La sombra de una nueva crisis merodea desde hace varios trimestres sobre la economía mundial. Aunque las probabilidades de recesión a corto plazo parecen aún muy limitadas, los incuestionables síntomas de desaceleración global han llevado a muchos expertos a cuestionarse sobre las consecuencias que podrían derivarse de una recaída cuando aún están pendientes de depurar muchas de las secuelas que dejó la anterior depresión.
En este complejo entorno, España se está mostrando como uno de los países más resistentes al frenazo, con unas tasas de crecimiento que llegan a duplicar la media de la Eurozona. Y todo hace indicar que este desempeño superior continuará en el medio plazo, sin que ni siquiera la inestabilidad política en que se halla inmerso el país en los últimos tiempos haya hecho mella en la confianza de los inversores, que cada vez ven más a España como uno de los países más sólidos de la región.
"Junto con las reformas que España ha emprendido desde la crisis financiera hace una década, creemos que esto se debe a un sector corporativo más fuerte", explican los analistas de S&P en un informe en el que subrayan que "la fortaleza actual de la economía española reside en las empresas españolas, que han sufrido un impresionante proceso de desapalancamiento en la última década".
S&P resalta que el apalancamiento de las empresas españolas ha caído al 78% del PIB, frente al 117% en que se encontraba en 2007
La agencia de calificación resalta que la deuda de las empresas españolas cerró 2018 en un nivel del 78% del PIB, muy por debajo del récord del 117% que alcanzaron en 2007, en los albores de la crisis. Esta situación, unida a los bajos tipos de interés en la Eurozona, ha permitido a las empresas españolas rebajar a la mitad la carga de intereses a la que tienen que hacer frente por su deuda, lo que a su vez, limita la vulnerabilidad de España a un incremento de los costes de la deuda.
El informe de S&P hace hincapié en los pasos dados por las empresas españolas para mejorar su competitividad, un hecho plasmado en un aumento del márgenes de ganancias hasta el 43% del valor agregado bruto, una tasa cinco puntos superior a la de 2008 y también la más alta entre las principales economías de la Eurozona. En esa mejora de los márgenes ha sido clave una caída de la tasa impositiva y los recortes salariales aplicados entre 2009 y 2014, facilitados por la reforma del mercado laboral.
En cualquier caso, para aumentar la competitividad exterior de las empresas españolas ha hecho falta mucho más que un recorte de los costes laborales. La agencia destaca una serie de puntos fundamentales. En primer lugar, una incremento de la inversión empresarial -pese al proceso de desapalancamiento- hasta superar el 10% del PIB, en niveles similares a los de Alemania.
Los analistas de S&P también subrayan el enfoque exterior más diversificado de las empresas españolas, en el que las exportaciones a Asia, África y Oriente Medio ha restado protagonismo a la Eurozona. "La cuota de mercado de exportación de España se ha mantenido estable desde 2010, al igual que la de Alemania, mientras que la de Francia e Italia disminuyeron. Esto subraya la mejora de la competitividad de las exportaciones españolas", observan.
El crecimiento de la alta tecnología en el mix de exportaciones españolas aumenta la solidez del comercio exterior
En este sentido, la agencia considera que ha sido clave la mayor apuesta de las compañías españolas por los contenidos tecnológicos, de modo que las exportaciones de productos de alta tecnología supusieron un 6% en 2017, frente al 4,2% de 2007. Aunque aún muy por detrás de los niveles que la tecnología ocupa en los países del entorno europeo, la tasa de crecimiento de estos productos en España ha sido la segunda más alta de la región en la última década. "El mayor grado de contenido tecnológico subraya el movimiento progresivo de España desde competir en precio a competir en calidad en los mercados internacionales", observan los analistas, que creen que este movimiento limita el riesgo para la economía española de un encarecimiento del euro.
Por último, S&P también menciona el mayor valor agregado que aportan las empresas españolas a nivel nacional. "El valor agregado interno de España como porcentaje del total de las exportaciones brutas había aumentado al 78% en 2016, desde 75% en 2007", comentan.
"Con un menor apalancamiento y mayores márgenes de ganancia, la estrategia de crecimiento de las empresas españolas parece sostenible, incluso en un entorno de menor crecimiento, y por lo tanto coloca a la economía de España en una buena posición para expandirse aún más", señala el informe de la agencia.
Los analistas de S&P reiteran sus buenas expectativas sobre la economía española al indicar que "las empresas españolas deben permanecer en buen estado de salud gracias a los beneficios saludables y las condiciones de financiamiento flexibles. Dado que su nuevo modelo de negocios más orientado a la exportación ha demostrado ser exitoso, también esperamos que las empresas continúen logrando tasas de crecimiento más altas en el extranjero. Como resultado, deben continuar creando empleos en el hogar y apuntalar la sólida expansión económica de España".
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