidas excesivas en el mercado del alquiler, pero que finalmente no se ha atrevido a llevar a cabo. Por eso, ha insistido, "para que las políticas sociales se cumplan va a ser necesario que estemos en el Gobierno".
El líder de Unidas Podemos planteó sus medidas para combatir la temporalidad, restringiendo al máximo los contratos temporales, abogó por una subida mayor del salario mínimo interprofesional, se mostró contrario a cualquier aumento de la edad de jubilación y se manifestó a favor de brindar por ley la actualización de las pensiones al IPC.
Iglesias insistió en que sólo su presencia garantiza las políticas sociales en un gobierno de Sánchez
Iglesias insistió en la necesidad de subir los impuestos a los salarios más elevados, a las grandes empresas y la banca y de obligar a los grandes propietarios de vivienda a sacarlas al mercado a precios fijados desde la Administración, lo que provocó la réplica de Casado, quien señaló que lo que necesita el mercado de la vivienda no es expropiar, sino dar más seguridad a los propietarios para que se animen a poner en el mercado sus propiedades.
Por su parte, Sánchez evitó confrontar con Iglesias, pero no así con Casado y Rivera, a los que acusó continuamente de mentir, especialmente cuando el líder popular enumeró una serie de datos que, según planteó, demuestran el deterioro económico que se ha producido desde que el presidente del Gobierno asumió el poder.
El líder de socialista planteó la necesidad de seguir avanzando en las políticas que ha perfilado en los últimos diez meses, con medidas para redistribuir la riqueza, lo que, según su visión, debería servir para garantizar mayores ingresos a la Seguridad Social, crear un estatuto de los trabajadores para combatir la dualidad del mercado laboral, blindar el sistema público de pensiones e impulsar un plan de vivienda pública.
Ante la insistencia de Casado y Rivera por bajar los impuestos, Sánchez aseguró que "el debate no es bajar los impuestos, sino a quién se lo bajamos y quién debe pagar más", lo que acompañó de su propósito de garantizar un tipo efectivo de sociedades para las grandes empresas del 15%, la obligación de tributar a las tecnológicas y la aprobación de un impuesto sobre las transacciones financieras.
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