Se ha convertido en uno de los principales debates del mundo financiero en las últimas semanas. ¿Cobrarán los bancos a sus clientes por los depósitos? La probabilidad creciente de que el Banco Central Europeo (BCE) anuncie próximamente una nueva rebaja de los tipos de interés ha vuelto a poner en cuestión la capacidad del sector para hacer frente al impacto de los tipos negativos en su balance sin trasladarlo, al menos en parte, al cliente.
Un informe reciente del propio BCE alentaba la aplicación de tipos negativos a los depósitos de los clientes -al menos a los institucionales y corporativos-, avivando la llama del debate. En un momento en el que el dinero mantenido por los particulares en las entidades bancarias se sitúa en niveles récord (en España superan los 822.000 millones de euros, según los datos publicados el lunes por el Banco de España), la posibilidad de aplicarles una tasa negativa -es decir, cobrarles por guardarles su dinero- se plantea como una opción que podría ofrecer a los bancos un alivio nada desdeñable a su difícil coyuntura actual.
No en vano, el sector ya viene padeciendo la aplicación de los tipos negativos desde hace cinco año. En junio de 2014 el banco central, presidido por Mario Draghi, tomó una decisión inédita al situar la tasa que aplica a la facilidad de depósito (la hucha en la que los bancos de la región guardan sus excesos de liquidez) en territorio negativo. Y, desde entonces, la tasa no sólo no ha regresado al terreno positivo, sino que ha ido hollando nuevos mínimos históricos, hasta situarse en el -0,4% actual, que supone para la banca europea una merma de alrededor de 8.000 millones de euros, según diversos informes.
Goirigolzarri insistía este martes en que los particulares podrían llevarse el dinero del banco si se cobran los depósitos
Ante esa situación, los bancos europeos y, más en concreto los españoles, han reaccionado rebajando los intereses que abonan a los clientes por sus depósitos a la mínima expresión. Los bancos españoles, que llegaron a abonar más de un 5% por los depósitos de los clientes a plazos de hasta un año, apenas retribuyen hoy, de media, un 0,04%. Sin embargo, y con la excepción de los clientes de mayor volumen -las grandes corporaciones e instituciones, con cuentas de varias decenas de millones- ninguna entidad ha osado hasta la fecha cruzar el umbral que supondría cobrar a sus clientes por guardar su dinero en el banco. Y no parecen dispuestos a planteárselo: "No podemos cobrar a los clientes particulares", afirman tajantes desde un banco español.
Este mismo martes ha sido el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, el que ha descartado la posibilidad. En un encuentro organizado por Servimedia ha señalado que "no veo tipos negativos en el mundo de particulares, pagar porque te lo depositen" , una postura que ha explicado: "¿Por qué no pueden entrar los tipos en terreno negativo en principio? Porque el cliente tiene una alternativa. Mientras haya circulante, efectivo, siempre tienes la alternativa de coger el dinero y llevarlo a una cámara seguridad", ha señalado, según declaraciones recogidas por Europa Press.
El mensaje de Goirigolzarri, en cualquier caso, no representa una novedad en el ámbito financiero español. En las últimas semanas han sido varias las voces que se han alzado para cerrar la puerta a una medida que supondría una revolución en la relación de los bancos con sus clientes. Uno de los más explícitos fue el presidente de la patronal bancaria, AEB, José María Roldán, quien en su participación en unas jornadas organizadas por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y la APIE en Santander afirmó que "tenemos que entender que, de facto, el límite de remuneración de los depósitos minoristas es cero. No nos planteamos la posibilidad de cobrar por estos depósitos".
Es cierto que algunas voces, en privado, resaltan lo injusto de que los bancos tengan que asumir un coste por sus depósitos mientras que no pueden permitirse hacer lo propio con sus clientes. Sin embargo, la mayoría coincide en que adoptar una medida de este tipo tiene más riesgos que beneficios para el sector. De hecho, incluso preferirían que la discusión quedara definitivamente zanjada: "El mero debate nos perjudica", apuntan fuentes financieras.
El sector teme que el mero debate sobre la posibilidad de cobrar por los depósitos afecte a su reputación social
No se trata únicamente del riesgo de que algunos clientes opten por llevarse su dinero del banco. En un escenario caracterizado por la abundancia de liquidez, la mayor parte de las entidades se muestra poco preocupada por un hipotético descenso de los depósitos en sus balances. Sin embargo, entre los bancos preocupa el daño que tendría sobre su reputación la decisión de cobrar a los clientes por guardarles su dinero. "Cuando a un cliente particular le dices que vas a cobrar por el depósito lo que piensa es que eres un bucanero", argumentaba recientemente el director de Análisis de Bankinter, Ramón Forcada.
En esta misma línea en el sector se muestran preocupados porque, en cierto modo, parezca que desde el regulador se esté animando a los bancos a imponer tipos negativos a los depósitos. "Se nos pide que cobremos por los depósitos de los clientes y, al mismo tiempo, tenemos que mejorar nuestra reputación en la sociedad. Parece una combinación complicada", indican en el sector.
Una situación anómala
En el sector creen que la solución a la encrucijada actual en que se encuentran debe venir más del lado del BCE que de ellos mismos. Y es que, advierten, lo que surgió como una medida extraordinaria para incentivar el crédito no tiene sentido ya en un momento en que los préstamos llevan ya mucho tiempo creciendo en la Eurozona.
Y, sobre todo, no creen que pueda justificarse un incremento, tal y como se viene especulando en las últimas semanas, de los tipos negativos de la facilidad de depósito a niveles del -0,5%. "Una anomalía no se soluciona aumentándola", advierten fuentes financieras.
Desde las entidades reconocen que el escenario de tipos negativos ha sido útil y ha tenido resultados positivos para el conjunto de la economía y, por ende, también para el sector financiero. Pero consideran que su utilidad ya ha pasado y que prolongarla sólo puede generar más distorsiones que beneficios, por lo que se muestran confiados en que su duración sea limitada. Sea como fuere, el sector sabe que por ahora tendrá que seguir lidiando con esta coyuntura. Y que tendrá que hacerlo sin cobrar a los clientes particulares por sus depósitos.
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