El Banco de España coloca el riesgo de litigiosidad de la banca y el mercado hipotecario en el punto de mira. En el informe de Estabilidad Financiera de 2018, la institución que gobierna Pablo Hernández de Cos advierte sobre el "riesgo legal derivado del potencial incremento de las demandas judiciales contra las entidades de depósito".
Recuerda que en los últimos años, el riesgo legal, vinculado a litigios judiciales, que afecta a la banca española se ha incrementado significativamente y podría crecer más en la segunda mitad del año.
"El coste de estos procesos para las entidades ya se ha hecho efectivo en un número de casos -por ejemplo, en las cláusulas suelo, con más de 2.200 millones de euros devueltos a los clientes hasta enero de 2019-, pero existen todavía procedimientos judiciales muy relevantes pendientes de resolución. Así, se prevé que en la segunda mitad del año el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) responda a las cuestiones prejudiciales planteadas en relación con la utilización del índice de referencia de los préstamos hipotecarios (IRPH)", explica.
En este sentido, apunta que, "dependiendo del pronunciamiento del TJUE, podría producirse un aumento de las demandas judiciales contra los bancos españoles con impacto en aquellas entidades con mayor volumen de préstamos hipotecarios indiciados al IRPH, lo que exige de estas entidades una apropiada medición del posible impacto contingente y medidas de gestión y prevención adecuadas", recoge el informe.
Como reflexión más general, la institución manifiesta que "ese riesgo legal se ha traducido en una pérdida de reputación para el sector bancario, en España y en otros países, que las entidades deben esforzarse en revertir proporcionando a sus clientes los productos financieros adecuados a sus necesidades y capacidades, así como suministrando la información relevante de manera clara y transparente". Y añade: "La reputación y la confianza de los clientes es un elemento esencial para desarrollar el negocio bancario".
Vigilancia en la concesión de hipotecas
Por otro lado, el Banco de España señala que el elevado ritmo de crecimiento de la concesión de crédito inmobiliario ha llamado la atención del supervisor del sector financiero hasta el punto de considerar necesaria la vigilancia de la concesión de préstamos para la compra de vivienda.
En el informe de Estabilidad Financiera de 2018, la institución señala que las nuevas hipotecas aumentaron un 17,1% en el ejercicio, consolidando la recuperación iniciada años atrás. "El sector inmobiliario mantiene e el proceso de recuperación de la actividad y de los precios", indica. Y, "aunque no se observa una relajación en las condiciones de concesión de los préstamos nuevos, su ritmo de crecimiento es elevado, por lo que será necesario mantener la vigilancia en este mercado", advierte.
Puntualiza que, "aunque la generación de crédito nuevo se encuentra todavía lejos de los niveles previos a la crisis, ésta ya es casi suficiente para compensar la amortización de la deuda hipotecaria pendiente".
En cualquier caso, el informe del Banco de España apostilla que, de momento, "los préstamos nuevos no compensan aún las amortizaciones de los ya existentes, lo que supone que el crédito a los hogares para adquisición de vivienda se siga reduciendo a nivel agregado".
El supervisor sostiene que a pesar del dinamismo del sector, los principales indicadores de actividad inmobiliaria están aún en niveles previos a la crisis. "El volumen de compraventas de viviendas, que se situó por encima de las 550.000 operaciones en 2018, mostrando una importante recuperación desde su mínimo, sigue muy lejos de las 885.000 registradas en promedio durante el período 2004-2007 ", recoge en informe.
El regulador recuerda que la oferta actual de vivienda nueva, aproximada por la cifra de visados, supuso el año pasado poco más del 10% de su volumen máximo anterior a la crisis. "El menor dinamismo de la oferta en el ciclo actual en comparación con el anterior período expansivo respondería, entre otros factores, a una política crediticia más prudente por parte de los bancos hacia el sector de la construcción y la promoción inmobiliaria, a la existencia de un elevado stock de viviendas sin vender, y a un crecimiento mucho más moderado en la formación de nuevos hogares (95.000 en 2018, frente a un aumento anual promedio de 435.000 en los años 2004-2007)", explica.
En cuanto a este último determinante, resalta que, "si bien en los últimos años del anterior ciclo expansivo la oferta de vivienda creció de una forma más intensa que la formación de nuevos hogares, en el ciclo actual las dos series presentan unas dinámicas más acompasadas, lo que sugiere un mayor soporte de los fundamentales detrás del crecimiento reciente del sector".
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