La OCDE también lo dice. España tiene un grave problema de productividad y esto está relacionado con su crecimiento potencial. Si España fuera capaz de generar más riqueza por hora trabajada, por ejemplo, su capacidad para crecer sería mayor, como ocurrió entre los años 1982 y 1994, según relatan algunos informes del Banco de España. Todo ello sin entrar en la escurridiza discusión en la que están inmersas las autoridades económicas sobre dónde está la brecha de producción (ourput gap) de España, ese punto a partir del cual todo crecimiento empezará a generar desequilibrios.
Muchos son los ingredientes que entran en la coctelera de las reformas para que España pueda elevar sus tasas de productividad. El tamaño de las empresas, los sectores sobre los que reposa la actividad o la calidad del empleo, que se une a la calidad de la formación. Una muy clara tiene que ver con la innovación y la digitalización y la OCDE dedica una parte importante de su informe a esta cuestión.
Sin embargo, recalca que este proceso de digitalización de la economía --entendida como el despegue de la tecnología, de la capacidad de almacenamiento de datos o la velocidad de las comunicaciones-- conlleva que una parte de los empleos se automaticen y que otra se tenga que transformar.
Y en el caso de España, el porcentaje de empleos susceptibles de automatización es el tercero de la OCDE, solo por detrás de Eslovenia y Checoslovaquia. Entre aquellos con ingresos más bajos, este porcentaje alcanza el 30% y el 15% para aquellos que actualmente tienen mayores ingresos.
Dicho de otro modo, España necesita elevar al menos su productividad laboral --medida como el PIB generado por hora trabajada--, pero una de las palancas le expone más que la mayor parte de los países a una transformación drástica de su mercado de trabajo.
¿Cuál es la salida? Según expone la OCDE, la formación para que la digitalización no coja por sorpresa a los trabajadores sin cualificación, puesto que serán los empleos más rutinarios y mecánicos los primeros en pasar a no depender de la mano del hombre.
La OCDE recuerda que ya en los años 90, la ola de digitalización asociada a la difusión de los ordenadores personales, impulsó el crecimiento de la productividad, al menos en EE.UU. Otra cosa distinta es si el resto de los factores --la innovación o la organización del trabajo en las empresas, por ejemplo-- que afectan a la productividad neutralizan este efecto en el actual ciclo económico mundial, y en particular en España.
Ahora bien, en la actualidad y el futuro próximo, la digitalización no afectará por igual en las empresas. La OCDE recuerda que la previsión es que beneficie a los trabajadores más capacitados, dándoles herramientas para mejorar su productividad (lo que en último término debería traducirse en mejores salarios), y perjudique a aquellos trabajadores con tareas rutinarias y de menor valor añadido, porque serán progresivamente automatizadas.
Más aún, asegura que la demanda de formación para tareas más fácilmente reemplazables por procesos automáticos ya está decayendo, mientras que se está volviendo la vista a las capacidades que son complementarias con las tecnologías.
En este sentido, la OCDE considera prioritario reforzar las capacitaciones de los trabajadores para que el proceso de digitalización sea lo más provechoso e inclusivo posible, también en el caso de los que realizan tareas de carácter cognitivo, por ejemplo en el sector servicios, sobre las que la inteligencia artificial puede extender también los procesos de automatización.
"Ciertos trabajos desaparecerán, pero sobre todo la naturaleza de muchos empleos cambiará", advierte, antes de poner el acento en la necesidad de dar formación continua a los trabajadores de más edad, algo que de nuevo afectaría más directamente a España, donde el envejecimiento es más significativo que la mayoría de los países europeos.
El papel de las plataformas
Por otro lado, la OCDE señala que la digitalización, del mismo modo que transformará el mercado laboral, también modificará la forma en que se relacionan las empresas entre sí y con los consumidores. Ya está ocurriendo. No es otra cosa que el despunte de las plataformas digitales.
También en este caso, la productividad sale a relucir. El informe asegura que las que agregan información, como Booking o Tripadvisor, pueden servir a las empresas para mejorar su productividad, al conectar directamente con sus clientes y ajustar de forma rápida y con menor coste la oferta y la demanda, además de optimizar los medios de pago.
Y de nuevo, la OCDE estima que el empleo (generalmente por cuenta propia) asociado a estas plataformas alcanza entre el 0,5% y el 3%, un peso aún relativamente pequeño, pero en rápido crecimiento.
No obstante, en este caso, el informe advierte de que el empleo asociado a las plataformas es de peor calidad y peor pagado, por lo que se corre el riesgo de que se genere una progresiva desigualdad entre estos empleados y aquellos más cualificados que se 'salven' de la incipiente automatización.
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