El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha aprovechado su discurso ante la junta de accionistas para cargar con dureza contra la ambición del Gobierno español en su lucha contra el cambio climático.
El plan diseñado por el Ejecutivo de Pedro Sánchez con objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero colocará a España a la cabeza de los países de la UE en esa carrera verde. El histórico directivo, que opta a su última reelección como presidente de la petrolera para dejar el cargo en 2023, ha alertado del impacto de esa ambición en la industria nacional y en el conjunto de la economía.
“Es de admirar esa ambición. Otro cosa es que lo podamos hacer y cuáles serán los costes”, ha apuntado Brufau, sobre los términos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) que el Gobierno ha remitido a la Comisión Europea con sus objetivos de descarbonización para 2030. “El liderazgo que España quiere tener en Europa no es suficiente para cambiar el sentimiento [sobre cómo combatir el cambio climático] en otros países de Europa”.
El presidente de Repsol ha puesto en cuestión la decisión del Gobierno de disparar su objetivo de reducción de emisiones de aquí a 2030. A España, según le ha relatado, le correspondía asumir un 14% del total de recorte de las emisiones del conjunto de la Unión Europea (unos 47 millones de toneladas de CO2), pero el Ejecutivo ha acabado por multiplicar por 2,4% ese objetivo (114 millones de toneladas de CO2, un tercio de las emisiones que tenía la economía española en 2017).
Brufau ha alertado del impacto que tendrá en la industria española o en sectores concretos como el de la automoción la decisión de eliminar un tercio de todas las emisiones en apenas 13 años, al tiempo que advirtió del golpe a su competitividad en beneficio de "las industrias de otros países menos sensibles a la lucha contra el cambio climático, que tienen todo el derecho a querer crecer y a sacar a sus ciudadanos de la pobreza".
"¿Estamos simplemente trasladando nuestras emisiones a esos países menos sensibles? Cuidadado con dejar de producir para importar de los productos de esos países, cuidado con perjudicar a la industria española para favorecer la de otros países", se ha preguntado el ejecutivo. En este sentido, el presidente de la petrolera ha recordado que España está importando electricidad de Marruecos que se produce con centrales de carbón mientras que las nacionales se cierran y ha apuntado que se fomenta el coche eléctrico cuando el 60% de las baterías se fabrican en China, que produce la mitad de su electricidad con carbón.
"Es necesaria la transición energética, pero una transición eneregética que combine la reducción de emisiones con la reconstrucción del tejido industrial, Una transición ordenada y posibilista, con una senda coste-beneficio eficiente", ha sentenciado. Brufau ha defendido como imprescindible la descarbonización de la generación eléctrica como clave en la lucha contra el cambio climático, pero para conseguirla ha defendido no sólo más renovables sino también por la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías "para capturar el carbón de las centrales de carbón que se van a seguir usando en muchos países".
En cualquier caso, el presidente de Repsol ha confirmado una obviedad: que la compañía se adpatará a los objetivos ambientales que el Gobierno y que Bruselas establezcan para España en los próximos años. "No estamos para discutir las normas. Tenemos que acatar las normas", ha resumido.
Cuatro años más al frente de Repsol
La dura intervención de Antonio Brufau se ha producido en la junta que sirve para su última reelección como consejero de la petrolera y que servirá para una última renovación como presidente no ejecutivo. Brufau ha querido darse cuatro años más, su último mandato que hará que el histórico directivo de Mollerusa deje la presidencia en 2023.
Brufau se estrenó en el consejo de Repsol en 1996 y ocupa la presidencia del grupo en 2004. Sin embargo, la petrolera emprendió una reorganización de su cúpula en 2015 con que la Brufau traspasó todas las funciones ejecutivas a Josu Jon Imaz, el consejero delegado de la petrolera. El directivo de Mollerusa cuenta actualmente con 71 años, con lo que con esta nueva reelección estaría como presidente de la energética hasta los 75 años.
Junto a Brufau, los accionistas también han dado el visto bueno a las reelecciones como consejeros de Imaz, así como de José Maunuel Loureda, John Robinson West y Henri Philippe Reichstul. La compañía ha reducido el tamaño del consejo y ha dado entrada en él como nuevas consejeras independientes Aránzazu Estafanía Larrañaga y María Teresa García-Milà, con lo que un tercio de los miembros del órgano serán mujeres.
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