La carrera por la compra del grupo de renovables X-Elio prometía ser un enfrentamiento directo entre dos de los grandes grupos energéticos españoles. Pero no. Del proceso primero se bajó Iberdrola renunciando siquiera a presentar una oferta, y ahora en la recta final también se retira de la puja Repsol por el alto precio que han acabado exigiendo los vendedores.
El fondo KKR y la familia Riberas planean la venta del 100% de la compañía, en una operación que cuando arrancó rondaba los 1.000 millones de euros, pero que en la fase final el importe reclamado ha acabado escalando hasta el entorno de los 1.200 millones. Un precio que ha llevado a Repsol a renunciar a continuar en la operación de compra, según ha adelantado El Economista y confirman fuentes financieras.
Repsol en un primer momento acudió al proceso junto al fondo Macquarie con la intención de repartirse los activos (la petrolera se quedaría con los proyectos aún en ejecución o en cartera, y el fondo con los parques fotovoltaicos ya operativos). Finalmente Repsol presentó su oferta de compra en solitario, aunque su intención era desprenderse rápidamente de los activos regulados y en operaciones, con el propio Macquarie como principal candidato para adquirirlos.
KKR, uno de los gigantes del capital riesgo global, controla un 80% de la compañía de energía solar, y la familia Riberas –principales accionistas de Gestamp y Gonvarri- mantiene el 20% restante. El plan pasaba por desprenderse de todas las acciones en una operación conjunta y articulada mediante un proceso de puja con ofertas vinculantes. Fuentes del mercado dan por hecho que la operación ha quedado paralizada.
Repsol buscaba reforzar con X-Elio su nueva estrategia de entrar en el negocio de renovables, en una operación con la que pretendía cumplir los requisitos que se ha autoimpuesto de que los activos en generación sean no regulados para poder conseguir la rentabilidad mínima que se ha marcado la petrolera. El alto precio exigido ha dado al traste con esta posibilidad, y es que la estrategia de Repsol pasa por supeditar el crecimiento rápido a la rentabilidad de cada movimiento.
Repsol ha dado un giro a su estrategia de futuro. Por un lado, la petrolera ya no es sólo petrolera, y ha entrado de lleno en el negocio de la comercialización de luz y gas a hogares y empresas tras la compra de Viesgo. Y, además, en el marco de la ineludible transición energética contra el cambio climático, Repsol planea ser un actor relevante en la producción eléctrica con energías renovables y también con gas natural (el objetivo es alcanzar los 4.500 megavatios de potencia con inversiones previstas en este campo de 1.500 millones de euros hasta 2020).
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