Economía

Moody's avisa a la banca: el cambio climático puede golpear sus carteras inmobiliarias

La agencia señala que la transición ecológica podría provocar una millonaria devaluación de activos que tendría efectos muy negativos en los balances del sector

Moody's avisa a la banca: el cambio climático puede golpear sus carteras inmobiliarias

Viviendas en construcción. EFE

No son buenos tiempos para el negocio bancario. La conjunción de un escenario de crecimiento económico modesto y tipos de interés en mínimos mantiene al sector desde hace años en una difícil lucha por la supervivencia, en la que arañar algo de rentabilidad se ha convertido en un desafío crítico. Las pérdidas del 45% en bolsa que arrastra la banca europea en los últimos tres años son una muestra suficientemente elocuente de esta difícil coyuntura.

Es en esta situación que el sector debe enfrentarse a una serie de nuevos riesgos que amenazan con hacer más complicada su andadura. Y entre éstos ocupan un lugar creciente todos aquellos relacionados con el cambio climático. Así lo resaltaba este lunes la agencia de calificación Moody's en un informe en el que analiza los peligros que enfrentan los bancos a causa de cuestiones relacionadas con el medio ambiente, la gobernanza y los riesgos sociales.

Aunque los analistas de la agencia observan que "la exposición actual del balance de los bancos al riesgo ambiental es generalmente baja", advierten de que "esperamos que los riesgos ambientales sean más significativos para los bancos en el futuro, en particular a medida que se acelera la transición a una economía baja en carbono, aumentan los efectos físicos del cambio climático y la política climática cambia el entorno regulatorio".

Aunque la exposición al riesgo ambiental es aún baja, la agencia considera que la amenaza irá a más en el futuro inmediato

El informe resalta que el impacto que todas estas cuestiones puedan tener sobre el sector financiero dependerá, en gran medida, del ritmo al que se ejecuten estos cambios, pero indican que, en cualquier caso, "la transición a una economía baja en carbono también crea riesgos ambientales para los bancos, ya que podría exponerlos a activos devaluados, activos que dejan de generar los rendimiento esperados antes de que lleguen al final de su vida económica".

Así, , tomando como referencia datos de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), observan que cumplir con objetivos como los que establece el Acuerdo de París provocaría una acumulación de activos devaluados entre 2016 y 2050 por un valor conjunto de 10 billones de dólares (8,85 billones de euros) que podrían dejar una huella muy onerosa en los balances de la banca.

Casi la mitad de estos activos devaluados corresponderían, además, al sector inmobiliario, ya que las construcciones podrían verse afectadas por unos requisitos de eficiencia energética mucho más estrictos que los actuales. "El riesgo es especialmente alto en los Estados Unidos y Europa occidental, donde los edificios tienen una baja rotación de existencias", apuntan los analistas de Moody's, quienes recuerdan que en Europa ya se han ensayado distintas medidas regulatorias para mejorar la eficiencia energética de algunos inmuebles.

La preocupación por los riesgos que la transición ecológica podría acarrear para el sector financiero están muy presentes en la visión de los reguladores. No en vano, hace escasas semanas, el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, se manifestaba a favor de que el riesgo climático sea incluido en los próximos test de estrés a los que serán sometido los principales bancos del continente europeo.

El papel de los reguladores es considerado clave por los expertos para instar a los bancos a prepararse ante este nuevo escenario. "El nivel de regulación ambiental directamente dirigido a los bancos es actualmente bajo. Sin embargo, esperamos que esto cambie como resultado de un aumento gradual en la regulación diseñada para: garantizar que el sistema financiero sea resistente a los riesgos relacionados con el clima; y apoyar la implementación de políticas ambientales", comentan en Moody's, donde resaltan que la Unión Europea está jugando un papel de liderazgo en este sentido. 

El BCE se ha mostrado a favor de incluir el riesgo ambiental en los criterios a evaluar en los test de estrés a la banca

En cualquier caso, el reclamo para adoptar unas políticas financieras más sensibles con el cambio climático no sólo viene del lado de la regulación, sino que inversores y accionistas se muestran cada vez más preocupados por estas cuestiones y pueden presionar para que las entidades les den un peso más relevante en su gestión. "Los bancos están cada vez más presionados para volver a enfocar su estrategia y modelos de negocio en la sostenibilidad, y para integrar las consideraciones de ESG (medioambientales, sociales y de gobernanza) en sus decisiones de inversión", indica el informe de la agencia de calificación.

En este contexto, algunas entidades españolas se han mostrado especialmente ágiles para tomar la delantera en este nuevo campo de las finanzas sostenibles. Recientemente, el presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, anunciaba la intención del banco de contar ya desde 2020 con una versión "sostenible" de cada uno de sus productos financieros. La entidad cuenta ya con préstamos especialmente dirigidos a financiar la compra de vehículos eléctricos o híbridos y ofrece créditos enfocados a la promoción de viviendas de consumo energético reducido, mientras que otro de sus grandes competidores, Santander, también ha lanzado iniciativas similares, bonificando incluso la concesión de hipotecas para viviendas energéticamente eficientes.

Moody's reconoce que el desarrollo de las finanzas sostenibles puede representar una oportunidad para generar nuevos flujos de financiación y reforzar su relación con los clientes. No obstante, advierten desde la agencia, los riesgos potenciales parecen muy superiores, no sólo por lo que pueda suponer de mayores restricciones de capital, devaluación de activos o multas por incumplimientos de las nuevas regulaciones. "La nueva regulación también agregará costes de cumplimiento y los bancos pueden renunciar a negocios actualmente rentables debido a la forma en que podrían evolucionar a largo plazo", indican los analistas.

Salir de la versión móvil