La compraventa de viviendas en España supera ya los niveles de hace una década, justo cuando explotó la burbuja inmobiliaria. El año pasado cerca de 562.000 viviendas cambiaron de manos en el mercado español. Una cota que supera ya las 510.000 adquisiciones que se marcaron cuando arrancaba la crisis en 2008. Un año antes el boom del ladrillo marcaba máximos con 790.000 operaciones.
En la expansión del mercado inmobiliario están teniendo un papel protagónico los extranjeros, que concentran casi una de cada cinco operaciones de compra de vivienda en España. El año pasado los extranjeros compraron 103.608 casas en el mercado español, un 3,4% más, según los datos del Consejo General del Notariado.
Por segundo año consecutivo las operaciones selladas por comprador foráneos superan la cota de las 100.000 y confirma un crecimiento continuo durante los últimos siete ejercicio. Unos niveles con los que se duplican los niveles de 2012 (50.314 compras) y con los que se triplican los del primer año de la crisis (se realizaron 34.712 compras en 2008).
La compraventa de casas por extranjeros sigue creciendo, pero a menor ritmo. Y es que el incremento del 3,4% del año pasado es muy inferior al fuerte aumento del 14,2% de 2017. De hecho el frenazo se ha notado sobre todo en la segunda mitad del año, con un crecimiento de sólo el 1,8%.
Los destinos elegidos por los compradores foráneos siguen siendo muy fundamentalmente los de costa. Y en algunas regiones, los inversores extranjeros tienen un peso más que significativo del total de operaciones. En Baleares, un 38,5% de todas las compras de viviendas las efectuaron extranjeros en la segunda mitad del año pasado, frente al 35 % de la Comunidad Valenciana y el 34% de Canarias.
Los no residentes compran menos pero pagan más
En los últimos años, el total de operaciones se repartían casi a partes iguales entre extranjeros no residentes en España e inmigrantes, incluso había ligera ventaja de los primeros. El año pasado esa tendencia se rompió, y el 56% de las adquisiciones las realizaron los residentes frente al 44% de los que no viven en el país.
Las compras realizadas por foráneos que no viven en España registraron su primera caída desde 2010. Efectuaron un total de 45.587 operaciones, con un descenso del 3,4%, frente al fortísimo crecimiento del 20,8% de un año antes, según los datos del Centro de Información Estadística del Notariado. Por su parte, las compras de los extranjeros que sí residen en el país alcanzaron un total de 58.089, con un incremento del 9,1%. Para unos y otros las cifras del año pasado triplican los registros de hace una década.
Las cifras récord de compra por parte de extranjeros residentes se produce en un momento en que las llegadas de inmigrantes han dejado atrás la crisis y vuelven a crecer, y las operaciones de no residentes se vinculan con el boom del turismo –que también parece haber tocado techo- y el auge del turismo residencial como una de sus facetas.
Entre ambos colectivos sigue existiendo una brecha en los precios que pagan por los inmuebles, siendo claramente superiores (un 42% más) los que abonan los que no residen en España. Mientras que los no residentes pagaron de media en sus operaciones 2.080 euros por metro cuadrado, los que ya viven en España se quedan en los 1.459 euros por metro cuadrado.
Los inversores que pagan precios más altos son los suecos, suizos, daneses, estadounidenses y alemanes y noruegos, todos con importes que se sitúan entre los 2.200 y los 2.400 euros por metro cuadrado, según los datos correspondientes a operaciones realizadas en segundo semestre del año pasado en notarías españolas.
Los británicos, los que más compran
Los mayores inversores en vivienda en el mercado español son, con mucho, los británicos. Concentraron un 14,7% del total de operaciones realizadas por ciudadanos extranjeros, con más de 15.300 adquisiciones el año pasado. Muy por delante de las poco más de 8.200 viviendas compradas por franceses, las 7.900 de los alemanes, las 7.400 de ciudadanos rumanos o las 7.000 de marroquíes.
Las compras firmadas por ciudadanos de Reino Unido cayeron durante todo un año después del referéndum sobre la salida del país de la Unión Europea, celebrado en junio de 2016. Desde entonces, y durante dos semestres consecutivos registraron descensos. En el segundo semestre de 2016 las compras de los británicos registraron un desplome del 23,6% y la caída continuó en la primera mitad de 2017, con otra caída del 16,1%.
En la segunda mitad de 2017 el apetito inmobiliario de los británicos por España se recuperó y desde entonces no ha dejado de crecer. Tras el aumento del 7,8% del segundo semestre de 2018, en el conjunto del año pasado volvieron a registrar un incremento del 7,4%.
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