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Las empresas sufrirán un silencioso aumento de costes por contratar menos

Los sueldos de los trabajadores que entran nuevos en las empresas rebajan el coste medio por trabajador al ser inferiores. Cuando la creación de empleo se modera y los salarios pactados suben, la tendencia se rompe.

Imagen de un puesto de trabajo.
Imagen de un puesto de trabajo.

El año 2019 está siendo el de la recuperación de los salarios y el incremento de los costes laborales de las empresas. La subida media pactada en convenio es del 2,1% hasta mayo, dentro de la horquilla del 2% más un 1% en función de la productividad que firmaron patronal y sindicatos en el marco del IV Acuerdo Interconfederal para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) en 2018.

Lo que no contemplaban las empresas entonces es que el Gobierno subiría el salario mínimo (SMI) hasta los 900 euros mensuales en 14 pagas desde el pasado mes de enero, con el incremento de las bases mínimas de cotización en la misma proporción que ello conlleva --un 22,3%--, ni que acabaría subiendo las bases máximas de cotización un 7%.

Todo esto ha llevado a un repunte de los costes laborales unitarios, al que además habría que sumar otro factor del que no se habla tanto, porque en realidad tiene que ver más con un efecto estadístico, pero que a la hora de la verdad eleva los costes nominales unitarios en las empresas, esto es, lo que le cuesta a cada una la producción por cada uno de sus empleados.

Se trata de lo que se conoce como deriva salarial, esa parte de la composición de los salarios que no tienen que ver con los acuerdos de negociación colectiva. Dentro de estos elementos se encuentran, por ejemplo, los pluses salariales, pero sobre todo los salarios iniciales con los que los nuevos contratados entran a trabajar en las empresas.

Dado que los recién llegados suele cobrar menos que los que ya llevan un tiempo trabajando en la compañía, estos salarios iniciales permitieron a las empresas reducir contener el coste medio por trabajador durante los años de la recuperación, cuando ha despuntado de nuevo la creación de empleo y se han empezado a firmar subidas salariales por convenio cada vez más generosas en el agregado de los pactos colectivos.

El Banco de España ya advirtió en 2018 que la recuperación de las plantillas, a golpe de menores salarios iniciales, habría propiciado un ahorro del 1,5% --entre 2014 y 2016-- en la partida salarial de las empresas durante la recuperación, lo que habría contenido los salarios medios.

Esto tenía correlación con la mayor incorporación de mujeres, jóvenes y extranjeros al empleo, que son los colectivos que a menudo perciben los peores salarios, además de que los nuevos empleados suelen tener peores salarios que los trabajadores que se jubilan.

La evolución de la deriva salarial

 

Deriva salarial.

Deriva salarial. Banco de España

Ahora, el informe anual del Banco de España correspondiente a 2018 da buena muestra de la evolución de esta deriva salarial. No aclara si la medición que se toma de los salarios negociados corresponde a lo pactado en el año o una vez aplicadas las cláusulas de revisión salarial al año siguiente.

No obstante, como se observa en el gráfico, la variación del peso del factor correspondiente a los salarios negociados (color rojo) coincide con la marcha del salario medio pactado en convenio que ofrecen las estadísticas del Ministerio de Trabajo hasta el último año de medición.

Se observa que en el trienio 2016-2018, la deriva salarial (color verde) ha sido negativa, lo que se explica, según precisa el Banco de España en su Informe Anual de 2018, "por el menor nivel retributivo de los nuevos entrantes a la situación de empleo en comparación con los anteriormente existentes".

Es decir, la creación de empleo con menores ingresos respecto a los empleos precedentes ha ejercido ese contrapeso frente a la constante mejora de los salarios pactados en los últimos tres años. Pero si esa aportación es cada vez menos negativa, quiere decir que la diferencia entre lo pactado y los salarios brutos es menor.

La moderación del empleo se nota

En este sentido, el Banco de España indica que "la magnitud de la deriva disminuyó por segundo año consecutivo y, en el futuro, se espera que continúe moderándose", en un escenario en el que, en cambio, se prevén mayores subidas retributivas.

Esto sugiere que los salarios iniciales también van ganando terreno. De hecho, al margen de que el próximo Gobierno pueda seguir elevando el SMI en 2020, el acuerdo sobre negociación colectiva firmado entre patronal y sindicatos prevé que los salarios bases alcancen por convenio los 1.000 euros a finales de 2020 en aquellas empresas en las que sea posible.

Sin embargo, el mayor efecto no sería cualitativo, sino cuantitativo. En 2018 prosiguió con fuerza la creación de empleo, que incluso sigue manteniendo el pulso en 2019, aunque ya dando muestras de desaceleración, lo que no está llevando a un freno de los incrementos salariales puesto que esos nuevos salarios tienen menos peso en el agregado.

El Banco de España espera que la aportación negativa de la deriva se reduzca de nuevo en 2019. Incluso podría llegar a ser positiva, pese a que la economía española ha llegado, según algunos economistas --el debate sobre el momento del ciclo está abierto-- a un momento de máxima maduración.

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