Economía

El Banco Santander avisa de que la actual subida de salarios puede deteriorar la economía

La entidad ve riesgos de que la subida de los salarios en un contexto de baja productividad dispare los costes laborales unitarios y reste competitividad

Rotulo de Santander en la Ciudad Financiera de Boadilla del Monte. | EFE

Nuevo aviso ante la intensa subida de los salarios que se ha desatado en España en plena moderación de la creación de empleo y sin que remonte la hoy por hoy baja productividad.

El Banco Santander se une a las voces críticas que aconsejan no perder de vista que ese cóctel de variables podría penalizar en el medio plazo la competitividad de las empresas, al elevar sus costes laborales, y, por ello, de las exportaciones, ahora que estas vuelven a ser un importante ancla del crecimiento mientras el consumo interno parece debilitarse.

Todo ello redundaría, en última instancia, en que la economía perdería tracción, sería más difícil sostener los superávit exteriores necesarios para reducir el endeudamiento frente al mundo y abrir más margen presupuestario para tratar de elevar el crecimiento potencial de la economía.

Con todo, el Banco Santander habla de un efecto en los próximos años, nada inmediato. Así lo señala en un extenso informe publicado este lunes, al tiempo que se ha conocido el último dato de subidas salariales pactadas en convenio.

Los salarios siguen creciendo

De momento, los incrementos retributivos acordados en la negociación colectiva alcanzan el 2,21% hasta mayo, lo que quiere decir que, si no aumenta la productividad, en paralelo lo harán, como está ocurriendo, los costes laborales unitarios.

Esto es extrapolable a la Administración, que prevé subidas retributivas del 2% más un 1% variable en función de la productividad para este año, y paras las empresas a las que ha afectado de lleno la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 900 euros.

En principio, esta subida podría compensarse trasladando ese coste a los precios finales, penalizando la capacidad de las empresas a la hora de competir en los mercados internacionales.

Sin embargo, resulta que la inflación se mantienen en la zona baja, y los salarios crecen ya tres veces por encima del IPC --un 3,4% en el caso de los convenios de empresa-- por lo que son las empresas las que están absorbiendo las subidas reduciendo sus márgenes. Esto estaría evitando de momento pérdidas en términos de competitividad-precio.

El Banco de España ya ha alertado de esta situación anómala dentro de la lógica macroeconómica. En el último informe anual, el banco emisor señalaba que se trata de un proceso que se está extendiendo a toda la zona euro y que haría pensar que quizás se ha roto la transmisión entre costes laborales e inflación.

En cualquier caso, la institución ha advertido con anterioridad de que las empresas podrían tener que elegir en un futuro indeterminado entre subir salarios y trasladarlos a los precios o frenar esta escalda retributiva, toda vez que los márgenes empresariales ahora existentes son finitos. No obstante, la apuesta del banco emisor es por una tercera vía, la ganancia de productividad.

En este mismo sentido, el informe del Banco Santander advierte: "Todas estas subidas salariales están teniendo lugar en un escenario en el que los costes laborales (agregados y unitarios o por trabajador) se mantienen bajo control. En cualquier caso, están repuntando progresivamente, lo que podría acabar afectando a la competitividad de España en los próximos años".

A esto añade que, "después de mayores incrementos de la competitividad en España en los últimos años, ahora se observa cierta estabilización, que estaría en línea con la aceleración del crecimiento y el inicio de un cambio en los precios, salarios, costes laborales unitarios y las dinámicas del empleo".

El problema no sería generalizado. De un lado, los sectores más expuestos al sector exterior son más sensibles a los cambios en los costes laborales y, por ello, están manteniendo un mayor control que otros más centrados en las ventas interiores. En este sentido, la situación es especialmente evidente en el sector de la construcción, donde las empresas están encontrado problemas para encontrar trabajadores cualificados.

En cualquier caso, el informe recalca que no se prevé un deterioro de la competitividad en lo que afecta a las exportaciones en el corto plazo.

Los salarios seguirán subiendo en 2019

Como punto de partida, el Banco Santander constata que el crecimiento del salario por empleado se aceleró un 0,8% en 2018, después de haber registrado un ritmo medio del 0,3% entre los años 2011 y 2017. Además, descuenta que este nuevo ritmo será incluso más intenso en 2019.

Sin embargo, en términos de productividad, el avance entre 2017 y 2018 solo ha sido del 0,1%, lo que ha provocado que los costes laborales unitarios hayan repuntado. Es cierto que este incremento se explica sobre todo por la caída de la productividad del 1,6% en la construcción durante el pasado año, pero no cabe duda de que esta divergencia es palpable en términos agregados.

De un lado, esto es posible porque las empresas han aprovisionado importantes colchones durante los años en los que la moderación salarial convivía con la ampliación de los márgenes empresariales. Ahora, con un vuelco en las tornas, las empresas tienen músculo para aguantar el tirón de los salarios. La pregunta es: ¿Por cuánto tiempo?

De nuevo, las exportaciones

La situación preocupa más a instituciones y servicios de estudios por cuanto se produce en un momento en el que se espera un progresivo deterioro de la demanda interna y una recuperación del sector exterior, que vendría a rellenar ese espacio.

De momento, el Banco Santander ve muy positiva la aportación de las exportaciones en lo que va de año. Según sus proyecciones, las ventas interiores se desacelerarán un 2,3% en 2019, desde el 2,9% de 2018 y 2017, antes de volver a repuntar en 2020. "Esto significa que las exportaciones netas llenarán este hueco en 2019", señala.

Así es que, de nuevo, las exportaciones están llamadas a jugar un más que importante papel en el futuro económico, a la espera de qué ocurre con salarios, productividad y, en fin, la competitividad de las empresas.

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