La empresa autonómica Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), propiedad del Govern y que opera varios trayectos de tren en esta comunidad, está a punto de tener un problema esta semana vinculado a un conflicto laboral que FGC no ha sabido resolver. Y es que siete de los 12 maquinistas que conducen el tren Regional de Lérida (RL) entre La Pobla de Segur y Lleida van a dejar la empresa para irse a Renfe, el operador público estatal. La razón es que los siete ferroviarios, cansados de cobrar menos que otros maquinistas de FGC, han aprobado el examen de ingreso a Renfe.
Se marchan ya, en algún momento de esta semana: Renfe había aceptado aplazar la incorporación de los siete conductores hasta tres meses, plazo que acaba de vencer. La Generalitat se ha negado a mejorar el convenio de estos trabajadores, que pertenecen al convenio de FGC para actividades turísticas y de montaña. Porque FGC gestiona cinco estaciones de esquí, una faceta menos conocida de la empresa: La Molina, Vallter 2000, Vall de Núria, Espot y Port Ainé están explotadas por el Ejecutivo regional, que las rescató cuando atravesaron problemas económicos.
Los maquinistas tienen el mismo convenio que los empleados de estaciones de esquí
"Esto supone entre 6.000 y 10.000 euros menos al año para los maquinistas del Regional de Lleida que para los del Área Metropolitana de Barcelona", denuncian fuentes de Comisiones Obreras (CCOO). El problema sin embargo lo van a sufrir los viajeros: tras obtener el traspaso total de competencias de la línea en julio 2016, FGC consiguió aumentar el número de usuarios de 60.000 en 2015 a 2220.000 en 2018, un incremento espectacular. El grueso de los usuarios se concentra en el tramo entre la capital ilerdense y la localidad de Balaguer, siempre en la Provincia de Lleida.
De hecho no se sabe cómo se van a cubrir los servicios. "Actualmente el servicio en la línea es habitual", responde a este medio la empresa regional. No responde FGC sin embargo a la pregunta de cómo se va a operar este trayecto a partir de esta semana, cuando ya ha vencido el plazo temporal de tres meses dado por Renfe. Algunas fuentes hablan de que se habilitarán autobuses, versión no confirmada. La empresa admite que hay un proceso de contratación urgente de maquinistas.
Ferrocarrils de la Generalitat dice que negocia un nuevo convenio "satisfactorio"
"En estos momentos, FGC está negociando un nuevo convenio colectivo para la línea con el objetivo de adecuar mejor las condiciones de los trabajadores a sus funciones", asegura FGC. "Este acuerdo pretende ser una solución satisfactoria tanto para los trabajadores como para la consolidación de un mejor servicio para las personas usuarias. Paralelamente, estamos inmersos en el proceso de selección y formación de nuevos maquinistas para la línea". CCOO exige que los maquinistas de esta línea tengan el mismo convenio que los del Área Metropolitana de Barcelona.
La operadora autonómica dice que su "compromiso" con "la línea Lleida – La Pobla, usuarios y trabajadores" se concreta en "un diálogo en marcha a nivel laboral y con un programa de inversiones y de mejora de la línea para el ejercicio 2018-19". Pero FGC no se ha abierto a negociar el convenio ante el déficit de maquinistas dejando a los viajeros con un peor servicio las próximas semanas, al no haber maquinistas disponibles por haberse largado el 60% de los que estaban. Sobre las futuras inversiones, la empresa afirma que "serán 17,4 millones de euros invertidos en esta infraestructura en el período 2018-2019, y la incorporación el 2020 de una tercera nueva unidad de tren".
La línea ilerdense ha disparado el número de viajeros en los últimos años
Asimismo, recuerda FGC, "en lo que llevamos de 2019 ha habido un incremento del 16% de la demanda de usuarios". La línea siempre tuvo fama de tener un pésimo estado de conservación y es cierto que ha mejorado ostensiblemente en los últimos años. Desde los años ochenta, el trayecto Lleida-La Pobla ha estado amenazado por un cierre que nunca se ha producido.
En 2005 se produjo el primer traspaso de competencias, pero FGC no disponía del material y el personal disponible y firmó un acuerdo con Renfe para que la segunda explotara la línea. En 2016 FGC asumió definitivamente toda la gestión. Entre otras operaciones, FGC explota dos líneas de Rodalíes (Cercanías), otras dos del Metro de Barcelona o dos trenes cremallera.
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